miércoles, 4 de junio de 2008

LA INVESTIGACIÓN, DOCENCIA Y PROYECCIÓN SOCIAL, EN EL CONTEXTO DE LA UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR

PRESENTACIÓN

En el texto que se presenta consideración, es un gran esfuerzo de sistematización y construcción teórica, de un enfoque que se pueda implementar en la institución, en el proceso de reconversión intelectual académico – administrativo, impulsado a través de la reforma universitaria que se está gestando, en el marco de las transformaciones curriculares desarrollas en todas las facultades y carreras de la Universidad de El Salvado en la actualidad.

El modelo elaborado, para la integración y ejecución de la investigación, docencia y proyección social universitaria se considera la concepción, política, estrategia y metodologías. Se plantea específicamente, el modo como organizar la investigación desde las perspectivas de la investigación, como eje curricular formativo, investigación científico-técnica profesional curricular y la investigación profesional integrada e institucional.

Para la proyección social, se establecen niveles de abordajes enmarcados en programas, como parte del desarrollo curricular e institucional no curricular; los cuales son: Programa de Proyección Social Curricular por Carrera, Programa de Proyección Social Curricular por Facultad, Programa de Proyección Social Curricular Institucional y el Programa de Proyección Social Institucional Extracurricular.

Se aborda la docencia como función esencial en la Formación de los futuros profesionales que gradúa la institución, planteándose la necesidad formar y especializar al docente universitario, de cara al compromiso asumido por la universidad.

La traducción operativa, de la concepción curricular propuesta como marco educativo para la solución de la crisis por la que atraviesa actualmente la Universidad de El Salvador, sólo es factible definiendo, cómo organizar metodológicamente las formas de vinculación e interacción de las funciones de investigación, docencia y proyección social en la práctica académica de la Universidad.
Mucho se ha discutido en la institución, sobre la concepción de las misiones esenciales, al nivel de seminarios curriculares, en el marco de debates universitarios, conferencias y jornadas educativas organizadas por las diferentes unidades académicas y gremios. Sin embargo, con todo el esfuerzo puesto de manifiesto por definir una concepción que facilite la nueva dimensión del trabajo académico, esto no ha sido posible; debido en parte, a que tales discusiones se han caracterizado por una alta dosis de abstraccionismo. Se quiere llegar a conclusiones exactas en el marco exclusivamente teórico, sin que en la realidad exista una práctica académica institucionalizada que trate de vincular en la actividad y acción educadora, la investigación, docencia y proyección social

En términos generales, el discurso conceptual que se maneja en la Universidad (no obstante su abstraccionismo) sobre cómo vincular las funciones básicas se puede considerar como correcto. Al respecto se plantean la investigación, la docencia y la proyección social, como tres elementos de un mismo proceso, como tres facetas de un todo monolítico e integrado, una tríada donde interactúan dialécticamente sus componentes.

No obstante, lo poco concreto y explícito de la concepción, en principio es válida. Pero, el problema no se resuelve en el plano de las reflexiones filosóficas. Las dificultades por superar se enmarcan en la búsqueda y desarrollo de una metodología que permita organizar a nivel institucional en general, y en cada una de las facultades, en el ámbito del proceso docente-educativo, instaurar exitosamente la nueva dimensión académica.

En este contexto institucional, los obstáculos que han imposibilitado un replanteamiento más acelerado del quehacer académico universitario, son de diversa naturaleza; entre ellos se encuentran: el bajo nivel académico generalizado en los docentes universitarios; el analfabetismo político-ideológico, la desmotivación; la desaplicación al trabajo, la poca idoneidad, el rutinarismo y la incapacidad de trazar una estrategia eficiente que institucionalmente defina las nuevas reglas del juego para neutralizar la oposición; ya sea ésta pasiva o activa de ciertos sectores universitarios.

Los problemas señalados tienen características muy complejas, debido a que en lo fundamental se trata sólo de aspectos actitudinales que expresan la falta de convencimiento acerca de un proceso en el cual, no creen o no están interesados estos sectores. No obstante lo anterior, las causas que engendran dicha problemática tienen motivaciones heterogéneas y hasta antagónicas. Por tanto, no a todos se les puede clasificar como antiuniversitarios, al menos que lo sean de manera consciente. En esto juega un papel importante el peso de la tradición, la resistencia normal a las transformaciones, pues a nadie puede exigírsele que modifique o cambie totalmente el perfil de la labor educativa académica que ha realizado por muchos años.

Los cambios no se dan por decretos, ni por arte de magia; requieren un proceso sistematizado y orientado a modificar las actitudes hostiles y obtusas. Cabe puntualizar también, que en esta dinámica de cambios hay sectores docentes honestos, interesados, aplicados al trabajo y lo que es mucho más esencial, convencidos de la necesidad del cambio y de elevar el nivel académico de la Universidad; sin embargo, enfrentan también serias dificultades de concepción académica y de tipo técnico-pedagógico. Éstas consisten en la valoración de que es posible organizar metodológicamente las tres funciones, encuadrándolas en los viejos planes de estudio; y lo que es más grave aún, con su disposición sincera van realizando sólo esfuerzos aislados, pretendiendo desarrollar cada una de las asignaturas en el marco de las misiones universitarias.

Estos esfuerzos individuales de algunos docentes, en la mayoría de casos bien intencionados, en la práctica carecen de toda seriedad académica; ello se debe, a que no es factible integrar las funciones por la imposibilidad que presenta una estructura educativa obsoleta con planes de estudio desintegradores, descoordinados; donde cada profesor es dueño de su asignatura y la maneja como mejor le parece, sin establecer vínculo alguno con los demás maestros que trabajan con materias del mismo ciclo académico y con los mismos estudiantes, no existiendo por tanto, en la práctica del proceso docente-educativo, ninguna relación horizontal significativa entre asignaturas. Más bien, todo el proceso se realiza desvinculado e inconexamente.

En este marco, en que se desarrolla el proceso académico, los intentos por desarrollar las asignaturas introduciendo la investigación y actividades de proyección social en el trabajo docente, se han caracterizado por ser acciones improvisadas, empiristas y totalmente alejadas del objeto de estudio que debería tener definido la asignatura.

Al estudiante, no se le ha preparado en términos teóricos, en lo mínimo, para que pueda asumir de manera responsable y consciente, las actividades extramurales. Más bien, las desarrolla por obligatoriedad únicamente; como un requisito para promover la asignatura que cursa, importándole muy poco si la labor en la comunidad contribuyó en algo o nada a resolver los problemas identificados.

La falta de un control exhaustivo, de una supervisión sostenida, de orientaciones permanentes por parte del maestro, deja al libre albedrío del educando, para que haga lo que considera conveniente, traduciéndose tal situación, en un alto grado de ganguerismo y oportunismo estudiantil.

Las actividades de investigación, que se realizan bajo este esquema están encuadradas en un marco pragmático utilitario, pues tanto, al docente como al estudiante, al margen del discurso que maneje, le interesa la comunidad como medio de aprendizaje y experimentación; como laboratorio humano, como conejillo de indias donde se obtienen los datos que el estudiante necesita, para presentar los trabajos de investigación exigidos en la cátedra respectiva.

Las investigaciones se efectúan, únicamente como actividades formales y no como auténticos estudios científicos de la realidad específica, objeto de conocimiento y transformación. Estos trabajos teóricos de campo, elaborados a partir de supuestas prácticas de proyección social, adulteran exageradamente la realidad en muchos casos. Y son presentados de manera rimbombante y con argumentaciones y datos altisonantes, con el único propósito de impresionar al profesor y obtener así una excelente calificación.

La heterogeneidad ideológica del docente universitario, en la práctica vuelve imposible la integración de asignaturas de un mismo ciclo, y los intentos realizados en esta área han fracasado. Ante tales perspectivas, cabe preguntarse qué esfuerzo representaría para el estudiante de un mismo ciclo, si por separado en cada asignatura se le fijaran verdaderos proyectos de investigación y algún tipo de práctica fuera del aula; tal situación, obligaría a un múltiple esfuerzo estudiantil que terminaría por agotarlo innecesariamente, debido a que, tanta actividad dispersa le restaría toda eficiencia y eliminaría todo valor educativo a tales acciones.

Todos los esfuerzos por desarrollar la actividad educativa vinculando la investigación, la docencia y la proyección social, por asignaturas, han sido asumidas en forma mecánica y como trabajo extracurricular. No se han valorado críticamente las consecuencias de realizar algunas prácticas denominadas de proyección social, donde realmente se fomenta la cultura de la dependencia y la subordinación, prácticas que se realizan a través de acciones asistencialistas o recreativas, que únicamente sirven como llaves para abrir las puertas de los núcleos poblacionales, de quienes se desea obtener información.

Los intentos actuales, de proyección social y de investigaciones, son muy restringidos y limitados; esto se debe, a que el ámbito de inserción en la realidad nacional ha estado delimitado y dirigido exclusivamente a la atención y prestación de servicios en comunidades marginales, asumiendo papeles asistenciales y benéficos. Este grave error de concepción y metodología, lleva en muchas ocasiones a desnaturalizar la especificidad de las carreras, al asumir tareas propias de otras especialidades.

Todos los errores señalados, de concepción metodológica y práctica en la organización de las funciones, en el proceso docente-educativo, con efectos, multicausales de los problemas estructurales de la universidad; los cuales, mientras no se resuelvan, dejarán muy pocas posibilidades de elevar la excelencia académica universitaria.

Resulta evidente que, para superar los problemas estructurales mencionados, se requiere de la potenciación y aceleración de los procesos de cambios curriculares generalizados en toda la Universidad, para que la investigación, la docencia y la proyección social, se constituyan en el eje curricular metodológico fundamental, con lo que, se logrará la integración de todas las áreas curriculares y componentes del mismo, desechando para tal propósito, el modelo por asignaturas y retomando el enfoque por unidades integrales, donde, con una adecuada planificación, sí es posible superar el aislamiento, la improvisación, el empirismo, la desorganización académica.

se podrá dar paso así, a la elaboración de un programa de investigación, docencia y proyección social en el cual, se defina el quehacer fundamental de todas las carreras y simultáneamente se precisen las actividades que progresivamente, tanto en investigación, como en proyección social, deben ir realizándose, en un marco de integración y trabajo colectivo, no sólo con docentes y estudiantes de un mismo ciclo, sino con maestros y estudiantes de todos los niveles de la carrera, y además se posibilita el trabajo académico integrado en toda la Universidad, para la solución de problemas y en la realización de investigaciones que exijan la participación de diversas carreras o diferentes facultades.

Concepción, política, estrategia y metodología para organizar la integración de la investigación, docencia y proyección social.

Se ha planteado correctamente que la investigación, la docencia y la proyección social son tres elementos del mismo proceso, pero no se ha explicado el porqué. Tampoco se ha aclarado si las tres funciones tienen la misma calidad o rango, y si hay, alguna que sirve como eje integrador de las otras. Tampoco se ha determinado, desde dónde se planifica el proceso, ni cuál hace contacto primero con la realidad. Ante tales interrogantes no existe una respuesta unánime; sin embargo, este trabajo planteará la posición que en la práctica ha demostrado ser la más acertada epistemológicamente y consecuente en el proceso de cambio.

Ante todo, la concepción de la unidad e interacción de las funciones fundamentales de la Universidad, debe considerarse como un proceso cognoscitivo, como una estrategia gnoseológica que permite la inserción, abordaje, aprehensión y transformación de la realidad nacional por la institución. En tal sentido, el principio doctrinario y la tesis metodológica sobre la cual, se edifica esta estrategia académica, tiene sus bases en la teoría leninista del conocimiento; y su respectiva interpretación y transformación, en métodos y procedimientos educativos.

La teoría del conocimiento indica el camino, la relación y el orden en que cada una de las funciones interactúa con la realidad.

La investigación, docencia y proyección social suponen el enfrentamiento, teorización y transformación de una realidad (problema) objeto de estudio, a través de todo un proceso de práctica-teoría-práctica, instrumentado didácticamente.

El fundamento metodológico de esta concepción, se expresa en términos gnoseológicos en la siguiente tesis: "de la percepción viva al pensamiento abstracto y de éste a la práctica: tal es el camino dialéctico del conocimiento de la realidad."[1] La cual define e indica cómo abordar y organizar cada una de las funciones en el proceso docente-educativo.

Trasladando la tesis anterior al marco académico, debe establecerse que en el proceso dialéctico de interacción de las funciones con la realidad objetiva, la primera que hace contacto directo con la misma, es la investigación, lo anterior se debe, a que sin ningún abordaje ni interacción directa con la realidad, no puede haber teoría, indicando que la teorización va elaborándose en el proceso mismo de investigación, a través de abstracciones que reflejan con mayor nitidez y exactitud la realidad objeto de estudio.

El lugar del análisis, interpretación y síntesis de la teoría que surge de la investigación, debe ser la docencia; por lo tanto, ésta es la segunda función que se inserta en el estudio de la realidad. Es en el marco de la docencia, donde se discuten y valoran los resultados obtenidos de la realidad, donde se elaboran nuevas hipótesis y estrategias de solución, las cuales, son traducidas en planes, proyectos y programas operativos para impulsarlos nuevamente en la realidad, como posibilidades de solución a los problemas investigados. Pero esta interacción con la realidad se desarrolla como, una fase cualitativamente enriquecida, como práctica social transformadora, lo que da paso a la tercera función: a la proyección social, como actividad superior del proceso educativo.

A través de la investigación se conoce la realidad, por medio de la docencia se interpreta, y con la proyección social se transforma; se desarrolla así, el ciclo completo del proceso de conocimiento de manera infinita. Formando integralmente a educandos y educadores en un nuevo concepto de excelencia académica.

En términos esquemáticos, el proceso planteado puede elaborarse ilustrando sus elementos de la siguiente forma: la investigación es el contacto inicial con la realidad, donde comienza la relación sujeto cognoscente(educandos y educadores) y objeto de cognición, lo cual significa el desarrollo de procesos de investigación, a través de la teorización y sistematización de la realidad que da como resultado información, conocimiento y ciencia que debe ser procesado, analizado, interpretado y reflexionado dando paso a la formulación de nuevas hipótesis para ser verificadas en la realidad a través de la formulación de estrategias de solución y en muchos de los casos formando parte de la proyección social de la universidad como práctica social transformadora y formativa que permita la consolidación de concepciones, conviccionescapacidades, habilidades, destrezas y hábitos.

La estrategia de investigación, docencia y proyección social en el hecho educativo, debe enfocarse siguiendo el camino recorrido por el proceso de cognición, materializarse y adoptar formas concretas en los diferentes escalones del conocimiento, desarrollados por educandos y educadores, escalones que se inician con las sensaciones, percepciones, representaciones, imágenes, hasta llegar a la abstracción. Los procesos de abstracción permiten la comparación, generalización y clasificación, culminando con la elaboración de categorías conceptuales de la realidad que se investiga.
El desarrollo de conceptos, es un elemento fundamental en el proceso gnoseológico para la captación y aprehensión de las cualidades y rasgos esenciales y necesarios de los fenómenos, procesos y hechos de la realidad objeto de estudio, dando paso así, a definir y consolidar el saber, a través de la concreción. La concreción del proceso cognitivo es un eslabón superior del conocimiento, donde simultáneamente hay, un desarrollo de sucesiones analítico-sintéticas, inductivas-deductivas (teorización científica-pensamiento abstracto) como producto del correcto enlace entre la práctica y la teoría. La inserción e interacción con la realidad durante todo el proceso, permite el dominio teórico, la formación de nuevos hábitos, el desarrollo de habilidades, la elaboración y cosntrución de juicios y la consolidación de convicciones, así como, el desarrollo de una concepción científica del mundo.

El desarrollo superior de los conocimientos, debe llevar a la elaboración de nuevas teorías que planteen soluciones al núcleo de problemas de las realidades objeto de estudio, también orientan al planteamiento de nuevas hipótesis, verificadas en el proceso de producción científica, así es posible, predecir el comportamiento prospectivo de los problemas vigentes en la realidad, con el objeto de formular las estrategias que permitan su transformación.

El proceso de conocimiento esquematizado y expuesto brevemente, al traducirse en estrategia académica y en la forma metodológica más adecuada de organizar y desarrollar las funciones básicas de la universidad puede plantearse de la siguiente forma: desde los procesos senso-perceptivos(realidad sensible), hasta las elaboraciones conceptuales teóricas que permitan la construccion del pensamiento abstracto transformado en teoría científica(conocimiento, ciencia y tecnología) hasta la transformación de la realidad(realidad histórico social).

La ilustración anterior muestra la forma dialéctica como tienen que plantearse las funciones en el proceso académico de la Universidad, y la estrategia a seguir para su sistematización en términos pedagógicos.

El proceso esquematizado, representa el permanente e infinito desarrollo que debe realizarse partiendo de la realidad a través de la investigación, en una espiral ascensional de profundización y teorización del objeto de cognición; luego subir al peldaño del conocimiento teórico donde deberá ser analizado, interpretado y reformulado en la docencia, para descender nuevamente a la realidad, traducido en estrategia de solución, plasmada a través de la proyección social, como práctica social transformadora y formadora; la cual, da paso a un proceso infinito de ascenso y descenso entre la práctica y la teoría.

La proyección social debe ser considerada en su doble carácter de principio doctrinario y de función académica. Será en tal sentido el eje articulador de la investigación y la docencia.

En el proceso de acción académica y concreción de las funciones en programas educativos, el planteamiento pedagógico se realiza desde la docencia, es por medio de la docencia que se elaboran los planes, proyectos y programas de investigación y proyección social; considerándose ésta como eje direccional metodológico desde donde se coordina, dirige y orienta todo el proceso académico curricular, con la participación conjunta entre educandos y educadores.

a) La investigación

La problemática de la investigación científica en la Universidad, se enmarca en el bajo nivel que experimenta dicha actividad; se halla también en la ausencia de planes y programas institucionales sistematizados; en la inexistencia de una estrategia universitaria que defina en términos generales las grandes áreas prioritarias de investigación a nivel de los problemas estructurales y coyunturales vigentes en la sociedad salvadoreña.

Se enmarca además en la carencia de cuadros intelectuales a nivel de especialistas en investigación, y de docentes investigadores, en la ineficiencia e ineficacia del organismo coordinador de investigaciones en la institución, en el deficiente control y seguimiento de proyectos de investigación; asimismo, en el carácter aislado e individual con que se desarrollan algunas investigaciones, más por iniciativa personal que como parte, de un plan previamente formulado; de igual forma, en la poca aplicación práctica y utilización que se da a los resultados de algunas investigaciones esporádicas que se realizan, enmarcadas en un contexto descriptivo y explicativo, más que aplicativo; en la ausencia de institutos o unidades de investigación a nivel de facultades o carreras, en la inexistencia de órganos de difusión permanentes, como revistas científicas y boletines informativos; así como, en una práctica educativa generalizada, donde no se aplica la investigación como recurso metodológico formativo para el educando.

La importancia de la investigación, para la Universidad de El Salvador es indiscutible, más aún, si se considera el papel que aspira desarrollar en el proceso nacional de cambio social. En tal sentido debe promoverse y formular en el corto plazo, una estrategia de investigación que posibilite la planificación en todo el contexto de la institución, en planes y programas de investigación integrados en las ciencias de la salud, ciencias naturales y tecnológicas, así como, en las ciencias sociales, donde se busque la obtención de resultados que prioritariamente se orienten a la aplicación, y por ende hacia la solución de los grandes problemas nacionales. En este contexto la investigación adquiere funciones específicas que debe cumplir, entre las que destacan las siguientes:

A) Una función diagnóstica que permita la identificación, descripción y explicación de los problemas que se aborden; con lo cual se establecerán las condiciones de factibilidad para la formulación de planes y programas de las acciones por desarrollar por medio de la proyección social.

B) Una función asesora, vinculada orgánicamente a la profundización respecto al marco problemático que se analice, con la finalidad de proponer posibilidades de solución, capaces de viabilizar los proyectos y programas de acción que se establezcan.


C) Un papel evaluador y retroalimentativo, cuya acción fundamental estará dirigida a conocer los resultados de los programas de acción universitaria desarrollados; esto, con el objeto de someter a reflexión la práctica y valorar los efectos derivados de la aplicación, así se identificarán las debilidades, errores y obstáculos con que se encontró durante su ejecución, con el propósito de eliminarlos en futuros programas; asimismo, aprovechar de manera más eficaz los aciertos obtenidos para elevar la eficiencia y optimizar recursos.

D) En cualquier ámbito que se desarrolla la investigación, asume una función comunicativa e histórica, es ahí donde, debe buscarse una permanente sistematización de las experiencias populares del pueblo salvadoreño, surgidas de su misma práctica, de esta manera se dará una dimensión científica a la riqueza del conocimiento popular desarrollado en su práctica social.

E) La investigación en su dimensión aplicativa debe tener una función previsora y transformadora. En la medida en que sea capaz de explicar los grandes problemas nacionales, se podrá predecir con justeza el curso que los mismos, tomarán en el futuro; con ello, se posibilitará la ejecución de acciones transformadoras que tiendan a minimizar o eliminar los efectos negativos para la población.

F) La investigación, debe producir nuevos conocimientos científicos, para lo cual asumirá una función teórica al sistematizar el cúmulo de elementos cognoscitivos que se desprenden de la práctica social salvadoreña y universitaria; desde luego, con el fin de enriquecer constantemente el acerbo teórico vigente en las ciencias y luego plantear nuevas hipótesis y elaborar teorías que responden a la realidad de la sociedad salvadoreño.

G) Toda investigación militante debe llevar a la transformación de la realidad de los investigadores y participantes en ella; y lo hará adquiriendo una función educativa-formativa, debido al desarrollo de actitudes críticas, analíticas y creadora, surgidas frente a los problemas investigados.

H) Finalmente, todo proceso investigativo en el contexto de una Universidad que aspira a ser popular y democrática, tiene que enmarcarse en un proceso de acción participativa; así adquirirá, la investigación, la dimensión de un ejercicio organizativo, concienciador y politizador de las mayorías populares, con la finalidad de contribuir a desarrollar la capacidad de autoanálisis y autogestionaria en la solución de sus problemas más sentidos.

De las funciones anteriormente, señaladas para el trabajo investigativo de la institución, se demanda en el corto plazo la vinculación y participación de todos los docentes y estudiantes de la comunidad universitaria en actividades investigativas. En este sentido, para organizar y sistematizar adecuadamente el proceso, se requiere de la definición de los distintos niveles en que se desarrollará tal actividad, y las características que debe adquirir en dicho proceso.

Los niveles estructurales para desarrollar la investigación en la Universidad, dentro del marco del nuevo currículum, se pueden definir de la siguiente forma:

- La investigación como eje curricular formativo.
- La investigación científico-técnica profesional curricular
- La investigación profesional integrada e institucional.

Los niveles mencionados, constituyen los elementos estructurales, las grandes áreas generales de cómo académicamente la institución debe sistematizar en su nuevo replanteamiento de reformar la investigación científica.

La investigación como eje curricular formativo

La investigación como función académica esencial, en el nuevo currículum, debe ocupar un lugar privilegiado, no sólo como el medio y el instrumento más adecuado para conocer, explicar, interpretar y proponer posibilidades de solución que coadyuven a la solución de los grandes problemas, que prioritariamente afectan a las mayorías populares, sino también, como metodología del proceso docente-educativo.

Por lo general, en los perfiles y objetivos curriculares de todos los planes de estudio actuales, se propone la formación de un profesional con una alta capacidad académica, crítica, analítica y creadora; sin embargo, el instrumental metodológico del cual, se hace uso para lograr tales propósitos es totalmente divergente, con las finalidades propuestas. Esta contradicción obedece fundamentalmente a que no se aplica la investigación, como metodología del proceso de enseñanza-aprendizaje, como medio educativo-formativo.

La investigación como eje curricular formativo no debe, en lo esencial, plantearse como objetivos la producción de nuevos conocimientos, ni la utilización práctica de los resultados obtenidos, tampoco se propone hacer de todas las carreras, profesionales en investigación, ni formar a los estudiantes como investigadores profesionales. Por tanto, la investigación en este sentido cumple más funciones pedagógicas, como metodología didáctica en la asimilación consciente de los estudiantes; y además, en el desarrollo de las capacidades de análisis, crítica, creatividad e iniciativa, para buscar el conocimiento y formarse así, una actitud científica frente a los problemas de su especialidad.

No obstante, la subordinación de los propósitos propiamente de la investigación, a objetivos formativos y de aprendizaje, esto no significa que, algunos de los estudios que se realicen puedan lograr una alta calidad científica y ser aplicables en la solución de problemas de la realidad objeto de estudio de la profesión en determinado momento. Pero debe quedar claro que, el producto final en este nivel de investigación, es la formación integral del estudiante y no la producción científica.

La investigación, empleada con estas características, se aplica como metodología del proceso docente-educativo, desde el inicio mismo, de la carrera; luego ha de generalizarse como metodología de la enseñanza, en todas las áreas curriculares, cursos y unidades de integración respectivas, es aquí, donde se desarrollan actividades y tareas de investigación desde niveles simples hasta los relativamente complejos, comprendiendo éstos, investigaciones teóricas y de campo.

La planificación de la investigación, como metodología del proceso de enseñanza-aprendizaje, por su naturaleza formativa en el educando, debe realizarse sin improvisaciones; ha de plantearse en forma detallada y clara, a fin de que el estudiante pueda comprender con facilidad, todas las indicaciones de la actividad asignada. Para ello contará durante todo el proceso con asesoría permanente, sistemática y en el momento en que más lo necesite.

La investigación formativa, debe enfocarse con toda la seriedad que tal actividad implica y lo más recomendable, es que se formule un programa de investigaciones científicas, donde se puntualicen las áreas y actividades de investigación que docentes y estudiantes deben desarrollar en cada ciclo, año académico o nivel de estudios en la carrera. Es importante destacar que la investigación cumple, prioritariamente, objetivos formativos durante los primeros tres años de la carrera, cuando ésta comprende cinco años de duración; y se dará paso después a la investigación profesional y técnica.

Los objetivos medulares que cumple la investigación como metodología de la enseñanza son:

Formar, desarrollar y estimular la actitud científica del educador, y sustancialmente del educando para un ejercicio profesional eficiente, de cualquier profesión universitaria; entendiéndose esta, actitud como el desarrollo de la consciencia y la personalidad respecto, a un mayor interés, curiosidad, búsqueda y aprecio por la información objetiva, y el descubrimiento y conocimiento de la verdad.

La formación de un pensamiento dialéctico, ordenado, lógico y claro, que le facilite la profundización del conocimiento científico de su especialidad, y de todo aquello que sea necesario para transformar la realidad.

Desarrollar capacidades intelectuales y habilidades profesionales, para identificar y definir problemas de su especialidad, mediante la aplicación del enfoque científico a través de una actitud y criterio científicos; con lo cual, se facilitará interpretar y comprender, pero aplicando y seleccionando los conocimientos y las técnicas más adecuados para resolver problemas, sabiendo evaluar objetivamente cualquier situación. Desechando el autoritarismo, el prejuicio, el criterio de subjetividad, para fundamentarse únicamente en la evidencia que proporciona la realidad.

Desarrollar habilidades y capacidades creadoras para llegar a la verdad, a fin de aprender de manera independiente y autónoma, con lo que se facilitará la solución de cualquier problema científico o técnico.

Estos propósitos señalados para la investigación formativa deben ser promovidos en todas las carreras y en todos los niveles; especialmente en los primeros años, que es donde, se le forman la concepción, actitudes, hábitos, conocimientos, habilidades científicas al educando.

En síntesis, la investigación formativa, como metodología del proceso docente educativo, juega un papel sustancial; esto se da, tanto en la formación e instrucción profesional del estudiante, con el fin de hacer factible a mediano y largo plazo una producción científica universitaria de alto nivel.

La investigación científico-técnica profesional curricular

En el currículum, al definirse las grandes áreas prioritarias de investigación para cada carrera y para las facultades, se identifica con facilidad el núcleo de problemas que a través de la investigación técnico-profesional, se debe describir, explicar, y fundamentalmente, conducir a buscar y proponer posibilidades de soluciones prácticas, realistas y factibles de ser impulsadas.

Las investigaciones científico-técnicas curriculares y con características profesionales, deben privilegiar la aplicabilidad del conocimiento producido; ser verdaderos marcos de referencia con los cuales, se puedan tomar decisiones objetivas y fundamentarse planes de acción transformadora; ello tanto a nivel institucional como nacional.

Las investigaciones científico-técnicas en las diferentes facultades, deben ser desarrolladas de acuerdo con las prioridades establecidas; y también, con planes anuales o de quinquenio, formulados y no por motivaciones o intereses individualistas de maestros y estudiantes.

En este tipo de investigaciones, no desaparece el carácter formativo de las mismas, cuando se realizan en el proceso docente-educativo; pero los objetivos fundamentales que persiguen se enmarcan en la producción científica, con carácter explicativo y aplicativo; clasificada como profesional, por la calidad y confiabilidad que deben representar sus conclusiones y resultados finales.

La investigación científico-técnica curricular, puede ser desarrollada por investigadores asignados a tiempo completo a un proyecto o programa específico, que sea necesario realizar en un momento determinado, de acuerdo con el plan elaborado; asimismo, pueden y deben participar en ella equipos docentes, quienes dedique parte de su tiempo de trabajo o proyectos de investigación. Tanto los investigadores a tiempo completo, como los equipos de docentes, dependiendo del área problemática objeto de estudio, se constituirán multidisciplinariamente, por diferentes especialidades de una misma carrera o por distintas profesiones de una misma o de varias facultades.

La investigación científico-técnica curricular, puede ser desarrollada a su vez en el proceso docente-educativo con la participación de estudiantes; a éstos se les asignarán proyectos de investigación específica, los cuales, pueden ser desarrollados durante un ciclo o año académico.

Esta clase de investigación realizada en el proceso de enseñanza-aprendizaje, sólo es posible a partir del cuarto año de la carrera; desde luego, siempre y cuando se haya realizado satisfactoriamente el programa de investigación curricular formativo y se cuente con una asesoría permanente. Asimismo, este tipo de investigación es factible de realizarse en equipos combinados de educadores y educandos, o investigadores y educandos, donde el estudiante cumple una función auxiliar muy significativa, como recurso humano que efectúa determinadas actividades dentro de un programa de investigaciones o proyectos.

Este nivel de investigación cumple objetivos curriculares, y su realización debe estar siempre subordinada a las necesidades que permanentemente demanda el currículum como proyecto social. En tal sentido, es a partir del currículum de donde deben formularse los planes y programas de investigación por realizarse; tanto por investigadores o docentes asignados a tiempo completo en un proyecto, como por docentes que parcialmente se dedican a la enseñanza y a realizar algún tipo de investigación. Asimismo, es a partir del desarrollo curricular que se define el programa de investigaciones por realizar sistemáticamente por los educandos; donde por una parte, hay que tomar en consideración la formación profesional de éste, y por otra, las necesidades sociales a las cuales se dirige el currículum.

En esta fase, la investigación debe posibilitar al estudiante, fundamentalmente, la aplicación de los conocimientos, capacidades y habilidades técnicas de la profesión, empleados en actividades investigativas para el estudio y la transformación de los problemas sociales enfocados curricularmente.
La investigación curricular científico-técnica, como la formativa, demandan la creación de instancias académicas institucionales en cada carrera, facultad y en la universidad, que se encarguen de la planificación, coordinación, conducción y control del proceso de investigación.

Estas instancias académicas pueden denominarse unidades de investigación o institutos de investigación; y deben constituirse en los medios que permitan garantizar la ejecución efectiva de los planes, programas y proyectos establecidos en el desarrollo curricular.

La investigación profesional e institucional

La investigación profesional institucional, debe estar coordinada por un organismo central de investigación de la universidad; el cual, se encargue de establecer las grandes políticas, lineamientos y normas para el estudio científico de los problemas macro estructurales del país, y sustancialmente de las mayorías populares.

La naturaleza de estas investigaciones, son esencialmente profesionales, desarrolladas por los cuadros universitarios científico-técnico en las mejores condiciones académicas. Su orientación debe estar enmarcada en el enfoque multidisciplinario de los problemas estructurales del país, en la explicación y formulación de planes alternativos de desarrollo nacional.

La investigación profesional institucional debe estar enmarcada en los principios del proyecto político universitario; por tanto, su marco de acción fundamental y su destinatario, deben ser las mayorías populares, las clases trabajadoras.

Los problemas fundamentales del país, que requieren una respuesta integral, multidisciplinaria, científica y seria, exigen la integración de equipos de investigación, constituidos por las diferentes facultades y áreas respectivas, según lo demande el problema por ser investigado.

La investigación institucional universitaria debe ocuparse del estudio de los siguientes problemas estructurales que castigan con mayor dureza a las masas populares salvadoreñas:

Temas de tanta vigencia para El Salvador y con tantas consecuencias para el futuro tales como: El de la incorporación de la mujer en el desarrollo a través de la educación, la sociedad del conocimiento, situación actual y perspectiva de la niñez y juventud, la crisis ecológica mundial y nacional, la situación de la democracia en el marco del capitalismo neoliberal en su triple dimensionalidad económica, social y política, efectos de los procesos de privatización, el orden internacional, el problema del crecimiento acelerado de la pobreza relativa y la pobreza extrema, viabilidad del desarrollo del tercer mundo, la corrupción, la delincuencia, la seguridad pública, la participación ciudadana, la descentralización y el protagonismo local, el mundo de la sociedad civil en sus diferentes formar organizativas y de su participación a nivel local, regional, nacional e internacional, la producción y valorización social y económica del conocimiento generados desde el tercer mundo, la revolución en la informática, las comunicaciones y la información, los nuevos lenguajes de la ciencia, la formación de capital humano de cara a las realidades del país, reforma social, reconversión cultural y reforma educativa, los sistemas de salud, la seguridad social, el problema del crecimiento poblacional en su relación con el desarrollo y los limites ambientales, las nuevas formas de reproducción ampliada y restringida de la fuerza laboral Salvadoreña, la sociedad internacional y el orden económico, como imperio cultural del estándar, redefinición y reforma del Estado, integración regional y Latinoamericana, Situación actual de la familia y los derechos humanos, los efectos de las migraciones de salvadoreños y los impactos de las remesas en las familias y la economía del país y el problema de la energía como encrucijada estructural para el desarrollo. Asimismo, se pueden incorporar otras temáticas mas especificas, dependiendo de la relevancia y el interés de como se presentan en cada sociedad y sean percibidos desde la universidad.


Las grandes áreas problemáticas planteadas, constituyen el núcleo central hacia donde debe dirigir todos sus esfuerzos la institución a nivel de investigación. Para lograr tales propósitos, la Universidad puede coordinar y realizar investigaciones conjuntas con otras universidades nacionales o extranjeras; de igual forma, con organismos e instituciones tanto gubernamentales como no gubernamentales, según lo considere conveniente y las necesidades así lo demanden.

En el marco que define el plan de desarrollo de la institución, todas las investigaciones de los diferentes niveles deben coadyuvar a la construcción de la Universidad popular, democrática, libre y humanista. En tal sentido, los trabajos de graduación tanto los de pregrados, como los de maestrías y doctorados, deben ser orientados en esa dirección; a su vez, cumplir una función importante en el abordaje de temáticas que permitan la resolución de problemas concretos.

También es necesario que a nivel de unidades de investigación, institutos o facultades, así como por la institución en general, se promuevan permanentes eventos científicos como jornadas científico-estudiantiles y científico-docentes; eso tendrá el objeto de ir estimulando una nueva cultura científica, tanto en educandos como educadores, que conduzca a movilizar y provocar una actitud de búsqueda, de crítica y de acción transformadora frente a la realidad.

El desarrollo de actividades científico-tecnológicas y de investigación en general, requieren del financiamiento mínimo necesario; para ello, la Universidad debe establecer y reservar las partidas que las necesidades demanden anualmente. Asimismo, deben crearse fondos para los proyectos asignados al plan anual operativo y para los planes quinquenales, buscando fuentes de financiamiento internacional, si es necesario, para lograr tales propósitos.

Como ya se ha señalado, el obstáculo sustancial para el desarrollo de la investigación radica, en la total escasez de recursos humanos calificados; de cuadros académicos capaces en las diferentes especialidades; por tanto, la formulación de una política capaz de estimular y promover la formación y estabilidad tanto económica como académica, es una estrategia por definir en el corto plazo; y donde deben retomarse los siguientes aspectos: revisión evaluación y fortalecimiento de los métodos de enseñanza de las ciencias naturales y sociales, en todo el sistema académico universitario; establecimiento de áreas y especialidades prioritarias para la creación de estudios de postgrado; institucionalizar la realización anual de eventos científico-culturales, en las diferentes especialidades de la Universidad, facilitar la asistencia de docentes investigadores a cursos de capacitación especializada, aprovechando los programas de solidaridad y cooperación científica con la institución; promover la educación y especialización continua de los docentes e investigadores a través de actividades periódicas realizadas por la institución, como la formación de círculos de estudios, conferencias, discusiones y lectura dirigida; establecimiento de un sistema de estímulos para los investigadores, en función de los resultados exitosos de sus trabajos.

En cuanto a la información y difusión del proceso investigativo, se requiere que la Universidad cuente con un excelente sistema científico-tecnológico que responda a las características del viraje académico.

La Universidad debe formular cuidadosamente un plan de adquisición de libros y textos, acordes con las prioridades curriculares y con los planes de investigación anuales o quinquenales; coordinar con las bibliotecas de facultades, escuelas y departamentos, las demandas bibliográficas que en cada ciclo se utilizarán.

En cuanto a la difusión, se requiere de una estructuración completa de la organización y funcionamiento de la Editorial Universitaria; esto persigue la finalidad de que sea capaz de responder con la edición de revistas y boletines de las diferentes unidades académicas y en la divulgación de libros de autores universitarios.

La Universidad debe generar en el interior del país, una corriente de discusión científica de los problemas nacionales, mediante espacios en los medios de comunicación de masas. Dicha estrategia debe plantearse en forma seria y consistente. Editar una revista universitaria cuyo valor científico le permita ganar espacios y prestigio internacionales.

Debe fomentar y desarrollar el periodismo científico, que tienda a elevar el nivel cultural de la comunidad universitaria y del pueblo en general.

Con el adecuado planteamiento y solución operativa de cada uno de los elementos enumerados, la Universidad podrá cumplir con las grandes tareas que se ha trazado.

La docencia universitaria

La comprensión de que el trabajo docente se da en un contexto social e histórico determinado, obliga a reflexionar sobre la necesidad de estudiar en forma crítica y con mayor profundidad, las implicaciones de la actividad docente; de estudiar tanto las características que asume, como los elementos que intervienen en la misma; además, la necesidad de participación consciente y organizada de todos los profesores, para definir lo que es su problemática y las medidas que deben o pueden adoptarse para mejorarla.

La docencia, en tanto práctica social, actividad creativa desarrollada en un momento histórico social preciso, mantiene una relación estrecha con la realidad objetiva; se organiza, sistematiza y desarrolla como proyecto intelectual académico-educativo, asume de modo explícito o implícito, consciente o inconsciente, una opción ideológica sobre el quehacer intelectual, sobre sus propósitos y significados. En efecto, en tanto proyecto para la formación de cuadros académicos; intelectuales, profesionales y técnicos, expresa, a través de una diversidad y amplitud de posibilidades teórico-metodológicas, organizativas y didácticas, una realidad, y de la relación que se establece entre ambas, mediatizadas por el montaje pedagógico y los recursos teórico-metodológicos y técnico-instrumentales, empleados para la ejecución del proceso de enseñanza-aprendizaje.

El marco expuesto en que se contextualiza el sistema docente, requiere que éste se enfoque en las múltiples dimensiones e implicaciones que tiene el desarrollo académico de la Universidad de El Salvador, que enfoque como función donde se planifican y se organizan la investigación y la proyección social, dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje.

En los planes de estudio organizados por asignaturas y desarrollados en las diferentes carreras de la Universidad, a la docencia no se le considera como una actividad que requiere de un proceso formativo importante. Se le valora como una actividad fácil y rutinaria, donde para obtener la calidad de docente no se necesita de tipo alguno de formación académica, en el área pedagógica cuando menos. Por lo general, la norma del ejercicio de la docencia en la institución, se sustenta en un título profesional universitario, o en la calidad de egresado o por egresar de cualquier carrera. De hecho el profesor se inicia con una visión deformada sobre el quehacer docente y en condiciones de ignorancia de los principios pedagógicos básicos; de las teorías de las enseñanza; de las formas de planificación y sistematización del proceso docente-educativo; de una metodología educativa integradora, participativa-colectiva; de un sistema evaluativo que garantice el adecuado control y evaluación cualitativa del logro de los objetivos propuestos. En tales circunstancias, el nuevo docente no está en capacidad de planificar, organizar, desarrollar ni conducir el proceso de enseñanza-aprendizaje adecuadamente. Los resultados obtenidos en el ejercicio de la docencia con tales limitaciones, son extremadamente pobres.

El error medular en la práctica de la docencia universitaria actual, es el de concebir que la calidad de un profesional universitario, lo acredita también como docente universitario; pero cabe preguntarse en qué condiciones puede desarrollarse el ejercicio docente en tales circunstancias. La respuesta es obvia y determinante: el docente se inicia de manera empírica, sin más nociones de su papel como maestro que las propias experiencias vividas como estudiante, sin dominio de algún tipo de herramientas pedagógico-didácticas, por lo que no le queda otro camino que reproducir las formas viciadas de trabajo docente observadas en sus profesores.

Por tanto el nuevo perfil del docente universitario deberá estar sustentado sobre la base de las tres grandes áreas de formación puntualizadas.

Como se ve, el docente universitario con una sólida formación político-filosófica, pero que no maneje el enfoque pedagógico del proceso docente-educativo, será incapaz de lograr grandes resultados en sus estudiantes. Podrá ser muy buen conferencista, dar excelentes clases, gastarse muy buenos discursos; pero difícilmente logrará llegar a ser docente y cumplir con los objetivos académicos que exige la docencia.

Asimismo, si un profesor es un excelente especialista de su profesión, pero no posee una buena formación pedagógico-didáctica, será incapaz de facilitar el aprendizaje del educando. Es natural, pues saber y enseñar son dos dimensiones muy diferentes.

En síntesis, un educador universitario, para que responda a las exigencias del nuevo currículum, en primer lugar debe ser un especialista de su carrera, en segundo término debe poseer una concepción filosófica que le permita aplicar conscientemente los conocimientos técnicos que posee y orientarlos en función de las necesidades populares, así podrá, realizarse como docente, al manejar la teoría, el método y la técnica del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Entre la necesidad del educador que requiere la Universidad en el momento histórico actual, y la realidad del recurso docente que se tiene, media una gran distancia; y ésta, en el menor tiempo posible, debe ser reducida hasta lograr una convergencia total, con lo que han de acelerarse los procesos de renovación. Ante esta situación, hay que reconocer, se han realizado grandes esfuerzos institucionales, aunque no de la manera más adecuada ni efectiva. La forma en que se ha querido resolver el problema del bajo nivel académico de los profesores universitarios ha sido generalmente por medio de cursos de capacitación; los cuales, se realizan en cada una de las facultades, o mediante cursos generales coordinados por la Secretaría de Asuntos Académicos de la institución.

Los resultados que se han obtenido, comparados con la inversión económica realizada, demuestran que los cursos o seminarios de capacitación no son la mejor solución; lo anterior se debe, a que gran parte de los que asisten, no son los más interesados en perfeccionarse ni en elevar su nivel académico; por otro lado, el desarrollo de los cursos o seminarios, en la mayoría de casos no han respondido a las expectativas de los participantes; con lo cual, se genera un alto grado de desmotivaciones, y terminan por desistir de aquéllos.

Es necesario que se replanteen la formación y perfeccionamiento del educador universitario, dado el significado vital que éste representa en el cambio; para eso, la institución debe establecer políticas generales y estrategias que vengan a resolver este complejo problema; podrán tomarse en consideración para ello los siguientes aspectos, sin los cuales será muy difícil encontrar una fórmula adecuada:

En primer lugar, se requiere que se cree el Instituto del Educador Universitario, como estructura académica de la universidad; su responsabilidad será coordinar y desarrollar los programas de perfeccionamiento docente.

Lo anterior se justifica, por cuanto la docencia constituye la función que tradicionalmente absorbe casi en su totalidad, el trabajo académico que desarrolla la Universidad; esto ocurre, ante la ausencia de actividades investigativas y la falta de ejecución de programas de proyección social. No obstante, ser la actividad donde más se han centrado los esfuerzos institucionales, el nivel que muestra es excesivamente pobre, tradicional, academicista, carente de toda creatividad innovadora, es improvisada, rutinaria y sin alguna sistematización pedagógica.

Es importante destacar, que cualquier proyecto curricular que no eleve la calidad académica ni promueva, una sólida formación pedagógica de sus recursos docentes, está destinado al fracaso. El recurso humano, y especialmente el docente, ocupan un papel de primer orden y se constituye en la figura principal en la ejecución del proceso docente-educativo.

Por tanto, la tarea de formación docente que debe impulsarse para facilitar los procesos de cambio, es muy compleja; y requiere de un esfuerzo que garantice resultados prácticos a corto, mediano y largo plazos.

En tal sentido, las áreas de formación docente que deben priorizarse son:

- Formación político-filosófica.
- Formación pedagógico-didáctica.
- Perfeccionamiento en su especialidad.

Al respecto, elevar el nivel político ideológico, es una tarea de gran significado que la institución debe cumplir a corto plazo, debido al generalizado analfabetismo político del docente. Sin embargo, hay que aclarar que cuando se habla de la formación ideológica no se trata, como Universidad, de buscar militancia política de nadie, en algún tipo de organización. La finalidad de tales propósitos más bien, debe estar enfocada como actividad académica, destinada a desarrollar el nivel de conciencia del maestro universitario, respecto al trabajo académico que realiza; se intenta pues, que asuma una actitud honesta, sincera, definida y clara; pero que sea adoptada sobre la base de una elección consciente, con un conocimiento de causa de las implicaciones que representa su trabajo docente.

Como se ve, la formación pedagógica-didáctica para el docente universitario es de suma importancia; ello se debe, a que en su ejercicio académico se transforma en el conductor del proceso docente-educativo y éste implica desarrollar, todo un sistema de enseñanza que facilite el aprendizaje y la asimilación consciente por el educando. Si este proceso se ejecuta en forma rudimentaria y sin el empleo del instrumento técnico-metodológico adecuado que requiere un área específica del conocimiento, los resultados que se obtendrán serán estériles.

Por tanto, el profesional que se desarrolla en la docencia, fundamentalmente debe ser, un especialista que maneje y aplique los conocimientos de su carrera, de acuerdo con las diferentes condiciones problemáticas que se le presenten. Además debe estar, actualizado y conocer los nuevos aportes científicos, los nuevos descubrimientos y técnicas que puedan ser utilizados en las condiciones del país.

Los demás aspectos por tomar en cuenta, dentro de un nuevo proceso de formación y perfeccionamiento docente serían:

- Formulación y desarrollo del sistema de supervisión, control y evaluación docente.

- Incentivos económicos para aquellos docentes que en la práctica demuestren interés, dedicación y eficacia en el desarrollo de sus labores.

- Becas, designaciones para eventos académicos, congresos y otros, a los educadores que por sus méritos académicos, su esfuerzo y perseverancia sostenida le merezcan tal elección.

- Oportunidad a todos los profesores universitarios, de capacitarse y atender de manera eficiente sus funciones académicas; pero si en el proceso no se logra la integración del recurso humano con la mística de un verdadero trabajo universitario; si no se desenvuelve con la capacidad, honestidad y esfuerzo requeridos, las instancias de decisión institucional deberán asumir su función de garantizar el desarrollo consciente de la Universidad; entonces deberán separar de su cargo a aquel docente que sea un obstáculo y no represente aportación alguna al proceso de transformaciones académicas y administrativas.


Es necesario que en cada carrera, se realicen procesos de selección de los estudiantes más aventajados, los cuales, pueden incorporarse a labores docentes en programas de formación de nuevos cuadros; dichos elementos pueden ser reclutados a nivel de tercer año, con el objeto de captar lo mejor que se produce en la Universidad; y paulatinamente, reestructurar con nuevos elementos la planta docente.

Para una formación acorde con las necesidades actuales se proponen dos programas: uno con carácter de emergencia, que facilite un nuevo abordaje de la labor docente en el nuevo contexto curricular, el cual debe ir instrumentándose en aquellas facultades que estén por dar inicio con el nuevo proyecto político-pedagógico (currículum).

Un segundo programa, a mediano plazo, cuyo propósito debe ser mantener una formación y perfeccionamiento docente permanente, para todos los profesores universitarios y para los nuevos cuadros que se inician en estas labores; tiene como objeto medular, el logro de un nuevo perfil que eleve el nivel académico- científico y transforme sustancialmente las modalidades de ejercicio docente.

Los dos programas son de vital importancia, para lograr que los docentes, como una de las fuerzas motrices del cambio, se incorporen de manera diferente. El primer programa, considerado como de emergencia, tiene carácter táctico, y el segundo posee características estratégicas[2].

La proyección social

La proyección social, como principio doctrinario y como función académica de la Universidad, constituye el elemento de más discusión y polémica en el contexto de los cambios curriculares.

En la actualidad, la proyección social afronta serias dificultades de carácter conceptual, estratégico y táctico. En lo conceptual no se tiene un enfoque uniforme sobre la función, las características ni del papel que debe cumplir; lo cual significa que por proyección social se entienden cosas diferentes en las distintas unidades académicas. En algunas facultades se interpreta en el sentido del servicio social que el estudiante realiza como requisito de graduación; en otras, como la extensión cultural que debe desarrollar la Universidad en algunos núcleos poblacionales. Se plantea además, como programas asistenciales a comunidades marginales; y en muy pocos casos, como la inserción e impacto social de la Universidad en la sociedad. Esta falta de unificación conceptual para planificar, organizar y ejecutar la proyección social bajo un mismo enfoque unitario, limita la función que la Universidad debe asumir en la sociedad.

En cuanto a lo estratégico, en la institución no ha sido posible desarrollar una política acorde con el plan de desarrollo universitario; política que se traduzca en estrategias viables, realistas y prácticas, para materializar la concepción de proyección social desarrollada en el proyecto político.

La falta de unicidad de enfoque y la imposibilidad de trazar una estrategia, que movilice a todos los sectores en torno a la proyección social, ha dado como consecuencia que las acciones operativas y el desarrollo de programas y actividades en este ámbito, resulten ser acciones aisladas; poco consistentes, carentes de una incidencia real en el proceso de transformación social. Más se enmarca dentro de un activismo carente de toda visión conceptual y organizativa.

El elemento táctico de la proyección social, desprovista de la visión conceptual y de un marco estratégico, carece de todo sentido y de importancia efectiva.

Hasta hoy la proyección social se ha considerado como una actividad paralela del proceso docente-educativo; como acciones marginales "no fundamentales" dentro del desarrollo de los planes de estudio tradicionales.

Sin embargo, planteada bajo un enfoque enmarcado en la concepción elaborada dentro del proyecto político universitario, se le considera como principio doctrinario que implica todo el accionar institucional; por tanto, la docencia en sus múltiples expresiones, la investigación, las publicaciones científicas, el arte y la cultura, quedan comprendidas dentro de este amplio concepto.

Como función académica de la Universidad, la proyección social toma el carácter de actividad que se establece, como medio de vinculación directa de docentes y estudiantes con la práctica, con la vida y la realidad; lo cual, implica que debe constituirse en un aspecto sustancial en el proceso formativo-educativo; concibiéndose, planificándose y materializándose como parte orgánica del desarrollo curricular de cada una de las unidades académicas y carreras.

En el contexto del desarrollo curricular universitario, la proyección social debe organizarse en cuatro niveles estructurales, y traducirse en los siguientes programas académicos:

- Programa de proyección social curricular por carrera
- Programa de proyección social curricular por facultad
- Programa de proyección social curricular institucional
- Programa de proyección social institucional extracurricular.

Programa de proyección social curricular por carrera

Los programas de proyección social por carrera, se constituyen en elemento fundamental formativo del proceso docente-educativo, debido a que ponen al estudiante en condiciones reales de aprendizaje, no artificiales.

Cada carrera define un objeto de estudio concreto, con lo que soluciona un determinado núcleo de problemas sociales fundamentales específicos, los cuales deben abordarse científicamente y buscarse las soluciones más adecuadas. Dentro de este contexto los programas de proyección social por carrera, se constituyen en piedra angular que contribuye a vincular directamente al educando con la realidad de su respectiva realidad profesional; además contribuye desde su propia especificidad a resolver la problemática social.

Con frecuencia se cae en el error, de desnaturalizar las especificidades profesionales de las carreras, asignando tareas propias de otras especialidades. Esto se debe a que no hay programas curriculares donde se defina el núcleo de actividades que deben realizar los alumnos en cada ciclo y año académico, al igual que para los docentes.

La proyección social por carrera, debe ser sistematizada, planificada, y desarrollarse como parte fundamental de las actividades académicas dentro de cada carrera, desde el inicio hasta el final de la misma. Un programa de esta naturaleza, sistemáticamente planificado, establece la forma y los niveles de complejidad en que el educando debe ir asumiendo actividades y funciones profesionales en cada nivel de la profesión.


Los programas de proyección social por facultades

La proyección social, como elemento esencialmente transformador de la realidad, exige que se plantee de manera integral. En ese sentido, los programas de facultades se constituyen en ejes integradores que factibilicen un enfoque y solución multidisciplinaria de los problemas objeto de estudio que se presentan en la realidad. Este tipo de programas permite abordar, desde las distintas especialidades que presentan, un problema social.

Los programas por facultades juegan un papel formativo en el educando, debido a que permiten, conocer las facetas completas de los problemas que se manifiestan en la realidad.

Si bien, los programas por carreras contribuyen a profundizar en la especialización profesional, los programas por facultades permiten desarrollar una concepción social integral de la carrera. Por tanto, ambos procesos constituyen dos aspectos de un mismo todo y de una misma finalidad; los dos desarrollan un proceso educativo integrador, que contribuye a formar el nuevo profesional que la problemática nacional exige.

El planteamiento de programas de proyección por facultades, debe sistematizarse de acuerdo con un eje central que identifique y defina el objeto de estudio de las facultades; y por ende, la problemática central hacia donde debe dirigir todos sus esfuerzos académicos, tomando en consideración los subejes direccionales de las diferentes carreras que la configuran.

El planteamiento y ejecución, tanto de programas por facultades, como de las carreras en particular, deben estructurarse de tal manera que no sean excluyentes, o actividades que se realicen paralelamente; por el contrario, deben ser complementarias; y lo ideal debe ser la formulación de un programa por facultad, donde los subprogramas por carrera, sean componentes estructurales del mismo; lo cual, requiere de una planificación integral y un desarrollo académico coordinado y unificado, tanto conceptual, como metodológicamente.


Programas de proyección social curricular institucional


El currículum como espacio nodal para la proyección social, en cuanto función, requiere de una gran estrategia integradora, que permita el abordaje de la problemática social que vive el pueblo salvadoreño, desde todas las perspectivas posibles.

Los programas de proyección social institucional, desde el contexto curricular, constituyen el máximo nivel de integración académica que debe alcanzar la Universidad; donde se requiere de un esfuerzo supremo de coordinación, planificación y ejecución totalmente integrador.

Este tipo de programa debe estar orientado, a instrumentar proyectos de desarrollo alternativo en cualquier colectividad humana del país, donde la institución lo considere conveniente.

Se le denomina programa curricular institucional, debido a que todas las actividades y acciones que exija su ejecución, deben realizarse desde la práctica académica-curricular, y no como actividad análoga o independiente.

Todo programa institucional se nutre de los programas de las respectivas facultades y carreras; en ellos han de participar docentes y estudiantes, en el marco del desarrollo de su ciclo o año académico respectivo.

Programa de proyección social institucional extracurricular.

Se denomina de esta manera, a todos aquellos programas universitarios extracurriculares que no están directamente ligados al desarrollo académico de las facultades y carreras; tales programas deben atenderse de manera coyuntural, temporal o eventualmente, y aquéllos en donde se requiera algún tipo de cooperación en asesorías o servicios super especializados; o que se salgan de la planificación académica anual establecida.

Este tipo de programa puede requerir de la atención de una sola especialidad o de diversas áreas profesionales.

Para viabilizar el desarrollo de la proyección social, y por ende, una participación más protagónica y militante de la universidad en la transformación y solución de la problemática social, se necesita adoptar las siguientes medidas en el corto y mediano plazos:

- Enmarcar la proyección social como eje direccional y central del desarrollo curricular universitario.

- Promover la discusión, el debate y el análisis permanente sobre la proyección social de todas las instancias, con todos los sectores y niveles universitarios.

- Elaborar un plan anual y quinquenal donde se definan las políticas, estrategias y mecanismos institucionales para la instrumentación de la proyección social.

- Redefinir la concepción, metodología y administración de la proyección social.

- Crear instancias formales para la coordinación de la proyección social, como organismos institucionales con poder de decisión; y no como, simples comisiones encargadas de llevar el control administrativo, pero sin posibilidad alguna de incidencia.

- Formular en el proceso curricular, los programas de proyección social curricular por carreras y facultades.

- Elaborar en el mediano y largo plazos, el programa de proyección social institucional curricular.

En la puesta en práctica de todas las medidas planteadas, podrá institucionalizarse la proyección social, como función real de la Universidad de El Salvador.


[1]V. I. Lenin Cuadernos Filosóficos. Página 155


[2] Ambos programas se han elaborado y los presente a principios de 1988 a la Rectoría de la universidad y aun se continúan discutiendo en las diferentes instancias de la institución, en foros y seminarios, espero que en el corto plazo se pueda crear el Instituto de Formación del Docente Universitario.


PUBLICADO POR PRIMERA VEZ EN FEBRERO DE 1990

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