INTRODUCCIÓN
En el texto, se analiza la importancia de la ética en los negocios, así como, el compromiso y responsabilidad social que deben asumir las empresas y los empresarios[1] en el mundo actual de los negocios, en los mercados, tanto locales como globales.
Es de puntualizar, que el adecuado abordaje de los ejes temáticos en mención, se están convirtiendo en parte de los factores fundamentales de éxito o de fracaso de las compañías, y las actitudes o decisiones que al respecto enfrentan ante consumidores cada vez más informados, y grupos organizados en las sociedades, que se constituyen en componentes vitales de presión, para que las empresas cumplan con las legislaciones y respeten las instituciones reguladoras de mercados de las sociedades, donde efectúan operaciones de negocio, se están convirtiendo en factor estratégico para la creación o destrucción del valor de las compañías; por tanto, ya no debe de verse como un elemento periférico o de contexto, que se resuelve con una retórica espectacular, que no se traduce en hechos concretos, o cuyas conductas fácticas de las firmas, son totalmente lo contrario a lo que predican, que se encuentra escrito en sus idearios, misiones y visiones, pero que no practican.
Las empresas concentran grandes cuotas de poder en las sociedades, y los códigos de conductas explícitos que determinan sus comportamientos reales en los mercados, y las formas como realizan negocios pueden ser altamente perversos para las sociedades y en consecuencias, para los ciudadanos que consumen sus servicios o productos, siendo en muchos de los casos, los efectos negativos para toda la sociedad.
En los países del primer mundo, con legislaciones duras, institucionalidades fuertes, competencia real en los mercados y consumidores altamente informados, las empresas se ven con límites claramente definidos, los cuales en términos formales en generales respetan y cuando violan las leyes, alguna consecuencia tienen, tanto a nivel legal, como en la pérdida de mercado. Lo anterior no es aplicable para mercados poco desarrollados de países del tercer mundo, cuyo desarrollo institucional es endeble, con legislaciones complacientes que no se aplican, y donde en muchos de lo casos abierta o vedadamente se trata de favorecer siempre a las empresas que con sus actividades económicas en la elaboración de bienes o prestación de servicios, afectan directamente a los consumidores y a la sociedad en general, por la forma en que hacen negocios, el irrespeto al medio ambiente, el irrespeto a los derechos laborales de los empleados, por la evasión y/o elusión de impuestos que practican; todo lo anterior se ve favorecido por las frágiles legislaciones vigentes.
En el desarrollo del documento, se analiza el papel de la ética en el actual contexto de economías globales, el significado y repercusiones financieras que enfrentas las firmas y los empresarios por conductas antiéticas, las repercusiones que ello tiene, en la destrucción de valor, se aborda el papel del capital humano, como fuente creadora del capital intelectual que se constituye en la riqueza de mayor valor para las firmas. Finalmente se hacen algunas consideraciones sobre las perspectivas del capitalismo de cara al futuro.
ÉTICA, MERCADOS Y EMPRESAS
No obstante, los notables e indiscutibles avances alcanzados en algunas sociedades con mercados emergentes, las empresas siempre concentran tanto poder como para operar con niveles significativos de impunidad, sin embargo, aunque de manera lenta y algunas veces poco perceptible, la realidad está cambiando, los consumidores y la sociedad comienzan alzar su voz frente a las practicas de negocios poco éticas de las empresas, donde mienten convenientemente a su favor con campañas publicitarias multimillonarias, respecto a la calidad de un producto o servicio, que genera costos periféricos, cargado sele a los consumidores, encareciendo el precio total del servicio o mercancía que ofertan, desarrollando propaganda engañosa, sobre supuestas cualidades y características, precios excesivos y abusivos con que extraen plusvalía a los consumidores que les permite su condición de ser firmas monopólicas u oligopolicas en los mercados donde operan, la manera poco diligente y en algunos casos irresponsable con que atienden los reclamos de los consumidores y el trafico de influencias que muchas de ellas, tienen sobre las instituciones encargadas de su control.
En sociedades donde pareciera que la institucionalidad del Estado se pone de parte de las empresas, la información y la organización de los consumidores y la sociedad es determinante para enfrentar a firmas que operan en impunidad y que en algunos casos gozan de la protección del Estado y cuyas formas de hacer negocio, no solo impacta sobre sus clientes sino que, sus externalidades algunas muchas veces tienen elevados costos ambientales tienen que ser asumidos por la sociedad en su conjunto que al traducirse en valor económico representan una gran destrucción de riqueza para la sociedad los cuales se pagan a través de impuestos que paga la población o con créditos internacionales que hacen los Estados para mitigar los daños, un buen ejemplo de esto son los impactos ambientales causados en la Cordillera del bálsamo por las distintas empresas que han construido en la zona, generando potenciales riesgos que fueron desencadenados por el terremoto del 11 de enero de 2001 y cuyos resultados fueron muertos y destrucción de patrimonio familiar en las colonias Colinas I y II y mucho miedo y zozobra en las demás urbanizaciones ubicadas al pie de la cordillera, especialmente en Pinares de Suiza. Seguramente las empresas urbanísticas, que construyeron en la zona, no se van a responsabilizar de los costes ambientales que implicara hacer de la zona un lugar de menos riesgos, al final de la historia será el estado el que pagara la mitigación del daño ambiental en la zona aunque ello implique la profundización de la destrucción del ecosistema de la Cordillera del Bálsamo.
Las empresas deben de aprender que el compromiso ético y la responsabilidad social en el mediano plazo serán determinantes, para que mantengan su presencia en los mercados así como su existencia misma en la sociedad, por tanto en un problema que involucra directamente a dueños en las firmas familiares y accionistas en las compañías realmente corporativas (que en general solo las transnacionales cumplen con esta condición) también debieran de considerar a otros actores claves como los son los empleados, proveedores, clientes, la competencia,, las comunidades afectadas directamente (tanto en los impactos negativos como positivos), el medio ambiente y el entorno de país y/o de región económico, político y social.
En una época, donde las relaciones económicas universalizadas casi a nivel planetario, están aun basadas en EL enfoque de economías de libre mercado, todavía fuertemente influenciadas por las concepciones y políticas, promovidas desde el CONSENSO DE WASHINGTON (capitalismo neoliberal) particularmente en las del tercer mundo, que destruyeron todo el tejido social de nuestros países, con el desmontaje del Estado benefactor Keynesiano, el cual, funcionaban de manera incipiente especialmente en América latina y particularmente en Centroamérica y El Salvador.
Frente a sociedades vulnerables, con Estados frágiles, el imperativo ético más importante que enfrentan nuestras economías, es en torno a la responsabilidad social que la actual coyuntura histórica demanda de los empresarios y las compañías, lo cual, se constituye en una paradoja, cuando se comparan los comportamientos fácticos asumidos en los mercados por las empresas y empresarios de las más diversas industrias, cuyas conductas se contextúan en un amplio abanico, que oscilan desde los enfoques que consideran como el único objetivo de las compañías es maximizar las ganancias a cualquier costo y lograr los más elevados niveles de utilidades posibles para sus dueños o accionistas, soslayando así cualquier tipo de compromiso con la sociedad donde realizan sus operaciones, llevándoles a no asumir ninguna clase de costes que amenace la alta rentabilidad, aun eludiendo o evadiendo impuestos, este es el caso de algunas de las compañías y empresarios que operan en el mercado Salvadoreño. Pasan por alto que sus actividades generan externalidades, que en la gran mayoría de situaciones provocan impactos negativos, que implican altos costos, de los cuales no asumen, sino que por el contrario, los tiene que pagar tarde o temprano la sociedad en su conjunto, especialmente las mayorías empobrecidas de la sociedad que terminan cancelando la factura de las altas utilidades de las empresas.
A pasar del panorama sombrío sobre el comportamiento de las empresas en los mercados poco desarrollados y emergentes en el tercer mundo, también hay enfoques y prácticas empresariales respetuosas, que consideran que la sociedad y los consumidores son cada vez más sensibles a los comportamientos éticos de las empresas, esto se da en muchos de los mercados del primer mundo, donde en los países industrializados existen consumidores cada vez más informados, organizados y protagonistas, donde sus derechos se protegen severamente en las legislaciones vigentes, con instituciones que realmente funcionan y son efectivas, se promociona y se regula desde el Estado la libre competencia, tanto con leyes antimonopolicas y de libre competencia, protegiendo los legítimos derechos de los consumidores naturales o jurídicos a nivel individual y colectivo, por tanto, son falaces los paradigmas que se imponen como verdades elevadas a la categoría de dogma absoluto en los mercados del tercer mundo, donde el cliché que se afirma es menos Estado es igual a más mercado, resultando ser parte de una expresión fundamentalista conveniente para los ganadores del modelo, beneficiados con el desmantelamiento del Estado keynesiano a través de los procesos de privatización, donde se quedaron con los activos propiedad de la sociedad que administraba el Estado, o asumieron la prestación de manera monopólica u oligopolica de servicios que en el pasado reciente, fueron parte del rol fundamental del Estado.
Las experiencias económicas exitosas más recientes, han desvirtuado tales expresiones y la realidad de los hechos, parece indicar todo lo contrario donde, solo un Estado fuerte, capaz de garantizar la libre competencia y el irrestricto respeto de los derechos de los consumidores, a través de las instituciones y la legislaciones, se regula a las empresas, para que no externalicen los costes e impactos negativos de sus negocios a la sociedad, se puede contribuir a desarrollar realmente el libre mercado, para beneficio de toda la sociedad, y no únicamente para el enriquecimiento de algunas empresas y empresarios[2], que por estar generalmente ligadas al poder político en América latina han construido una plataforma de privilegios que les ha permitido tener inmensas fortunas en muy pocos añ
COMPORTAMIENTOS ANTIÉTICOS, DESTRUCCIÓN DE VALOR Y LOS IMPACTOS FINANCIEROS EN LAS COMPAÑÍAS Y LOS EMPRESARIOS
No obstante, la sensación de impunidad de las empresas, a expensas de los consumidores y la sociedad, que reflejan los mercados del tercer mundo; en la actualidad, parece haber, un consenso mayor de los impactos financieros que enfrentan las organizaciones que han tenido comportamientos antiéticos, que operan en mercados cada vez más mundializados y complejos y por muy caótico que parezca el ámbito de los negocios, es de esperar que las nuevas realidades en los mercados y las sociedades cada vez más exigentes, abran un importante espacio que redimensione los comportamientos éticos en los negocios, como efecto de los sonados fracasos y quiebras de empresa que han enfrentado millonarias multas que después de largos procesos legales tuvieron que pagar.
Las empresas en general y las corporaciones transnacionales en especial que únicamente buscan enormes ganancias en el corto plazo atropellando con sus hechos los derechos de las sociedades donde se instalan, destruyendo el medio ambiente y manipulando a los gobiernos, instituciones y legislaciones a su antojo y conveniencias para lo cual hacen uso de todos los medios a su alcance a través de la presión política directa e indirecta, recurren al soborno, el chantaje y la negociación conveniente.
Todo lo anterior va formando una percepción perniciosa, de mucha desconfianza y repudio en algunos casos, llevando a la configuración de una muy mala imagen y actitud negativa que afrontaron ante la sociedad[3], que condujo en el pasado reciente a varias corporaciones en los Estados Unidos a tener millonarias pérdidas, destruyendo valor de los accionista y la sociedad, conduciendo a la quiebra a algunas firmas multinacionales, como consecuencia de ello.
Por tanto, la práctica demuestra que las conductas éticas de las empresas y los empresarios principalmente, constituyen un buen negocio para ellas en primera instancia, sus consumidores y la sociedad en general, en un juego positivo que debido a las regulaciones y la movilización organizada de los consumidores y organizaciones ambientalistas, puede resultar ganar – ganar.
En un mundo cada vez más globalizado, los organismos multilaterales han llevado al primer plano, en la agenda de discusión mundial, la preocupación por el acelerado incremento de la pobreza y en consecuencia, el grave deterioro de las condiciones de vida sobre grandes regiones y continentes[4]; paralelamente un reducido número de empresas transnacionales e individuos atesoran grandes cantidades de riquezas sin parangón en la historia, como resultante de un proceso de mundialización, voraz que ha puesto al ser humano al servicio del capital. Estas realidades imponen profundos análisis y reflexiones que comprometan a gobiernos, empresarios y compañías.
La producción social de la riqueza y la apropiación privada de la distribución, es la contradicción fundamental de la formación social capitalista desde sus origen, desarrollo y frecuentes crisis, que ha enfrentado a lo largo de su historia, es justamente una de los descubrimientos y criticas fundamentales que elaboro Carlos Marx, en su obra principal denominada el Capital, donde formuló su famosa y controversial tesis sobre la teoría del valor, con las diversas formas de plusvalía que presenta, refiriéndose al capitalismo de la primera revolución industrial, que seguramente a variado muchísimo en su forma, modalidades y desarrollo, impulsado principalmente, por la revolución científico digital y genética, pero que en su esencia, se mantiene constante, en cuanto que acumula mucha riqueza en pequeños grupos e individuos en las sociedades, engendrando pobreza en las inmensas mayorías populares, excluyéndolas y lanzándolas a sobrevivir en condiciones de miseria, donde entran a un circulo perverso sin oportunidades, ya que la exclusión genera pobreza, y la pobreza mantiene a las personas que la viven, en exclusión que el mismo Marx llamo proceso de pauperización del trabajo.
Las empresas deben rectificar y comprometerse, con procesos de desarrollo sostenible en las sociedades donde operan, lo cual significa, cumplir con todo el ordenamiento jurídico – legal normativo vigente, que las lleve a asumir con responsabilidad y diligentemente sus obligaciones fiscales y laborales en toda su dimensión, sin embargo, no es suficiente, se requiere que se involucren llanamente en la solución de los grandes problemas que enfrenta la sociedad y contribuir con la sustentabilidad ambiental que en el largo plazo, les permite la sostenibilidad de los recursos naturales que toman de las sociedades y un poco de más certidumbre en sus operaciones empresariales, en un mundo donde la escasez de recursos naturales está abriendo una verdadera guerra mundial por los suministros y el control de las materias primas en general y los comodities[5] en particular.
El observar comportamientos éticos les exige ser consecuentes con prácticas financieras que en el mediano y largo plazo se convertirán en negocios altamente rentables ya que su sostenibilidad radicará en que como compañías se mejore sustancialmente su imagen, se elevara la autoestima de sus trabajadores, les evitara problemas con la ley que en el caso nacional tal situación no tiene mucha relevancia para los empresarios, pero que cuando operen en mercados internacionales deberán acatar y respetar las leyes vigentes de esos países o bloques regionales, les elimina gastos innecesarios y les garantiza respeto de la sociedad.
Las empresas para tener éxito, deben de centrarse en formular estrategias de permanente innovación, que les genere ventajas competitivas y totalmente compatibles con el medio ambiente y el mejoramiento de la calidad de vida de sus trabajadores y de la sociedad en su conjunto. No tienen futuro en el mediano y largo plazo, las empresas que se apropian del capital ambiental de las sociedades y lo convierten en capital económico destruyendo en muchos casos los medios de vida de las poblaciones locales y cuando se agotan los recursos naturales que explotan simplemente se marchan.
No resulta compatible, que las empresas haciendo uso de los activos ambientales de las comunidades, obtengan enormes utilidades, mientras sus trabajadores son explotados pagándoles salario mínimo, que ni siquiera cubren los productos de la canasta básica alimentaria. Mientras esta lógica perversa de funcionamiento del capitalismo neoliberal no tenga cambio alguno, es el sistema global y la manera como opera, el que se convierte en la fabrica planetaria más grande que produce pobres en todas las regiones y de todos los colores por igual, aunque en términos de género, son las mujeres cabezas de hogar, las más pobres en todo el mundo, inclusive por encima de los enfoques y la discriminación xenofóbicos y racista.
La historia de Enron[6] y Andersen[7] nos muestra los más recientes ejemplos y las consecuencias nefastas que pueden llegar a tener, para las empresas los comportamientos no éticos, cuya repercusión son de carácter financiero, lo cual en muchos casos las lleva a la quiebra, riñen con la ley, caen en problemas legales y pago de multas. Situaciones que al hacerse publicas deterioran grandemente su imagen, impactando directamente en la disminución de su flujos futuros y en consecuencia, el valor de las empresas en el mercado y en la reducción de sus ventas. Dejan de ser confiables para la población y como tal los comportamientos no éticos se convierten en procesos destructores de valor, de pérdida de riqueza que es el único idioma que entienden los empresarios de manera universal.
Hay que destacar, que los medios de comunicación han jugado un papel importante, en el destape de los escándalos financieros[8] de las corporaciones en todo el mundo, y que su desición política de independencia relativa, que los llevo a asumir la opción de informar, sobre acontecimientos que se estaban produciendo en alguna empresa, les permitió pasar a la acción con objetividad para que se conocieran las distintas versiones de los hechos que se sucedían. Sin embargo, también hay que señalar que no siempre son todos los medios de prensa, los que asumen este compromiso, en su gran mayoría, las empresas mediáticas, también ganadoras dentro del modelo neoliberal y la economía de la información y el conocimiento han guardado un profundo silencio o lo que es peor aún, tratan de justificar o de cubrir los escándalos, alterando la realidad con versiones sesgadas favorables sobre los acontecimiento que se desarrollan en torno a alguna firma, grupo financiero o empresario ya sea porque compartan interese de algún tipo directamente o por afinidad dentro de una concepción de impunidad del modelo.
EL VALOR DEL CAPITAL INTELECTUAL, EN LA GENERACIÓN DE RIQUEZA Y LOS DILEMAS ÉTICOS DE LAS FIRMAS Y EMPRESARIOS
En el siglo XXI la propiedad intelectual se ha convertido en lo más valioso que poseen las firmas, por sobre los activos físicos, en la medida que a cada día las empresas están entendiendo que en la era de la economía del conocimiento, es el capital humano lo más valioso de que disponen, porque es quien produce y sistematiza todos los activos intelectuales de las firmas constituidos por patentes, conocimientos de procesos, desarrollo de capacidades de dirección, información del cliente y marketing, inteligencia acerca de la competencia, encuestas a clientes y proveedores, tecnologías, conceptos de productos nuevos, patentes de análisis de la competencia, licencias, copyrights e ideas de mejoras o procesos[9].
Lo anterior demuestra, que los únicos que producen riqueza en esta nueva economía, son el capital humano; en consecuencia, el conocimiento que posee, el potencial creativo, sus capacidades, habilidades, y destrezas se constituyen en las fuentes fundamentales para la creación de valor, por tanto resulta como conductas antieticas, cuando los empresarios tienen como única meta, la maximización despiadada de las riquezas, planteada reduccionistamente desde una perspectiva estrictamente y burdamente financiera, soslayando los interese, necesidades, aspiraciones, anhelos y deseos de los empleados quienes no obstante que producen el valor para las empresas continuamente se les exige más esfuerzo, más producción, sacrificio, tiempo adicional sometiéndolos a procesos de angustia que en general producen impactos negativos y las consecuencias de largo plazo llegan a tener en la salud física y mental de los trabajadores(as), que en muchos casos, les deja secuelas para toda la vida.
Las concepciones empresariales y las visiones gerenciales más practicadas en El Salvador, ven en el trabajador como un insumo o recurso más, dentro de la cadena de valor, para la generación de riqueza.
Las modas y las panaceas, tales como la calidad total, la reingeniería, mejora continúan etc. Las adquisiciones y/o fusiones, tienden a enamorar a los empresarios nacionales y en algunos casos los llevan a realizar reestructuraciones, reorganizaciones de su compañías, aplicando como primera medida reducciones de personal, generando climas laborales sustentados en la amenaza del despido y la presión por mayores niveles de productividad; sin tomar en cuenta, que en el mediano y largo plazo van a tener resultados adversos con trabajadores de baja autoestima, sin motivación, propenso a sufrir más accidentes laborales y con una salud mental deteriorada. Claro que lo anterior carece de importancia, si se concibe al trabajador como una máquina que produce bienes o genera servicios. Muchos líderes de empresas (dueños, gerentes o jefes) aun no entienden que enfocar desde esta óptica el capital intelectual (capital humano) en realidad significa destruir valor de los activos en el mercado y al final de cuentas, reducen las ganancias de los accionistas propietarios de esas empresas, que es lo que más les importa.
Generalmente, los administradores pasan por alto los costos hundidos que tal actitud representa. Habría que recordar lo que ya se señalo anteriormente, que la nueva concepción del capital humano lo considera como el activo de más valor dentro de la empresas, aunque tal noción no es para nada nueva, pues solo basta recordar lo que Carlos Marx afirmaba hace más de 150 años: “solo el trabajo produce riqueza, solo el trabajo genera valor”
ÉTICA, SOCIEDAD GLOBAL Y PERSPECTIVAS DEL CAPITALISMO ACTUAL NEOLIBERAL
Sin duda que el actual modelo de globalización unipolar cuyo eje central es la economía de mercado enfocado desde la perceptiva neoliberal, plantea grandes riesgos y desafíos al capitalismo en general y el componente éticos en los negocios en particular. Los recientes sucesos de Venezuela de intento de golpe de Estado al Presidente Constitucional de Venezuela HUGO CHÁVEZ FRÍAS que llega al gobierno a través de una elección popular, han dejado en claro, que tanto el liderazgo mundial de la globalización unipolar, como los capitales nacionales dejan muy poco espacio para dar vialidad a proyectos políticos alternativos y autónomos, que se plantean otro tipo de modelo de desarrollo económico y social.
El capitalismo como modo de producción, ha acumulado muchísima experiencia en el incremento sin precedente de la producción de bienes y servicios, maximización de la ganancia, funcionando como la fabrica perfecta que ha producido cada vez, menos ricos que son más ricos, muchos más pobres, sumidos en la extrema miseria, donde cada día son más, y más pobres.
El incremento constante de la rentabilidad, sin tomar en cuenta en el pasado los daños irreversibles que le ha producido al medio ambiente llegando al límite de presionar las condiciones que hacen posible la vida sobre el planeta por la destrucción de la capa de ozono, deforestación masiva de bosques en las selvas tropicales, destrucción y agotamiento de mantos acuíferos, erosión y desertificación de tierra fértil, contaminación de aguas, aire y tierra, extinción de especies y el calentamiento global del planeta por la utilización intensiva de combustibles fósiles, que está llevando a un proceso acelerado de cambio climático, con impactos y consecuencias que aun no se pueden prever, pero que tendrán enormes costos económicos y en vidas humanas.
El capitalismo por muy arrogante y todo poderoso que parezca, en la actualidad para sobrevivir, tiene ante sí, el más grande desafió ético de su existencia, que se puede sintetizar del siguiente modo: el capitalismo para el funcionamiento de sus empresas, solo podrán sobrevivir y reproducirse, si logran niveles de ganancia razonables, lo cual, en el mediano plazo se verán obligados a replantearse las expectativas y metas de producción de valor, en la manera como ahora conceptualiza la riqueza, si logran mantener la sostenibilidad y sustentabilidad ambiental en el planeta, elevando además las condiciones y calidad de vida del capital humano como única fuente generadora de riquezas, que exige de él, una estrategia seria, sensata y estructural de combate de la pobreza, que pareciera ser una utopía de muy largo plazo, no obstante la reciente cumbre de monterrey realizada por los países más industrializados del planeta y sus invitados[10].
[1] La Responsabilidad Social Corporativa (RSC), también llamada Responsabilidad Social Empresarial (RSE), puede definirse como la contribución activa y voluntaria de las empresas al mejoramiento social, económico y ambiental con el objetivo de mejorar su situación competitiva, valorativa y su valor añadido.
La Responsabilidad Social Corporativa va más allá del cumplimiento de las leyes y las normas, dando por supuesto su respeto y su estricto cumplimiento. En este sentido, la legislación laboral y las normativas relacionadas con el medioambiente son el punto de partida.
[2] No obstante la agresiva ofensiva del capital, por desmantelar el Estado social y la participación de éste, como ente regulador o agente económico, en las economías del primer mundo, principalmente en los países europeos se mantiene un Estado social fuerte, regulador y como agente económico, no solo en las economías, nacionales, sino que regionales y globales, tal es el caso de la compañía del Estado de Francia TELECOM, que compró ANTEL en El Salvador, o el caso de Aerolíneas Argentinas comprada por IBERIA, firma del Estado Español. Paradójicamente las empresas privatizadas en el tercer mundo, con el discurso neoliberal de más mercado y menos Estado, fueron vendidas a otros Estados y pasaron de ser monopolios de los Estados nacionales respectivos, para convertirse en monopolios de estados extranjeros. ¿a caso, esto no suena a neocolonialismo?
En el texto, se analiza la importancia de la ética en los negocios, así como, el compromiso y responsabilidad social que deben asumir las empresas y los empresarios[1] en el mundo actual de los negocios, en los mercados, tanto locales como globales.
Es de puntualizar, que el adecuado abordaje de los ejes temáticos en mención, se están convirtiendo en parte de los factores fundamentales de éxito o de fracaso de las compañías, y las actitudes o decisiones que al respecto enfrentan ante consumidores cada vez más informados, y grupos organizados en las sociedades, que se constituyen en componentes vitales de presión, para que las empresas cumplan con las legislaciones y respeten las instituciones reguladoras de mercados de las sociedades, donde efectúan operaciones de negocio, se están convirtiendo en factor estratégico para la creación o destrucción del valor de las compañías; por tanto, ya no debe de verse como un elemento periférico o de contexto, que se resuelve con una retórica espectacular, que no se traduce en hechos concretos, o cuyas conductas fácticas de las firmas, son totalmente lo contrario a lo que predican, que se encuentra escrito en sus idearios, misiones y visiones, pero que no practican.
Las empresas concentran grandes cuotas de poder en las sociedades, y los códigos de conductas explícitos que determinan sus comportamientos reales en los mercados, y las formas como realizan negocios pueden ser altamente perversos para las sociedades y en consecuencias, para los ciudadanos que consumen sus servicios o productos, siendo en muchos de los casos, los efectos negativos para toda la sociedad.
En los países del primer mundo, con legislaciones duras, institucionalidades fuertes, competencia real en los mercados y consumidores altamente informados, las empresas se ven con límites claramente definidos, los cuales en términos formales en generales respetan y cuando violan las leyes, alguna consecuencia tienen, tanto a nivel legal, como en la pérdida de mercado. Lo anterior no es aplicable para mercados poco desarrollados de países del tercer mundo, cuyo desarrollo institucional es endeble, con legislaciones complacientes que no se aplican, y donde en muchos de lo casos abierta o vedadamente se trata de favorecer siempre a las empresas que con sus actividades económicas en la elaboración de bienes o prestación de servicios, afectan directamente a los consumidores y a la sociedad en general, por la forma en que hacen negocios, el irrespeto al medio ambiente, el irrespeto a los derechos laborales de los empleados, por la evasión y/o elusión de impuestos que practican; todo lo anterior se ve favorecido por las frágiles legislaciones vigentes.
En el desarrollo del documento, se analiza el papel de la ética en el actual contexto de economías globales, el significado y repercusiones financieras que enfrentas las firmas y los empresarios por conductas antiéticas, las repercusiones que ello tiene, en la destrucción de valor, se aborda el papel del capital humano, como fuente creadora del capital intelectual que se constituye en la riqueza de mayor valor para las firmas. Finalmente se hacen algunas consideraciones sobre las perspectivas del capitalismo de cara al futuro.
ÉTICA, MERCADOS Y EMPRESAS
No obstante, los notables e indiscutibles avances alcanzados en algunas sociedades con mercados emergentes, las empresas siempre concentran tanto poder como para operar con niveles significativos de impunidad, sin embargo, aunque de manera lenta y algunas veces poco perceptible, la realidad está cambiando, los consumidores y la sociedad comienzan alzar su voz frente a las practicas de negocios poco éticas de las empresas, donde mienten convenientemente a su favor con campañas publicitarias multimillonarias, respecto a la calidad de un producto o servicio, que genera costos periféricos, cargado sele a los consumidores, encareciendo el precio total del servicio o mercancía que ofertan, desarrollando propaganda engañosa, sobre supuestas cualidades y características, precios excesivos y abusivos con que extraen plusvalía a los consumidores que les permite su condición de ser firmas monopólicas u oligopolicas en los mercados donde operan, la manera poco diligente y en algunos casos irresponsable con que atienden los reclamos de los consumidores y el trafico de influencias que muchas de ellas, tienen sobre las instituciones encargadas de su control.
En sociedades donde pareciera que la institucionalidad del Estado se pone de parte de las empresas, la información y la organización de los consumidores y la sociedad es determinante para enfrentar a firmas que operan en impunidad y que en algunos casos gozan de la protección del Estado y cuyas formas de hacer negocio, no solo impacta sobre sus clientes sino que, sus externalidades algunas muchas veces tienen elevados costos ambientales tienen que ser asumidos por la sociedad en su conjunto que al traducirse en valor económico representan una gran destrucción de riqueza para la sociedad los cuales se pagan a través de impuestos que paga la población o con créditos internacionales que hacen los Estados para mitigar los daños, un buen ejemplo de esto son los impactos ambientales causados en la Cordillera del bálsamo por las distintas empresas que han construido en la zona, generando potenciales riesgos que fueron desencadenados por el terremoto del 11 de enero de 2001 y cuyos resultados fueron muertos y destrucción de patrimonio familiar en las colonias Colinas I y II y mucho miedo y zozobra en las demás urbanizaciones ubicadas al pie de la cordillera, especialmente en Pinares de Suiza. Seguramente las empresas urbanísticas, que construyeron en la zona, no se van a responsabilizar de los costes ambientales que implicara hacer de la zona un lugar de menos riesgos, al final de la historia será el estado el que pagara la mitigación del daño ambiental en la zona aunque ello implique la profundización de la destrucción del ecosistema de la Cordillera del Bálsamo.
Las empresas deben de aprender que el compromiso ético y la responsabilidad social en el mediano plazo serán determinantes, para que mantengan su presencia en los mercados así como su existencia misma en la sociedad, por tanto en un problema que involucra directamente a dueños en las firmas familiares y accionistas en las compañías realmente corporativas (que en general solo las transnacionales cumplen con esta condición) también debieran de considerar a otros actores claves como los son los empleados, proveedores, clientes, la competencia,, las comunidades afectadas directamente (tanto en los impactos negativos como positivos), el medio ambiente y el entorno de país y/o de región económico, político y social.
En una época, donde las relaciones económicas universalizadas casi a nivel planetario, están aun basadas en EL enfoque de economías de libre mercado, todavía fuertemente influenciadas por las concepciones y políticas, promovidas desde el CONSENSO DE WASHINGTON (capitalismo neoliberal) particularmente en las del tercer mundo, que destruyeron todo el tejido social de nuestros países, con el desmontaje del Estado benefactor Keynesiano, el cual, funcionaban de manera incipiente especialmente en América latina y particularmente en Centroamérica y El Salvador.
Frente a sociedades vulnerables, con Estados frágiles, el imperativo ético más importante que enfrentan nuestras economías, es en torno a la responsabilidad social que la actual coyuntura histórica demanda de los empresarios y las compañías, lo cual, se constituye en una paradoja, cuando se comparan los comportamientos fácticos asumidos en los mercados por las empresas y empresarios de las más diversas industrias, cuyas conductas se contextúan en un amplio abanico, que oscilan desde los enfoques que consideran como el único objetivo de las compañías es maximizar las ganancias a cualquier costo y lograr los más elevados niveles de utilidades posibles para sus dueños o accionistas, soslayando así cualquier tipo de compromiso con la sociedad donde realizan sus operaciones, llevándoles a no asumir ninguna clase de costes que amenace la alta rentabilidad, aun eludiendo o evadiendo impuestos, este es el caso de algunas de las compañías y empresarios que operan en el mercado Salvadoreño. Pasan por alto que sus actividades generan externalidades, que en la gran mayoría de situaciones provocan impactos negativos, que implican altos costos, de los cuales no asumen, sino que por el contrario, los tiene que pagar tarde o temprano la sociedad en su conjunto, especialmente las mayorías empobrecidas de la sociedad que terminan cancelando la factura de las altas utilidades de las empresas.
A pasar del panorama sombrío sobre el comportamiento de las empresas en los mercados poco desarrollados y emergentes en el tercer mundo, también hay enfoques y prácticas empresariales respetuosas, que consideran que la sociedad y los consumidores son cada vez más sensibles a los comportamientos éticos de las empresas, esto se da en muchos de los mercados del primer mundo, donde en los países industrializados existen consumidores cada vez más informados, organizados y protagonistas, donde sus derechos se protegen severamente en las legislaciones vigentes, con instituciones que realmente funcionan y son efectivas, se promociona y se regula desde el Estado la libre competencia, tanto con leyes antimonopolicas y de libre competencia, protegiendo los legítimos derechos de los consumidores naturales o jurídicos a nivel individual y colectivo, por tanto, son falaces los paradigmas que se imponen como verdades elevadas a la categoría de dogma absoluto en los mercados del tercer mundo, donde el cliché que se afirma es menos Estado es igual a más mercado, resultando ser parte de una expresión fundamentalista conveniente para los ganadores del modelo, beneficiados con el desmantelamiento del Estado keynesiano a través de los procesos de privatización, donde se quedaron con los activos propiedad de la sociedad que administraba el Estado, o asumieron la prestación de manera monopólica u oligopolica de servicios que en el pasado reciente, fueron parte del rol fundamental del Estado.
Las experiencias económicas exitosas más recientes, han desvirtuado tales expresiones y la realidad de los hechos, parece indicar todo lo contrario donde, solo un Estado fuerte, capaz de garantizar la libre competencia y el irrestricto respeto de los derechos de los consumidores, a través de las instituciones y la legislaciones, se regula a las empresas, para que no externalicen los costes e impactos negativos de sus negocios a la sociedad, se puede contribuir a desarrollar realmente el libre mercado, para beneficio de toda la sociedad, y no únicamente para el enriquecimiento de algunas empresas y empresarios[2], que por estar generalmente ligadas al poder político en América latina han construido una plataforma de privilegios que les ha permitido tener inmensas fortunas en muy pocos añ
COMPORTAMIENTOS ANTIÉTICOS, DESTRUCCIÓN DE VALOR Y LOS IMPACTOS FINANCIEROS EN LAS COMPAÑÍAS Y LOS EMPRESARIOS
No obstante, la sensación de impunidad de las empresas, a expensas de los consumidores y la sociedad, que reflejan los mercados del tercer mundo; en la actualidad, parece haber, un consenso mayor de los impactos financieros que enfrentan las organizaciones que han tenido comportamientos antiéticos, que operan en mercados cada vez más mundializados y complejos y por muy caótico que parezca el ámbito de los negocios, es de esperar que las nuevas realidades en los mercados y las sociedades cada vez más exigentes, abran un importante espacio que redimensione los comportamientos éticos en los negocios, como efecto de los sonados fracasos y quiebras de empresa que han enfrentado millonarias multas que después de largos procesos legales tuvieron que pagar.
Las empresas en general y las corporaciones transnacionales en especial que únicamente buscan enormes ganancias en el corto plazo atropellando con sus hechos los derechos de las sociedades donde se instalan, destruyendo el medio ambiente y manipulando a los gobiernos, instituciones y legislaciones a su antojo y conveniencias para lo cual hacen uso de todos los medios a su alcance a través de la presión política directa e indirecta, recurren al soborno, el chantaje y la negociación conveniente.
Todo lo anterior va formando una percepción perniciosa, de mucha desconfianza y repudio en algunos casos, llevando a la configuración de una muy mala imagen y actitud negativa que afrontaron ante la sociedad[3], que condujo en el pasado reciente a varias corporaciones en los Estados Unidos a tener millonarias pérdidas, destruyendo valor de los accionista y la sociedad, conduciendo a la quiebra a algunas firmas multinacionales, como consecuencia de ello.
Por tanto, la práctica demuestra que las conductas éticas de las empresas y los empresarios principalmente, constituyen un buen negocio para ellas en primera instancia, sus consumidores y la sociedad en general, en un juego positivo que debido a las regulaciones y la movilización organizada de los consumidores y organizaciones ambientalistas, puede resultar ganar – ganar.
En un mundo cada vez más globalizado, los organismos multilaterales han llevado al primer plano, en la agenda de discusión mundial, la preocupación por el acelerado incremento de la pobreza y en consecuencia, el grave deterioro de las condiciones de vida sobre grandes regiones y continentes[4]; paralelamente un reducido número de empresas transnacionales e individuos atesoran grandes cantidades de riquezas sin parangón en la historia, como resultante de un proceso de mundialización, voraz que ha puesto al ser humano al servicio del capital. Estas realidades imponen profundos análisis y reflexiones que comprometan a gobiernos, empresarios y compañías.
La producción social de la riqueza y la apropiación privada de la distribución, es la contradicción fundamental de la formación social capitalista desde sus origen, desarrollo y frecuentes crisis, que ha enfrentado a lo largo de su historia, es justamente una de los descubrimientos y criticas fundamentales que elaboro Carlos Marx, en su obra principal denominada el Capital, donde formuló su famosa y controversial tesis sobre la teoría del valor, con las diversas formas de plusvalía que presenta, refiriéndose al capitalismo de la primera revolución industrial, que seguramente a variado muchísimo en su forma, modalidades y desarrollo, impulsado principalmente, por la revolución científico digital y genética, pero que en su esencia, se mantiene constante, en cuanto que acumula mucha riqueza en pequeños grupos e individuos en las sociedades, engendrando pobreza en las inmensas mayorías populares, excluyéndolas y lanzándolas a sobrevivir en condiciones de miseria, donde entran a un circulo perverso sin oportunidades, ya que la exclusión genera pobreza, y la pobreza mantiene a las personas que la viven, en exclusión que el mismo Marx llamo proceso de pauperización del trabajo.
Las empresas deben rectificar y comprometerse, con procesos de desarrollo sostenible en las sociedades donde operan, lo cual significa, cumplir con todo el ordenamiento jurídico – legal normativo vigente, que las lleve a asumir con responsabilidad y diligentemente sus obligaciones fiscales y laborales en toda su dimensión, sin embargo, no es suficiente, se requiere que se involucren llanamente en la solución de los grandes problemas que enfrenta la sociedad y contribuir con la sustentabilidad ambiental que en el largo plazo, les permite la sostenibilidad de los recursos naturales que toman de las sociedades y un poco de más certidumbre en sus operaciones empresariales, en un mundo donde la escasez de recursos naturales está abriendo una verdadera guerra mundial por los suministros y el control de las materias primas en general y los comodities[5] en particular.
El observar comportamientos éticos les exige ser consecuentes con prácticas financieras que en el mediano y largo plazo se convertirán en negocios altamente rentables ya que su sostenibilidad radicará en que como compañías se mejore sustancialmente su imagen, se elevara la autoestima de sus trabajadores, les evitara problemas con la ley que en el caso nacional tal situación no tiene mucha relevancia para los empresarios, pero que cuando operen en mercados internacionales deberán acatar y respetar las leyes vigentes de esos países o bloques regionales, les elimina gastos innecesarios y les garantiza respeto de la sociedad.
Las empresas para tener éxito, deben de centrarse en formular estrategias de permanente innovación, que les genere ventajas competitivas y totalmente compatibles con el medio ambiente y el mejoramiento de la calidad de vida de sus trabajadores y de la sociedad en su conjunto. No tienen futuro en el mediano y largo plazo, las empresas que se apropian del capital ambiental de las sociedades y lo convierten en capital económico destruyendo en muchos casos los medios de vida de las poblaciones locales y cuando se agotan los recursos naturales que explotan simplemente se marchan.
No resulta compatible, que las empresas haciendo uso de los activos ambientales de las comunidades, obtengan enormes utilidades, mientras sus trabajadores son explotados pagándoles salario mínimo, que ni siquiera cubren los productos de la canasta básica alimentaria. Mientras esta lógica perversa de funcionamiento del capitalismo neoliberal no tenga cambio alguno, es el sistema global y la manera como opera, el que se convierte en la fabrica planetaria más grande que produce pobres en todas las regiones y de todos los colores por igual, aunque en términos de género, son las mujeres cabezas de hogar, las más pobres en todo el mundo, inclusive por encima de los enfoques y la discriminación xenofóbicos y racista.
La historia de Enron[6] y Andersen[7] nos muestra los más recientes ejemplos y las consecuencias nefastas que pueden llegar a tener, para las empresas los comportamientos no éticos, cuya repercusión son de carácter financiero, lo cual en muchos casos las lleva a la quiebra, riñen con la ley, caen en problemas legales y pago de multas. Situaciones que al hacerse publicas deterioran grandemente su imagen, impactando directamente en la disminución de su flujos futuros y en consecuencia, el valor de las empresas en el mercado y en la reducción de sus ventas. Dejan de ser confiables para la población y como tal los comportamientos no éticos se convierten en procesos destructores de valor, de pérdida de riqueza que es el único idioma que entienden los empresarios de manera universal.
Hay que destacar, que los medios de comunicación han jugado un papel importante, en el destape de los escándalos financieros[8] de las corporaciones en todo el mundo, y que su desición política de independencia relativa, que los llevo a asumir la opción de informar, sobre acontecimientos que se estaban produciendo en alguna empresa, les permitió pasar a la acción con objetividad para que se conocieran las distintas versiones de los hechos que se sucedían. Sin embargo, también hay que señalar que no siempre son todos los medios de prensa, los que asumen este compromiso, en su gran mayoría, las empresas mediáticas, también ganadoras dentro del modelo neoliberal y la economía de la información y el conocimiento han guardado un profundo silencio o lo que es peor aún, tratan de justificar o de cubrir los escándalos, alterando la realidad con versiones sesgadas favorables sobre los acontecimiento que se desarrollan en torno a alguna firma, grupo financiero o empresario ya sea porque compartan interese de algún tipo directamente o por afinidad dentro de una concepción de impunidad del modelo.
EL VALOR DEL CAPITAL INTELECTUAL, EN LA GENERACIÓN DE RIQUEZA Y LOS DILEMAS ÉTICOS DE LAS FIRMAS Y EMPRESARIOS
En el siglo XXI la propiedad intelectual se ha convertido en lo más valioso que poseen las firmas, por sobre los activos físicos, en la medida que a cada día las empresas están entendiendo que en la era de la economía del conocimiento, es el capital humano lo más valioso de que disponen, porque es quien produce y sistematiza todos los activos intelectuales de las firmas constituidos por patentes, conocimientos de procesos, desarrollo de capacidades de dirección, información del cliente y marketing, inteligencia acerca de la competencia, encuestas a clientes y proveedores, tecnologías, conceptos de productos nuevos, patentes de análisis de la competencia, licencias, copyrights e ideas de mejoras o procesos[9].
Lo anterior demuestra, que los únicos que producen riqueza en esta nueva economía, son el capital humano; en consecuencia, el conocimiento que posee, el potencial creativo, sus capacidades, habilidades, y destrezas se constituyen en las fuentes fundamentales para la creación de valor, por tanto resulta como conductas antieticas, cuando los empresarios tienen como única meta, la maximización despiadada de las riquezas, planteada reduccionistamente desde una perspectiva estrictamente y burdamente financiera, soslayando los interese, necesidades, aspiraciones, anhelos y deseos de los empleados quienes no obstante que producen el valor para las empresas continuamente se les exige más esfuerzo, más producción, sacrificio, tiempo adicional sometiéndolos a procesos de angustia que en general producen impactos negativos y las consecuencias de largo plazo llegan a tener en la salud física y mental de los trabajadores(as), que en muchos casos, les deja secuelas para toda la vida.
Las concepciones empresariales y las visiones gerenciales más practicadas en El Salvador, ven en el trabajador como un insumo o recurso más, dentro de la cadena de valor, para la generación de riqueza.
Las modas y las panaceas, tales como la calidad total, la reingeniería, mejora continúan etc. Las adquisiciones y/o fusiones, tienden a enamorar a los empresarios nacionales y en algunos casos los llevan a realizar reestructuraciones, reorganizaciones de su compañías, aplicando como primera medida reducciones de personal, generando climas laborales sustentados en la amenaza del despido y la presión por mayores niveles de productividad; sin tomar en cuenta, que en el mediano y largo plazo van a tener resultados adversos con trabajadores de baja autoestima, sin motivación, propenso a sufrir más accidentes laborales y con una salud mental deteriorada. Claro que lo anterior carece de importancia, si se concibe al trabajador como una máquina que produce bienes o genera servicios. Muchos líderes de empresas (dueños, gerentes o jefes) aun no entienden que enfocar desde esta óptica el capital intelectual (capital humano) en realidad significa destruir valor de los activos en el mercado y al final de cuentas, reducen las ganancias de los accionistas propietarios de esas empresas, que es lo que más les importa.
Generalmente, los administradores pasan por alto los costos hundidos que tal actitud representa. Habría que recordar lo que ya se señalo anteriormente, que la nueva concepción del capital humano lo considera como el activo de más valor dentro de la empresas, aunque tal noción no es para nada nueva, pues solo basta recordar lo que Carlos Marx afirmaba hace más de 150 años: “solo el trabajo produce riqueza, solo el trabajo genera valor”
ÉTICA, SOCIEDAD GLOBAL Y PERSPECTIVAS DEL CAPITALISMO ACTUAL NEOLIBERAL
Sin duda que el actual modelo de globalización unipolar cuyo eje central es la economía de mercado enfocado desde la perceptiva neoliberal, plantea grandes riesgos y desafíos al capitalismo en general y el componente éticos en los negocios en particular. Los recientes sucesos de Venezuela de intento de golpe de Estado al Presidente Constitucional de Venezuela HUGO CHÁVEZ FRÍAS que llega al gobierno a través de una elección popular, han dejado en claro, que tanto el liderazgo mundial de la globalización unipolar, como los capitales nacionales dejan muy poco espacio para dar vialidad a proyectos políticos alternativos y autónomos, que se plantean otro tipo de modelo de desarrollo económico y social.
El capitalismo como modo de producción, ha acumulado muchísima experiencia en el incremento sin precedente de la producción de bienes y servicios, maximización de la ganancia, funcionando como la fabrica perfecta que ha producido cada vez, menos ricos que son más ricos, muchos más pobres, sumidos en la extrema miseria, donde cada día son más, y más pobres.
El incremento constante de la rentabilidad, sin tomar en cuenta en el pasado los daños irreversibles que le ha producido al medio ambiente llegando al límite de presionar las condiciones que hacen posible la vida sobre el planeta por la destrucción de la capa de ozono, deforestación masiva de bosques en las selvas tropicales, destrucción y agotamiento de mantos acuíferos, erosión y desertificación de tierra fértil, contaminación de aguas, aire y tierra, extinción de especies y el calentamiento global del planeta por la utilización intensiva de combustibles fósiles, que está llevando a un proceso acelerado de cambio climático, con impactos y consecuencias que aun no se pueden prever, pero que tendrán enormes costos económicos y en vidas humanas.
El capitalismo por muy arrogante y todo poderoso que parezca, en la actualidad para sobrevivir, tiene ante sí, el más grande desafió ético de su existencia, que se puede sintetizar del siguiente modo: el capitalismo para el funcionamiento de sus empresas, solo podrán sobrevivir y reproducirse, si logran niveles de ganancia razonables, lo cual, en el mediano plazo se verán obligados a replantearse las expectativas y metas de producción de valor, en la manera como ahora conceptualiza la riqueza, si logran mantener la sostenibilidad y sustentabilidad ambiental en el planeta, elevando además las condiciones y calidad de vida del capital humano como única fuente generadora de riquezas, que exige de él, una estrategia seria, sensata y estructural de combate de la pobreza, que pareciera ser una utopía de muy largo plazo, no obstante la reciente cumbre de monterrey realizada por los países más industrializados del planeta y sus invitados[10].
[1] La Responsabilidad Social Corporativa (RSC), también llamada Responsabilidad Social Empresarial (RSE), puede definirse como la contribución activa y voluntaria de las empresas al mejoramiento social, económico y ambiental con el objetivo de mejorar su situación competitiva, valorativa y su valor añadido.
La Responsabilidad Social Corporativa va más allá del cumplimiento de las leyes y las normas, dando por supuesto su respeto y su estricto cumplimiento. En este sentido, la legislación laboral y las normativas relacionadas con el medioambiente son el punto de partida.
[2] No obstante la agresiva ofensiva del capital, por desmantelar el Estado social y la participación de éste, como ente regulador o agente económico, en las economías del primer mundo, principalmente en los países europeos se mantiene un Estado social fuerte, regulador y como agente económico, no solo en las economías, nacionales, sino que regionales y globales, tal es el caso de la compañía del Estado de Francia TELECOM, que compró ANTEL en El Salvador, o el caso de Aerolíneas Argentinas comprada por IBERIA, firma del Estado Español. Paradójicamente las empresas privatizadas en el tercer mundo, con el discurso neoliberal de más mercado y menos Estado, fueron vendidas a otros Estados y pasaron de ser monopolios de los Estados nacionales respectivos, para convertirse en monopolios de estados extranjeros. ¿a caso, esto no suena a neocolonialismo?
[3] En el caso de El Salvador, son las empresas constructoras y las firmas del sector financiero, las que tienen una imagen negativa por parte de la población, debido a la destrucción ambiental sin mitigación que generalmente practican las firmas urbanísticas, los sonados fraudes de algunas compañías financieras, si como, la falta de transparencia que les caracteriza con sus clientes.
[4] Pareciera haber una gran contradicción, en la preocupación que expresan los organismos económicos multilaterales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y los bancos regionales como el Banco Interamericano de Desarrollo, que en el discurso se pronuncian en contra del empobrecimiento de los países y de los rápidos y crecientes procesos de deterioro en que han caído las mayorías populares, hacia el umbral de la pobreza y la pobreza extrema, deteriorando las condiciones de vida de la población. Todo lo anterior, en parte como resultado de las políticas neoliberales que han impuesto en el funcionamiento de las economías de países pobres del tercer mundo, donde lo único que se logra, es que se empobrezcan aun más, con tal de que puedan pagar, la impagable deuda externa, a la poderosa maquinaria financiera global, que anualmente obliga por sus condicionalidades a transferencias netas de riqueza, que van del Sur hacia el Norte.
[5] El significado tradicional de commodities se circunscribió al de materia prima o a granel. Se trata de productos cuyo valor viene dado por el derecho del propietario a comerciar con ellos, no por el derecho a usarlos. Un ejemplo de commodity es el trigo ya que, basándose en una calidad mínima estándar, no se hace diferencia entre el trigo producido en una granja o en otra. Otros ejemplos son la electricidad o el petróleo o la banda ancha en Internet; aunque este concepto incluye también productos semielaborados que sirven como base para procesos industriales más complejos. Ejemplo: los commodities que exporta Chile son el cobre y la celulosa, los que exporta Argentina son la soja y la carne vacuna.
Otra versión define commodities como productos de fabricación, disponibilidad y demanda mundial, que poseen un rango de precios internacional y no requieren gran tecnología para su fabricación y procesamiento.
Los productos commodities no se diferencian por la marca, esto sucede porque la mayoría de las veces los productos no generan un valor adicional al cliente, es decir, no tienen un valor agregado. Ocurre generalmente porque las empresas no tienen una visión clara, y no pueden anticiparse con la suficiente exactitud a las tendencias del mercado; lo mejor para generar valor de marca es realizar un estudio cuantitativo del mercado para saber mejor cuáles son las necesidades más específicas del mercado y satisfacerlas antes que la competencia. Con el crecimiento de las bolsas de commodities a nivel mundial, se desarrollaron nuevos conceptos del término commodity financieros. La definición legal utilizada en los Estados Unidos según la cual un commodity es todo aquello que sea subyacente en un contrato de futuros de una bolsa de commodities establecida, amplió el concepto para que mediante éste, prácticamente cualquier cosa pueda ser un commodity. Hoy en día son considerados como commodities muchos activos financieros siempre y cuando no sean considerados como valores / securities, tales como las divisas, las tasas de interés o de referencia, los índices bursátiles, etc.
[6] Enron Corporation fue una empresa de energía con sede en Houston, Texas que empleaba cerca de 21.000 personas hacia mediados de 2001 (antes de su quiebra). Una serie de técnicas contables fraudulentas, apoyadas por su empresa auditora, la entonces prestigiosa Arthur Andersen, le permitieron a esta empresa estar considerada como la séptima empresa de los Estados Unidos, y se esperaba que seguiría siendo empresa dominante en sus áreas de negocio. En lugar de ello, se convirtió en el más grande fraude empresarial de la historia y en el arquetipo de fraude empresarial planificado.
[7] Entre los asesores externos de Enron Corporation, destaca el estudio “Arthur Andersen LLP”, sentenciada el sábado 16 de junio del 2002 en los tribunales federales de Houston por obstruir la justicia, destruir y alterar documentos vinculados al colapso y las irregularidades de Enron Corporation. Fueron sentenciados a pagar una multa aproximadamente de US$500,000 y además se privó al estudio de sus funciones para auditar firmas registradas en la bolsa de valores. Arthur Andersen, fue el quinto estudio más grande de asesores financieros, con más de 7,000 profesionales, cientos de socios, filiales y divisiones enteras, además de 700 clientes de los cuales, 76 cotizantes en la cartera Standard & Poor´s 500.
[8] En el caso de El Salvador, no ha estado exentó de los escándalos, ha habido una serie de empresas del sector financiero que han cometido sonados fraudes, afectando a sus clientes directos y la sociedad en general.
[9] Cerca del 60% de la riqueza que se genera en las economías en la actualidad, está determinada por el conocimiento, como fuente esencial en la construcción de valor, por tanto el capital humano se ha convertido en el eje central de las empresas en la creación del activo de más valor financiero que tienen su capital intelectual.
[10] Cumbre realizada por los países más industrializados del mundo, con el propósito de hacer un combate efectivo a la pobreza, a través de cooperación financiera y técnica por medio del Banco Mundial y otros organismos multilaterales con recursos financieros de los paies más ricos del planeta.
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