El presente documento da continuidad, al que fue publicado con motivo de las elecciones para autoridades universitarias realizadas en el año 2003, se publica una nueva propuesta donde se expone la compleja y aun más profunda problemática de la institución, como mi propuesta para la discusión y debate de un nuevo enfoque universitario QUE DE PASO AUN NUEVO PROYECTO POLÍTICO –PEDAGÓGICO DE REFORMA UNIVERSITARIA, con lo cual, espero contribuir con el actual proceso electoral. El texto plantea un conjunto de ideas y reflexiones en torno a la democracia en la universidad, los procesos electorales, las perspectivas y necesidades de un nuevo proyecto académico político-pedagógico y el conjunto de medidas indispensables que se deben de implementar, para que la universidad aporte su contribución a los procesos de resistencia social, desarrollo sustentable y democratización real del país. Espero que haya oportunidad de discutir, debatir y dialogar con los distintos candidatos que se presentan en el proceso electoral y con las instancias electoras.
Debemos aprovechar esta oportunidad para hablar sobre los diversos y profundos problemas que enfrentamos, dado que en tiempos no electorales pereciera que no son temas importantes.
La propuesta analiza una serie de alternativas de inserción de la universidad, tanto en la realidad nacional, como mundial y los desafíos que se le presentan para éste periodo histórico de globalización con énfasis neoliberal.
En el trabajo se enfocan los problemas esenciales que se deben de abordar con seriedad, responsabilidad y rigurosidad académica para iniciar la reforma de la universidad y construir así una mejor relación universidad – sociedad, desde la opción de las mayorías populares, marginadas y
excluidas en el modelo neoliberal, y en consecuencia los retos y tareas históricas con las que debe comprometerse con la realidad política, sin perder la especificidad científica y académica.
ELEMENTOS PARA LA DEMOCRACIA UNIVERSITARIA Y SU CONTRIBUCIÓN A LA DEMOCRATIZACIÓN DE LA SOCIEDAD
La construcción de un proyecto universitario alternativo en El Salvador, no solo debe materializarse en su proyección frente a las demandas y exigencias de democracia en la sociedad, no basta con reivindicar de que el pueblo debe de ser escuchado por sus instituciones y gobernantes, o luchar por la vigencia y el pleno respeto de los derechos humanos que diariamente les son atropellados a los sectores más pobres y excluidos de la sociedad. La universidad también debe aspirar y garantizar que a su interior surjan, se reproduzcan y desarrollen creadoramente nuevas formas y prácticas de democracia real.
El contexto de la sociedad salvadoreña desafía a la universidad para que participe desde su especificidad, en la lucha por una sociedad donde predomine la justicia social y la democracia real. Ante tal situación la institución no debe ni puede rehuir o pretender asumir un rol de falsa neutralidad o quedarse silenciada y dejar de ser conciencia crítica de la sociedad. Por el contrario la función asumida históricamente por la universidad, ligada a su identidad, le exige que retome un papel más protagónico a través del cumplimiento de sus tres funciones académicas esenciales, que como centro de educación superior le obliga a cumplir la misma ley de Educación Superior por tanto, la dimensión de las tareas que se le plantea que se apropie la institución se tienen que contextualizar en lo que debe hacer, con sus propios instrumentos y herramientas académicas y contribuir así a solucionar los problemas que más afectan a ésta sociedad en crisis.
Por lo anterior, es de puntualizar clara y categóricamente que en la intervención de la universidad en la realidad debe realizarla a través de sus legítimos instrumentos como lo son la investigación, la docencia y la proyección social inherentes al perfil y particularidades de la universidad por medio de los cuales debe explicitar en lo fundamental su politicidad.
Hay que establecer como punto de partida, que para construir el principio y la praxis de la democracia en la universidad, se tiene que reconocer el hecho de que forma parte de una sociedad donde los poderes están estructurados de forma autoritaria, verticalista, antidemocrática, marginante y excluyente y que en los más de quince años de post-guerra se han profundizado las desigualdades sociales, donde cada vez los ricos son menos pero más ricos y los pobres son más y más pobres.
En consecuencia, es de destacar que la realidad de la sociedad difícilmente puede evitarse que en gran medida se reproduzca al interior de la universidad los mismos procesos, esquemas, mecanismos y prácticas antidemocráticas, excluyentes y discriminadoras son parte de las características que en la actualidad presenta la institución.
Sin embargo, las máximas aspiraciones de los y las universitarios debe de ser, la de reorientar todo el esfuerzo académico y administrativo para que los esquemas de la cultura de la dominación se reproduzcan lo menos posible, sin caer en la anarquía y los democratismos, pues también se constituyen en procesos perversos que cercenan e inmovilizan el quehacer académico de la institución.
LA UNIVERSIDAD: SUS REALIDADES Y POSIBILIDADES
La universidad urgentemente debe de someterse a procesos de reconversión en lo académico, administrativo y financiero, de cara a romper con la burocracia para que en el mediano y largo plazo se pueda erradicar de su organización las estructuras y valores arcaicos, tanto académicos como administrativos, que conduzcan a cualquier forma de verticalismo, particularmente los verticalismos irracionales y fundamentalista que en el pasado reciente, han sido el método preferido de pequeños grupos que han controlado facultades o la universidad en su conjunto, ya sea en función de sus muy singulares intereses o con justificaciones políticas. Que en todo caso generan el mismo resultado: PARÁLISIS ACADEMICA DE LA UNIVERSIDAD, deterioro del prestigio y reconocimiento de la sociedad y muy bajo nivel de desarrollo científico-tecnológico
La participación real con cabeza propia de los y las universitarias es fundamental, para neutralizar cualquiera de los intentos que con frecuencia se observan de manipulación perversa que ponga en peligro la libertad con responsabilidad, la justicia y la igualdad de oportunidades en la praxis diaria de la vida universitaria.
Solo en el contexto anterior, la universidad podrá insertarse con legitimidad al proceso de resistencia social que a diario libra el amplio y plural sujeto social organizado, así como la población en general QUE NO PROTESTA PERO QUE MIGRA SILENCIOSA Y MASIVAMENTE hacia los Estados Unidos impactada por el neoliberalismo salvaje. En consecuencia solo en este contexto la institución debe aportar su racionalidad en la búsqueda de la transformación positiva de la realidad. No obstante la universidad solo puede alcanzar una adecuada inserción en éste proceso cuando se analice y construya en términos estratégicos la relación universidad – sociedad, la cual no debe de ser un enfoque retórico que quede en la simple declaración de principios teóricos y abstractos que nunca se concretan en la realidad y permanecen en la mera aspiración utópica, por el contrario debe de ser concreta y práctica, y las acciones universitarias tienen de contribuir directa o indirectamente a un acercamiento cada vez mayor de la universidad y la sociedad.
Sin embargo, no se trata de caer en posiciones demagógicas propias del aventurerismo político al asignarle una misión que la universidad no puede cumplir o no deba realizar (tentación frecuente y latente de fuerzas y movimientos de diversos signos ideológicos en el devenir histórico de la institución), tampoco se trata de ser utópico al creer ingenuamente y /o de manera errónea que ha la universidad le corresponde un protagonismo estratégico y convertirse en vanguardia de las transformaciones sociales, pues no se trata de instrumentalizarla en función de la estrategia y objetivos particulares de ningún grupo, movimiento o partido político.
La construcción de una relación sólida universidad – sociedad que le permita el reencuentro con la realidad, solo será posible cuando la universidad se reforme y despegue académica, científica, tecnológicamente y culturalmente superando los actuales rezagos intelectuales e ideológicos, el conocimiento rígido, especulativo y dogmático que en muchas carreras y facultades se promueve y trasmite como el último grito de la ciencia, cuando se trascienda de los formalismos, de los formulismos, de la muy abstracta consigna ideologizada y sin contenido real, cuando se superen las muy arraigadas verdades obsoletas, absolutas y abstractas que constituyen el marco axiológico y doctrinario en que se ha movido la universidad, en su quehacer institucional y educativo por mucho tiempo. Por tanto la búsqueda, construcción e implementación de un nuevo proyecto político-académico es esencial.
El reencuentro entre la universidad y la sociedad se concretará, cuando la institución se convierta en buscadora y constructora de la verdad histórica aquí y ahora, iniciando un cuestionamiento serio, honesto, desalienante y desmitificador de la realidad, especialmente de los grandes problemas que enfrenta actualmente la sociedad global, latinoamericana, centroamericana y salvadoreña tanto a nivel estructural como coyuntural.
Es de puntualizar, que lo expuesto no niega de ninguna manera otras formas de expresión y articulación de la universidad a la realidad socio – histórica siempre y cuando no la terminen desgastando, agotando y desprestigiando aun más, y tal situación coyuntural pueda ser aprovechada para justificar su privatización, concesión o simplemente controlar políticamente su funcionamiento liquidándose así, cualquier perspectiva de autonomía universitaria. Por tanto hay que analizar con mucha seriedad los riesgos y las implicaciones de las retoricas y acciones espontáneas mal entendidas como radicales que puedan servir como pretexto y justificación para ahogar desacreditar o intervenir la universidad por cualquier medio, tenemos que aprender de la rica y multifacética historia universitaria para no volver a repetirla.
INSERCIÓN DE LA UNIVERSIDAD EN LA REALIDAD NACIONAL
Desde una perspectiva en rigor más académica y científica la universidad tiene que insertarse en la lucha por la democratización (en consecuencia por el inalienable derecho del libre acceso) de la cultura, la educación, el arte, la información, el conocimiento, la ciencia, la tecnología, la política y especialmente la economía. En fin la institución debe asumir la firme decisión de tomar la opción, en la cual se contextúe su actuación, de poner en acción todo su talento y talante para contribuir a que sea viable la pluralidad de las ideas y los pensamientos, tanto a su interior como en el seno de la sociedad, pronunciarse y definirse por un autentico pluralismo que sea incluyente y potencie la participación, movilización y organización de los sectores universitarios y la sociedad, PARA PRONUNCIARSE Y LUCHAR CONTRA LOS SIGNOS DE AUTORITARISMOS Y LAS SEÑALES DE CORTE DICTATORIALES QUE SE ESTAN INSTAURANDO DESDE EL GRAN CAPITAL, QUE AUN NO APRENDE DE LA HISTORIA, lo que sin ninguna duda coadyuvará en la construcción de una democracia real, donde los esfuerzos estén centrados por una parte, en la denuncia científica y el ser genuina conciencia crítica de la sociedad para poner al descubierto tanto los sutiles, como los burdos mecanismos establecidos por el actual sistema socio-político y económico para marginar a las grandes mayorías de salvadoreños del derecho a la reproducción material de la vida, de la cultura y por otra parte, para construir modelos alternativos tanto en los ámbitos de la economía, la política y en las esferas más importantes de la vida social, formulados y planteados desde una visión de rigurosidad académica y honestidad política.
La participación universitaria en la construcción de la democracia real y en política en general debe diferenciarse radicalmente del modo y la forma de cómo otros actores lo hacen PUES NO SE TRATA SIMPLEMENTE QUE SE SUME A LA PROTESTA POLÍTICA Y SOCIAL, su función deberá ser más cualificada, profundamente iluminadora y hablar con la voz de la razón a través del conocimiento, e inclusive no solo se trata de fundamentar las opiniones y protestas que realizan los actores sociales frente a la problemática coyuntural y estructural del país, derivados en parte del modelo global de civilización neoliberal, el esfuerzo universitario debe enfatizarse para que las necesidades, demandas y protestas de la gente se traduzcan en propuestas rigurosamente sustentadas y por tanto con posibilidades de viabilidad, empoderando así a las mayorías populares excluidas, porque les pertenece la verdad histórica.
La lucha por la libertad de expresión y la libre emisión del pensamiento, (tan amenazada en esta coyuntura del país) así como los medios para hacerlo se convierten en una de las principales batallas en las cuales debe inscribirse la participación de la universidad, como uno de sus objetivos prioritarios de cara a la democratización de la cultura y de las ideas, respetando su especificidad académica.
Se afirma categóricamente que sin justicia social en El Salvador, no habrá democracia real y que por tanto, la lucha por la democracia es la batalla por la justicia social; para lograrla se requiere de la democratización de la economía, (es decir el que todos los miembros de la sociedad por lo menos dispongan de los recursos y medios básicos para que puedan vivir en condiciones auténticamente humanas y no estar condenados a continuar sobreviviendo en situación de pobreza y pobreza extrema) democratización de lo social, (que implica equidad en el acceso para toda la sociedad: a la salud, la educación, la vivienda, alimentación, al trabajo, al vestuario, la recreación, etc.) y la democratización de la política (participación con conocimiento, participación sin manipulación, participación con libertada de decisión y de elección, libertad de participación, organización y movilización en la solución de las necesidades que enfrenta la gente). Es en éste marco que la universidad debe plantearse científicamente el contexto histórico en el que el sistema socio-político y económico del país ha construido los diversos mecanismos autoritarios, antidemocráticos y de exclusión social del presente, que estructuralmente niegan cualquier posibilidad de justicia social debido, a las actuales formas de generación, distribución, apropiación y acumulación de la riqueza social producida en el país, articuladas a la lógica del neoliberalismo y la globalización de la economía.
APORTES DE LA UNIVERSIDAD A LA DEMOCRACIA DE LA SOCIEDAD
La universidad debiera reflexionar, debatir, reconceptualizar, promover y proponer con mucho talento, creatividad y dinamismo, nuevos enfoques y alternativas que superen las actuales concepciones y prácticas obsoletas de democracia restringida, vigentes tanto en la sociedad como al interior de la institución, limitadas a procesos electorales manipulados desde los poderes facticos o institucionales de muy poca transparencia que funciona como mecanismo que cubre las formalidades de las legislaciones actuales para asignar cuotas de representatividad formal, en las diversas instituciones de la sociedad, tanto a nivel del Estado como en el ámbito municipal y en el caso de la universidad para elegir autoridades a nivel de la rectoría y las facultades, así como para designar representantes en los organismos colegiados generales como la Asamblea General Universitaria y el Consejo Superior Universitario y cada facultad, donde el único mecanismo de participación lo constituye la emisión del voto, para candidatos propuestos y/o negociados por los grupos de poder que controla cada partido político en la sociedad. Situación que se ha replicado con mucha similitud en el pasado reciente de la universidad, con la aun mayor limitación que para la elección de Rector, Vicerrector, Decanos y Vicedecanos en la ley orgánica de la universidad no se reconoce el voto directo para ningún sector de los que la misma ley considera que forman parte de la institución, sino que a través de la representatividad paritaria en el organismo colegiado que la ley define como elector, generándose en su seno muchas veces verdaderas batallas, negociaciones y arreglos que algunas veces huelen a componendas parecidas a las que se gestan a nivel de la política nacional. Es de considerar que se dejo al margen al sector administrativo que tanta incidencia tiene en la vida y quehacer diario de la institución y que cuya participación es determinante para el éxito o fracaso de cualquier intento de reforma académica, administrativa y financiera
El aporte y esfuerzo universitario en este ámbito debe estar orientado en la formulación de nuevos enfoques y prácticas de democracia real a su interior, propiciando las reformas legales a la Ley Orgánica de la institución que faciliten la participación en el marco de una democracia real y no una Parodia de la misma. Donde se combinen la construcción de espacios institucionales para la participación e incidencia efectiva en la toma de decisiones y donde quienes participen como representantes electos ante los organismos colegiados universitarios, sean dignos portadores del sentir y del pensar de los representados y no de la conveniencia propia, ni de pequeños círculos de interés o de poder a los cuales están articulados o son influenciados.
Es urgente que en la universidad se entienda que en está lucha por la democracia, es indispensable su participación en el debate mundial para generar alternativas al modelo económico neoliberal, que concentra como nunca antes en la historia la riqueza en pequeños grupos financieros y frente a un proceso de globalización excluyente que margina a los países del SUR subdesarrollado y le da todo el poder y la riqueza a los países NORTE industrializado.
No cabe ninguna duda que la universidad enfrenta un nuevo desafío histórico, donde concientemente debe de adoptar opciones que se traduzcan en acciones, cuyos efectos políticos contribuyan al desarrollo de la democracia real en la sociedad, rompiéndose así el supuesto mito de la neutralidad universitaria que únicamente favorece a los poderosos de la sociedad.
No obstante lo anterior, la universidad debe de tratar de no caer en el recurrente error que generalmente cometen las universidades al exigir y demandar democracia para la sociedad, pero que en su interior se reproduce todo un sistema autoritario, verticalista, exclusivo y excluyente y por ende antidemocrático. Es de puntualizar que en el mejor de los casos se han dado expresiones de democracia restringida que ha funcionado muchas veces como mecanismo de desahogo o válvula de escape que libera presión, donde se permite y hasta se facilita para que los diferentes sectores universitarios sean escuchados, puedan dar opinión y hacer críticas, pero siempre la dirección se reserva el derecho de tomar las decisiones (que no siempre son tan afortunadas). Tanto a nivel institucional como de las dirigencias gremiales.
Es de destacar, que tampoco se trata de promover democratismos absurdos, donde hasta para las decisiones más irrelevantes se tenga que consultar a las bases, es de hacer notar también, que hay ámbitos de la vida académica de la universidad, donde no caben los procesos electorales y las decisiones no tienen porque tomarse por elección, sino que por sabiduría, por conocimiento, por especialización en un área particular de la ciencia o de la tecnología. En consecuencia la democracia al interior de la universidad debe de verse como un proceso permanente de aprendizaje, que permita de acuerdo a las circunstancias lograr los equilibrios y balances adecuados, para potenciar el desarrollo de la institución con el propósito que cumpla mejor su misión, al servicio de la nación.
En la universidad se deben de dejar las reglas claras, pero muy claras de que se va a entender por democracia y participación de la comunidad universitaria (sobre cuáles son los espacios de participación, los mecanismos y procesos para incidir en la toma de decisiones etc.).
En la actualidad, la universidad aun no logra superar la democracia formal y representativa, y se debe de decir con mucha franqueza que no siempre se respetan las reglas, por tanto aun en éste ámbito limitado se le tiene que plantear con sinceridad a la comunidad universitaria los mecanismos y procesos electorales con la mayor transparencia posible para lograr la representatividad de la colectividad en los organismos y cargos de elección.
La Universidad de El Salvador debe tener como visión, convertirse en el principal centro democratizador de la cultura, ciencia, tecnología, arte, conocimiento e información, recuperar la legitimidad y el liderazgo en la educación superior, no porque así misma se asigne esa condición, sino, porque la sociedad en general y las mayorías populares en particular se lo reconozcan.
La universidad debe proponerse la producción de nuevos conocimientos y la formulación de hipótesis en las diversas áreas de las ciencias y las tecnologías, pero especialmente en el contexto de la política, donde a través de la construcción de la democracia real a su interior, puede aportar una valiosa contribución que sirva como ejemplo de modelo de organización y convivencia humana para la sociedad. Con mucha sinceridad estoy convencido que es la utopía por la que debemos trabajar y comprometernos todos en la institución.
LOS PROCESOS ELECTORALES EN LA UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR
En más de veinte años que tengo de formar parte de la comunidad universitaria, como alumno y como docente he observado muy de cerca por lo menos siete procesos electorales para el relevo de autoridades a nivel de rectoría y decanatos y si bien, cada uno a tenido dinámicas y características distintas en su forma, en su enfoque y esencia, han sido muy parecidos, con características y rasgos comunes.
En primer lugar: se ha sobre dimensionado las características, cualidades y atributos del candidato o candidata ya sean estos reales o ficticias, los enfoques con mayor o menor énfasis se han reducido a una visión mesiánica, en última instancia se presenta al candidato(a) como el Mesías que viene a salvar la universidad, una especie de superhombre o supermujer que con sus dotes y cualidades extraordinarias va realizar las grandes reformas que desde hace más de veinticinco años necesita la institución y quizás, o seguramente por lo menos a nivel de rectoría los(as) últimos seis rectores(as) que he conocido han sido personas muy capaces, lo cual demuestra que se requiere mucho más que cualidades extraordinarias del candidato(a).
En segundo lugar: la campaña electoral y la plataforma electoral ofrecida a la comunidad universitaria, más se articulan a partir de la crítica demoledora, sobre los errores o las cosas que no pudo hacer la gestión que esta finalizando, que en algunos casos pueden ser justificadas y en otros no, sin embargo es un ardil al que siempre se recurre.
En tercer lugar: los candidatos(as) elaboran su plataforma electoral donde se comprometen demagógicamente a hacer cosas que de antemano saben que no van a poder cumplir, pero que pueden parecer muy atractivas para los sectores que votan o que inciden de manera determinante en quienes eligen. Lamentablemente en cada campaña electoral universitaria se ha desaprovechado la oportunidad de discutir, analizar y gestar propuestas de solución a los grandes que presenta la institución.
En cuarto lugar: todos los procesos electorales que he observado en la universidad, han carecido de una verdadera discusión y debate académico serio y riguroso sobre los distintos problemas que la nueva gestión deberá abordar y resolver. CASI SIEMPRE SE PRESENTAN IDEAS GENERALES, ABSTRACTAS, VACUAS, CON LAS QUE TODO MUNDO FÁCILMENTE PUEDE ESTAR DE ACUERDO, PERO QUE NO DICEN NADA, SE REUYE EL DEBATE, LA DISCUSIÓN Y ANALISIS SERIO, sin embargo generan un gran compromiso para quien gana las elecciones, que cuando se convierte en Rector o Decano descubre que entre lo que prometió y la realidad institucional hay una gran divergencia, realmente en muchos de los casos no han sabido que hacer, ni como hacerlo, no disponen de un plan, de un equipo, de medios y recursos y ni siquiera de un consenso básico para intentar hacer algunas de las cosas que dijeron que harían, se enfrenta a la burocracia de la administración pública y especialmente a la de la universidad, el talento y talante de los candidatos que tanto se enarbolo durante la campaña electoral ahora como funcionarios no dan muestra de tales dotes, la universidad en su conjunto y las facultades en particular han continuado su proceso inercial donde en algunos casos la calidad académica a continuado deteriorándose, en otros el estancamiento se a mantenido y en la mejor de las situaciones los cambios muestran una muy lenta y limitada evolución.
En quinto lugar: por lo general es el equipo de campaña o los más allegados asesores(as), los que después de ganar ocupan los puestos de mayor y mejor rango de dirección, muchas veces sin que importe demasiado si la persona designada o nombrada para un determinado cargo reúne las características y atributos que requiere el perfil del puesto, generalmente se considera con derecho por haber trabajado duro en la campaña, en diversas ocasiones los cargos son repartidos durante la campaña solo para ganar apoyos y adeptos electoreros; algunos dirán la política es así, sin embargo se les olvida que están en la universidad y que la naturaleza de las elecciones, así como la designación de funcionarios para ocupar cargos institucionales de cualquier nivel debiera privilegiarse el talento, la capacidad, el conocimiento, las habilidades técnicas, la honestidad, y la vocación de servicio de la persona.
En sexto lugar: es de puntualizar que los bandos perdedores en la mayoría de los casos se convirtieron en una férrea oposición intransigente, intolerante, desgastante y paralizadora del quehacer institucional, ya sea que adopte formas activas o pasivas y solo en raras excepciones han jugado el papel de una oposición constructiva o se han sumado a fortalecer el trabajo académico institucional.
También se debe de considerar los revanchismos de los ganadores, que asumen el control institucional marginando de modo absoluto, intransigente e intolerante a los que identifican como sus enemigos, cuyas actitudes extremistas EN EL PASADO RECIENTE los han llevado a intentar destituir a docentes y trabajadores administrativos, generando de entrada verdaderos conflictos institucionales que terminan desgastando a todo mundo y también producen parálisis académica y administrativa en la institución.
Séptimo lugar: desde la perspectiva universitaria los procesos electorales no debieran estar limitados a la propaganda colorida de formas sin contenido, restringida a las discusiones estériles muchas veces viscerales de pequeños grupos, que cada vez que hay una elección resucitan y salen más divididos de cuando iniciaron la campaña. En verdad seria importante preguntarse con honestidad que tanto se interesa la llamada comunidad universitaria en los procesos electorales, en verdad es legitimo hacerce la pregunta si en la actualidad realmente formamos una comunidad universitaria con objetivos básicos comunes y cohesionada en torna aun gran propósito estratégico particularmente el sector más dinámico y mayoritario, como lo son los estudiantes y me refiero a la totalidad de alumnos y no solo a los sectores estudiantiles organizados. Seguramente también resulta igual de válido hacerse la misma pregunta respecto a los docentes y por supuesto una menor expectativa de parte de los administrativos(as).
por el contrario las elecciones deberían de convertirse en una muy buena oportunidad para promover la participación que lleven a la consolidación de la comunidad universitaria a través de la discusión, análisis y reflexión, con toda seriedad sobre los problemas fundamentales que afectan la educación superior y la universidad en particular, para aportar en la formulación y consenso de las estrategias, las políticas y el plan de desarrollo académico-administrativo a implementarse en la institución y en esto, los organismos e instancias electorales tienen una fuerte cuota de responsabilidad para propiciar que el proceso electoral se enrumbe en esta dirección. El debate no debe limitarse a los candidatos y sus grupos de apoyo. Se vuelve indispensable que todos los universitarios y universitarias que tengamos que decir y aportar algo participemos de la discusión constructiva, para dar nuestra contribución en la formulación de un nuevo proyecto político de universidad sustentado en principios filosóficos.
HACIA LA CONSTRUCCIÓN DE UN NUEVO PROYECTO POLÍTICO-PEDAGOGICO DE UNIVERSIDAD FUNDAMENTADO EN PRINCIPIOS FILOSOFICOS
Los diferentes sectores y personas que conformamos o estamos interesados en el desarrollo de la universidad, debemos de contribuir a la formulación e implementación de un nuevo proyecto político-pedagógico de universidad, sustentado en principios filosóficos, desarrollados históricamente por la humanidad y que se constituyen en los pilares fundamentales de las sociedades en permanente construcción democrática y de todos aquellos sectores defensores de las libertades; por tanto es importante puntualizar de manera explicita la definición de algunos conceptos sustantivos que deberán constituirse en la piedra angular o en la columna vertebral de un nuevo perfil de proyecto político-pedagógico de la universidad.
Desde mi punto de vista la Universidad de El Salvador debe enfatizar como principios filosóficos su carácter de UNIVERSIDAD PUBLICA que se debe de consolidar y desarrollar financiada por el Estado, NO A CUALQUIER IDEA DE PRIVATIZACIÓN, CONSECIÓN U OTRAS formas, similares o conexas. Reafirmarse su naturaleza ACADEMICA, rigurosamente científica y laica(lo cual no significa que se reconoce que el 99.9% de universitarios y universitarias tengan creencias religiosas de carácter cristiano en sus distintas denominaciones, más bien se trata de reafirmar su naturaleza estrictamente científica), su esencialidad DEMOCRATICA, tanto al interior de la institución, como en su proyección en la sociedad que la conviertan en promotora de la LIBERTAD con responsabilidad, con conocimiento y con plena conciencia de las necesidades históricas de la sociedad y la realidad mundial, comprometida con la VERDAD como medio fundamental para combatir la esclavitud y la dominación resultante de la ignorancia, una universidad de rostro humano, de perfil humanista comprometida con la irrestricta protección y defensa de los DERECHOS HUMANOS, que reivindica la EQUIDAD DE GENERO construyendo y proponiendo la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres, luchadora por la inclusión integral de la mujer en los procesos de desarrollo de la sociedad.
Debemos de construir una universidad al servicio de la nación, sin olvidar que vivimos en una sociedad altamente excluyente y que la institución (desde mi óptica) debe de asumir LA OPCION PREFERENCIAL (no excluyente) POR LAS MAYORÍAS POPULARES, DESPOSEIDAS y sumidas en la miseria, una UNIVERSIDAD QUE REALMENTE PRACTIQUE LA CRITICA Y LA AUTOCRITICA capaz de hacer su síntesis histórica para no volver a cometer los mismos errores del pasado.
Debemos de luchar por construir una universidad verdaderamente AUTONOMA, NO MANIPULADA, que no se convierta en apéndice de ninguna fuerza, grupo o partido político, que respete ella misma su autonomía y luche por ella, no debemos de permitir una universidad silenciada, como resultado del chantaje económico o político, como complacencia, conveniencia o comodidad asumida por presiones y /o voluntariamente por la institución.
En un país destruido ecológicamente, al borde de una crisis ambiental irreversible, con un planeta en pleno proceso de cambio climático se debe tener una UNIVERSIDAD ECOLÓGICA, no solo como discurso o retórica ambiental asumida institucionalmente, sino que tal compromiso debe llevar a profundas transformaciones curriculares para que se incluya como parte de la formación profesional de todas las carreras, programas y actividades académicas, ya sean estas de carácter formal o no formal implementadas por la institución. La dimensión ambiental de la universidad también debe quedar explicitada en los estudios y propuestas de solución que se planteen frente a la grave crisis ambiental del país y del planeta.
No hay que perder de vista que todos y cada uno de estos principios rectores que debieran orientar el quehacer institucional deben de tomar sentido, forma y contenidos específicos en un profundo y gradual proceso de reforma académica, administrativa y financiera, enfocada desde una perspectiva de la actual realidad global, regional, nacional y local del país.
MEDIDAS BASICAS DE IMPLEMENTACION INSTITUCIONAL EN EL CORTO Y MEDIANO PLAZO, QUE DEBERÍAN ALCANZAR CONSENSO Y COMPROMISO DE TODOS LOS CANDIDATOS (AS)
La reforma universitaria en los ámbitos académico, administrativo y financiero no son un discurso abstracto, conformado por las buenas intenciones, en concreto deberá ser un conjunto de medidas articuladas en un plan de desarrollo político-pedagógico viable y que alcance niveles básicos de consenso. Por tanto en una primera fase se trata de aplicar medidas insoslayables, a las que difícilmente se les puede decir que no, o encontrar una férrea e intransigente oposición y quizás paralelamente ir trabajando en los consensos y puntos de coincidencia de aquellas medidas que generan más controversia, discrepancias o conflictos o dejar esos asuntos para un segundo momento mientras el proceso se abre paso.
Si de alguna manera habría que llamarles a estas reformas, serian las reformas universitarias de primera generación o instrumentales, las cuales seguramente contribuirán a una reforma más integral, que le devuelvan a la institución el liderazgo nacional en la educación superior y la pongan en el plano de una universidad generadora de conocimiento, ciencia, tecnología y cultura en serio, con absoluta rigurosidad académica.
LAS MEDIDAS BÁSICAS QUE SE PROPONEN SON LAS SIGUIENTES:
Es urgente que la universidad construya procesos que le permitan lograr determinadas acreditaciones y/o certificaciones de la calidad académica, tanto a nivel de la instancia nacional como en algún sistema internacional. Hay que reconocer que en el mundo de hoy las credenciales emitidas por terceros cuentan mucho para el acceso a recursos financieros nacionales y de cooperación internacional particularmente las donaciones.
Una universidad acreditada por terceros, genera mucha más confianza, prestigio y credibilidad en la demanda de sus servicios y en ser voz autorizada de la sociedad, pues se supone que hay una mayor garantía de la calidad de lo que hace. Sin embargo someterse a un proceso de acreditación no es una cosa tan sencilla, dado que en el plano académico demandará de la construcción de todo un sistema de planificación pedagógica institucional, de la irrestricta supervisión del desarrollo educativo, del monitoreo y evaluación docente externo, de la planificación científica, técnica y pedagógica de los programas de asignaturas, unidades o módulos, de la planificación operativa desagregada de los programas de estudio, planificación y desarrollo de planes didácticos por contenido, del desarrollo del guión de contenido básico para cada tema, preparación de materiales complementarios por cada tema, preparación por cada curso de las guías para el procesamiento de los materiales de estudio, instrumentos y guías de evaluación de los educandos por curso.
Es importante destacar que el record de cada asignatura, modulo o unidad se deberá llevar por lo menos en tres tipos de registros: a) al que se denomina como el Portafolio del Educando donde se archiva todo lo del curso correspondiente a los estudiantes, b) el Portafolio del Docente donde se archiva todo lo del curso correspondiente al maestro y c) el Portafolio Institucional del curso donde se archiva tanto lo correspondiente a los educandos como a los docentes por cada curso.
Los procesos de acreditación implicaran también el desarrollo de dos evaluaciones docentes por semestre, realizadas idealmente por una unidad de recursos humanos independiente y aplicando instrumentos de evaluación estandarizados, con reglas muy claras de todo el proceso, evaluaciones idealmente semestrales o anuales de las facultades y la universidad en su conjunto, de los servicios de apoyo, de la labor gerencial de los organismos de conducción, autoridades, jefaturas, de todos los sistemas de administración de lo académico, la administración financiera de la universidad y como trabaja realmente en función de lo académico.
Evaluación y calidad del capital humano e intelectual tanto a nivel docente como en general de toda la institución, considerando los grados académicos, investigaciones realizadas, publicaciones, educación continuada, tipos de actualizaciones profesionales, etc.
Si la nueva administración no tomara la decisión de acreditarse en el corto plazo, se debe puntualizar que estas son acciones que se tienen que realizar como universidad para auto depurarse y mejorar la calidad institucional lo más posible en todas los ámbitos enunciados.
En el corto plazo se debe de iniciar una profunda y gradual reforma curricular de todos los planes de estudio vigentes en la actualidad, lo cual tendrá muchas implicaciones en las diversas esferas del quehacer institucional.
No será tan fácil transformar la educación universitaria fundamentada actualmente en la era industrial de la humanidad y transitar hacia los enfoques de la economía de la información y del conocimiento. Estamos con planes de estudios cuyos fundamentos epistemológicos tienen sus orígenes en el siglo XIX, desarrollados por profesores del siglo XX, para alumnos del siglo XXI, los nuevos planes de estudio deberán de tener como piedra angular la producción de ciencia y tecnología y en el mediano plazo pasar a constituirse en una organización universitaria productora de conocimiento.
No hay que perder de vista que para que la reforma curricular tenga éxito es urgente la reconversión intelectual de la planta docente, hay que invertir esfuerzos y recursos en la capacitación, formación y actualización de los profesores(as), cuya meta debiera ser para los próximos cinco años que todos los docentes de la institución hayan alcanzado el grado académico de maestría.
se deben de superar los rezagos en el conocimiento de un segundo idioma, preferentemente el inglés y nos guste o no es el idioma universal de la ciencia en el presente, pero la meta debe de ser tener cada vez más un mayor porcentaje de profesores bilingües en cualquier idioma universal, el manejo de tecnologías de la información, actualizar los conocimientos de los cursos en los que da clase y del área de la ciencia en la que se desempeña, garantizar el manejo de las tecnologías aplicables a la especialidad, capacitarlo para el manejo y aplicación en su labor docente de nuevos enfoques, métodos y técnicas de la educación universitaria.
No me cabe ninguna duda, que como docentes debemos de auto exigirnos permanentemente, para mejorar constantemente nuestras competencias profesionales y credenciales académicas, por tanto se nos debe plantear como exigencia que estudiemos, que leamos, que nos preparemos, pero para ello la institución debe de garantizar facilidades, medios y recursos.
Una aspiración mínima de la universidad debería de ser, que su personal académico escribiera y publicara por lo menos una o dos veces cada seis meses y que lo que se escriba tenga la rigurosidad básica, para que por lo menos le pueda servir al mismo docente como resúmenes de los cursos que desarrolla.
UNA UNIVERSIDAD QUE SE DECLARA COMO ORGANIZACIÓN PRODUCTORA DE CONOCIMIENTO, NO PUEDE TENER PERSONAL ACADEMICO QUE NO GENERE CONOCIMIENTO, en consecuencia la institución debe apostarle a la investigación científica seriamente y definir una amplia gama de estrategias y políticas donde se identifiquen las prioridades institucionales y si es posible, una agenda de investigación que dinamice en serio la producción de información, ciencia y tecnología; pero también se deben facilitar los medios y recursos para que se pueda hacer esto, acudiendo a la cooperación financiera internacional, a través de gestionar mayor financiamiento estatal y dejar abierta la posibilidad de financiamientos bajo otras modalidades no experimentadas.
La universidad cuenta con un personal académico con muchos años de servicio, algunos de ellos se jubilaran pronto, la institución no dispone de un mecanismo o proceso sistemático para incorporar nuevo recurso humano, especialmente de sangre joven, de profesionales recién graduados que fueron estudiantes altamente aventajados, los mejores, los que realmente se pueden constituir en el capital intelectual de mediano y largo plazo de la institución, personas con vocación, con interés y deseo de hacer carrera como docentes universitarios o como investigadores. Es urgente definir una política de recursos humanos especialmente respecto del personal académico.
La institución debe de resolver el problema de los hora clase, hay facultades donde el personal docente fácilmente cubre el 30% de la carga académica y es un requerimiento permanente debido a que forman parte de los planes de estudio aprobados y vigentes, hay muchos casos en que su carga docente es igual o mayor al de un profesor de tiempo completo, pero no tienen prestaciones aunque se les descuentan y su salario neto no es mayor al 35% de un docente de tiempo completo. Lo cual deja en claro que en la universidad se está incrementando la precarización del empleo. Es inconcebible que haya docentes con más de doce años de tener la condición de profesores hora clase y a nadie le importe; y por otra parte se contratan profesores a tiempo completo sin ninguna experiencia.
A los profesores hora clase se les debe de ofrecer contrataciones permanentes, es un acto de justicia.
Si la universidad pretende cualificar su capital humano se requiere que como parte de todos los esfuerzos de mejoramiento de la calidad académica y eficiencia administrativa se busquen alternativas para el mejoramiento en las remuneraciones saláriales tomando en consideración las nivelaciones saláriales y los incrementos o reconocimientos económicos debido a esfuerzos y meritos alcanzados por cada empleado de la institución.
La universidad debe hacer un profundo análisis, evaluación y definición de prioridades respecto a sus programas de maestrías, debido a que la mayoría de estas surgieron como iniciativas personales de pequeños grupos, como la idea de un funcionario o por que a nivel de cooperación internacional se presento la oportunidad y solo en muy raras excepciones han surgido como resultado de un estudio que demuestre claramente las necesidades del recurso humano formado para la institución, el mercado laboral o el país en su conjunto.
La universidad debe garantizar que todos y cada uno de sus programas de estudio en general y de maestría tenga un estándar de calidad BÁSICO y es una responsabilidad inaplazable, hacer una rigurosa evaluación de las maestrías para reestructurar, fortalecer o cerrar todos aquellos programas que no tengan la calidad mínima; pero este proceso debe de dar paso a la formulación de un nuevo plan global de maestrías, sobre la base de estudios diagnósticos y necesidades de capital humano del país, en el corto, mediano y largo plazo; asimismo se debe de crear el sistema y estructura de administración y funcionamiento de las maestrías.
Es urgente que la universidad incorpore el uso masivo de las tecnologías de la información y no me refiero solo como asignatura especial en los planes de estudio de las carreras, sino como herramienta de uso generalizado en todos los cursos por educandos y educadores, desde el primer ciclo de estudio, para lo cual se requiere invertir en equipos informáticos y crear laboratorios de computo de libre acceso, centros de información de tercera generación u otro tipo de modalidad. Cada alumno y cada docente deben tener sus propias cuentas de correo electrónico y acceso gratuito o de muy bajo costo a Internet. Aun contamos con estudiantes y docentes que nunca han trabajado en una computadora.
Se argumentara que no existen los recursos financieros necesarios y seguramente esto es cierto en la actualidad, pero si se reestructura financieramente la institución y se cambian las prioridades actuales, seguramente se podrán asignar recursos, tal vez no suficientes pero importantes como punto de partida.
La enseñanza y el aprendizaje del idioma ingles se debe generalizar, (al igual que otros idiomas universales) no solo como uno o dos cursos dentro de los programas de estudio, sino que en todos los cursos de las carreras, debemos aspirar a un graduado universitario bilingüe, debido a que en la actualidad se a convertido en el segundo idioma del planeta, es un idioma universal, el idioma de la ciencia, la tecnología y la cultura global, por tanto es fundamental que los estudiantes lo aprendan como un segundo idioma.
En la educación actual la información, el conocimiento, la ciencia, la tecnología y la cultura en general son elementos estratégicos de una universidad y se debe estar actualizado, por tal razón las bibliotecas se tienen que fortalecer, invertir en ellas; en las mejores bibliografías posibles y dar paso al diseño y organización de bibliotecas modernas de primer, segundo y tercer nivel(ya no más, la simple bodega de libros desfasados), se debe de buscar establecer convenios de cooperación para tener acceso en línea a centros de investigación internacional, a bases de datos de organismos internacionales multilaterales y de universidades prestigiosas, en todo caso se debe comprar los derechos. Así como promover, crear y desarrollar la cultura del uso inteligente de la información en los procesos de enseñanza aprendizaje, de investigación y de proyección de la universidad frente a la sociedad.
En una era caracterizada por la ciencia y la tecnología, la formación cuantitativa en todas las carreras en fundamental, por tanto se requiere de un serio cuestionamiento y replanteamiento pedagógico de la enseñanza, especialmente de las matemáticas y las estadísticas. Hay que revisar, curricularmente que se debe de enseñar, como se debe de enseñar, como se debe evaluar, que recursos didácticos se deben utilizar, que tipo de atención hay que darle a los educandos etc..
Las áreas cuantitativas son esenciales, pero se debe romper con los paradigmas actuales, un tanto enciclopedistas y escolásticos con que se enfocan , pues tal como son desarrollados los cursos en el presente sirven muy poco y tienen limitada aplicabilidad, es más, son cursos estigmatizados que desde la óptica de los educandos únicamente sirven para reprobar alumnos y excluirlos de las carreras, después que aplazan en tercera matricula. Lo anterior implica que entre la realidad que se tiene y lo que se necesita, hay una notable discrepancia en la que se debe de trabajar, capacitando y replanteando integralmente los enfoques, contenidos, métodos de enseñanza-aprendizaje y formas de evaluación que emplean los docentes de las ramas cuantitativas.
Es determinante que, en todas las carreras de la universidad se incorpore la enseñanza de modelos cuantitativos y cualitativos, para ello se debe de preparar a los profesores, para que esto, se haga aplicado a cada carrera, con rigurosidad técnica y disciplina científica.
En la institución debemos iniciar una cruzada universitaria por la rigurosidad de la ortografía y la redacción, iniciada desde el primer día que comienzan los alumnos(as) en la universidad, tarea que se debe de realizar en cada curso. A esto se le debe dar la importancia que tiene, dado que se ha soslayado por mucho tiempo; un profesional con mala ortografía es algo así como andar de traje formal y descalzo.
Seguramente habremos docentes con mala ortografía y redacción, pero esta es una deficiencia del sistema educativo del país, que aun ahora debemos de corregir para poder ayudar a los educandos en esta tarea importante.
Se debe de replantear el papel asignado a las ciencias sociales en los planes de estudio y otorgarles el estatus que les corresponde, pasar de enfoques esquemáticos, un poco escolásticos, doctrinarios, altamente politizados en cualquier sentido ideológico a visiones y contenidos que se constituyen en la actualidad en los grandes problemas o temas de discusión y búsqueda de soluciones tanto a nivel nacional como global, que en muchos casos todavía no han sido descubiertos por la universidad.
Seguramente tal como se sirven en la actualidad, muchos de los cursos de las ciencias sociales, particularmente en las carreras de otras áreas de la ciencia son de muy poca utilidad, generan muy baja motivación y en general, tal como se desarrollan aportan muy poco en la formación profesional, tal situación no justifica que la solución que se plantee sea la eliminación de dichos cursos, por el contrario estas áreas hay que fortalecerlas en las carreras, pero reconceptualizando los enfoques, los contenidos, los métodos de enseñanza-aprendizaje, las formas de evaluación y particularmente definiendo claramente como se articularan en los objetivos curriculares de una determinada carrera, esta es una discusión que se a diferidos desde hace mucho tiempo y los académicos de las ciencias sociales no han querido asumir y reivindicar como legitima bandera, pero es algo que ya no se puede prorrogar más.
La nueva administración deberá trabajar para que cada vez, sea un número mayor de salas y aulas las que dispongan de conexiones de acceso a Internet y se pueda utilizar en los procesos educativos. Debemos de orientar todos los esfuerzos hacia la creación de aulas inteligentes.
Como institución que debe buscar la excelencia, se le debe dar mayor preponderancia al rendimiento académico de los educandos, a través del desarrollo de actividades o acciones que hagan sentir que es algo que realmente importa en la universidad, para lo cual se pueden realizar sistemáticamente después de que finaliza cada ciclo o año académico actos de reconocimiento o premiación para los estudiantes que más destaquen, también se pueden implementar olimpiadas académicas por áreas de conocimiento o carreras anualmente, se pueden realizar concursos de investigación para estudiantes y docentes con premios muy atractivos para los primeros lugares etc.
Como parte del mejoramiento de la calidad, de la inserción de la universidad en al sociedad y del debate, análisis, discusión y reflexión de los problemas coyunturales como estructurales del país, se debe de crear la CATEDRA DE REALIDAD NACIONAL, con toda la seriedad, rigurosidad académica y política, cuya máxima aspiración deberá ser, convertirse en el foro de discusión más prestigioso del país.
La universidad debe de trabajar fuertemente por mejorar su programa de asignación de cuotas estudiantiles y de becas, especialmente las remuneradas, garantizando de que se amplié la cobertura y que sea lo más justo posible para que se les asignen las cuotas escolares de acuerdo a sus ingresos escolares así como becas remuneradas a aquellos alumnos(as) que realmente no puedan pagar, porque son de muy escasos recursos económicos y que a la vez, mantengan un rendimiento académico no menor al ochenta por ciento. La meta debiera de ser por lo menos duplicar el número de becarios en los próximos cinco años.
La institución debe construir un sistema que haga factible, que todos los trámites académicos se puedan realizar electrónicamente por Internet y brinde así una mejor atención a sus usuarios.
Todas las carreras que se desarrollan en la institución deben asumir como compromiso, que los horarios de clase tienen que ser muy flexibles y abrir la cantidad de grupos de clase de acuerdo a la demanda real y necesidades estudiantiles y no por conveniencias administrativas o docentes. La consigna deberá ser que todo alumno que quiera cursar una materia y cuente con los prerrequisitos, no la deje de llevar porque ya no hay cupo o disponibilidad de horarios.
En las facultades con más estudiantes, la inscripción de cursos ya no debe de ser algo engorroso, burocrático y torturante para los educandos, el esfuerzo deberá estar orientado para diseñar un sistema que elimine las largas colas, que evite que los educandos se asoleen algunas veces por jornadas prolongadas y que cuando les corresponde su turno se encuentren con la no muy grata sorpresa que están agotados todos los grupos o en los horarios en que él o ella podían cursarla.
Se debe de garantizar que todas las instancias de la universidad, en las que se tengan que hacer tramites académicos o financieros a los educandos se les trate como lo que son: nuestros usuarios, nuestros demandantes de un servicio, nuestros clientes que compran un servicio por el cual el Estado y/o ellos pagan; por tanto tienen derecho a exigir y pedir de nosotros una atención amable, pronta y eficiente, no es un favor el que les hacemos, debido a que nos paga la institución por los servicios que proporcionamos.
En general, será necesario crear la Secretaria de Asuntos Estudiantiles, como una nueva estructura académica administrativa, que se encargue de abordar los múltiples problemas que enfrentan los estudiantes en las diversas facultades y carreras para que sean resueltos de manera expedita de cara a las necesidades de los educandos(as)
Al interior de la institución se debe pactar el más amplio consenso, respecto a las políticas, las estrategias y cupo en relación con el nuevo ingreso, que tantos conflictos causa al inicio de cada año y plantear una negociación seria y sensata con el Ministerio de Educación y el gobierno PARA LA ASIGNACIÓN DE NUEVOS RECURSOS e incrementar las capacidades institucionales que permitan tener una mayor cobertura de alumnos de nuevo ingreso. Al interior de la institución se debe pactar para que no se manipule políticamente este asunto, privilegiando los intereses de los aspirantes de nuevo ingreso y la estabilidad institucional
La universidad debe de garantizar una excelente oferta cultural, deportiva y de recreación en general para sus estudiantes y trabajadores que realmente despierte el interés y la participación.
La universidad no se caracteriza por la limpieza y el ornato, sus aulas con mucha frecuencia permanecen sucias y en las áreas verdes o zonas de circulación se observa mucha basura tirada y en casos extremos se han llegado a formar hasta mini basureros que parece que no le molestan a nadie, los baños son realmente una verdadera porquería y pareciera que tampoco importa, estos son problemas que debemos de combatir de manera frontal y no hay ninguna justificación para que siga pasando esto, dada la cantidad de personal administrativo y de servicio con que cuenta la universidad, de igual forma pasa con el ornato, no hay justificación para que las zonas verdes de la institución permanezca descuidadas.
Como utopías en las que hay que trabajar, para ser alcanzadas en el mediano plazo por la institución se debe pensar en una emisora de radio, porque no en un canal de televisión, porque no en un hospital universitario, porque no en volver a tener un equipo de la universidad en la liga mayor de fútbol, en la creación de un instituto de derechos humanos, el instituto universitario de estudios de la mujer etc. etc.
No me cabe ninguna duda que cada uno de los elementos propuestos son de absoluta obligatoriedad e indispensables en cualquier proceso de reforma universitaria, aunque no son todos, seguramente se quedan algunos de mucha trascendencia; pero que se pueden ir sumando y agregando a todo este proceso de discusión y debate que espero, que este documento contribuya a abrir.
EL TEXTO FUE PUBLICADO POR PRIMERA VEZ, CON MOTIVO DE LAS ELECCIONES PARA RECTOR, VICERRECTORES, DECANOS Y MIEMBROS DE ORGANISMOS COLEGIADOS EN LA UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR, EN EL AÑO 2003, LA VERSIÓN QUE SE PRESENTA ES LA QUE CIRCULO CON OCACIÓN DE LAS ELECCIONES DE 2007
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