INTRODUCCIÓN
El discurso político e ideológico dominante, está planteando de manera sistemática y propagandística, que abrazar la globalización a través, de instaurar en las sociedades de los países pobres del sur, modelos económicos neoliberales es el único camino directo y seguro al desarrollo.
La globalización no solo de la economía, sino que de la cultura, de los problemas ambientales, las relaciones de poder internacional y de la geopolítica en general, obedecen a una lógica, de un nuevo orden internacional, unipolar, más excluyente y en consecuencia; mucho más injusto para los países del tercer mundo.
En el texto se elabora[1], una radiografía del capitalismo actual, en su proceso de globalización, se trata de desmitificar el discurso dominante que las derechas asumen, de manera irreflexiva en América Latina.
El documento aborda, los aspectos fundamentales de la globalización y los impactos en las economías nacionales, de los países pobres, las características neo-colonizadoras que desde el Norte plantea dicho proceso, especialmente por las empresas transnacionales.
Se analiza y discute sobre los ganadores y perdedores de la sociedad global, y se reflexiona en profundidad en torno a las perspectivas reales de integración exitosa que pueden tener las economías del sur, en un modelo donde las reglas se hacen y se imponen, desde el norte industrializado.
Se exponen los dilemas, desafíos y viabilidad, que tienen que enfrentar, las economías subdesarrolladas, si quieren tener éxito en el actual modelo internacional.
El texto, no busca ser la verdad absoluta sobre el tema, de suyo es polémico, seguramente despertará el rechazo o el enojo de los fundamentalistas, adoradores del neoliberalismo, pero tiene la pretensión de generar debate, de provocar alguna reacción académica, frente al discurso dominante, que se impone como religión y ante el cual, nuestros expertos y la gran mayoría de universidades del país, no parecen tener ninguna reacción, ya sea por complacencia, indiferencia, temor o aceptación.
RADIOGRAFÍA DEL CAPITAlISMO ACTUAl, EN SU ESTADIO DE GLOBALIZACIÓN
El capitalismo de burbuja, especulativo financiero actual, que se desarrolla en el marco de la globalización de la economía, concebida desde los países del norte rico, como una nueva cruzada de neocolonización, ha tenido en el ámbito financiero internacional, uno de sus componentes más notables, en efecto, la globalización e integración de mercados financieros internacionales y la liberación de los movimientos internacionales de capital, ha adquirido niveles espectaculares, donde el sistema financiero privado internacional a penetrado a las economías locales, de todos los países del planeta.
Su expansionismo más reciente, lo están realizando hacia los países del tercer mundo, ya no solo en economías emergentes de tamaño mediano o grande, sino que, están comprando los bancos y todos los operadores financieros privados o estatales, en las economías pequeñas y pobres, seguramente la penetración agresiva hacia centroamérica, es cosa de tiempo, y especialmente en El Salvador, una economía recién dolarizada, al servicio exclusivo, de quienes en la actualidad controlan el sistema financiero y los negocios especulativos[2], les parecerá muy atractivo de comprar a la banca mundial, lo cual queda evidenciado con los acontecimientos de la década de los 90’s. Y que se han acelerado durante estos primeros años del siglo XXI, marcada con los sucesos que se han presentado, recurrentemente en los mercados financieros internacionales, desde la transición hacia la moneda única europea que culmino con la circulación aun virtual del euro en 1999. Así también la profunda crisis financiera en 1994 y 1995 de México, el desastre financiero producido por la instauración del modelo neoliberal en Argentina que lo sumió en la crisis más profunda de su economía en la historia reciente, y otros países impactados por efecto “TEQUILA”.
Es notable también la turbulenta crisis sufrida por los países asiáticos, a mediados de 1997, de la cual aun no se recuperan, cuyos efectos han actuado como ondas expansivas de contagio, vulnerando estructuralmente la economía Rusa en 1998 y actuando singularmente sobre la economía brasileña en 1999.
Sin embargo, los efectos del actual capitalismo no se quedan ahí, los escenarios actuales y de futuro, cada vez más crecientes presentan interdependencias en otros ámbitos, complementando la configuración de esta etapa de mundialización, donde se están produciendo cambios rápidos y profundos en la división internacional del trabajo, en la distribución territorial de la actividad económica, modificando pautas, a veces establecidas desde hace bastante tiempo; y que provocan alarma e incertidumbre, donde las nuevas reglas, de este orden internacional, son dictadas e impuestas unilateralmente por un solo país, o bloques económicos, de acuerdo a sus particulares conveniencias, haciendo uso del chantaje diplomático, la amenaza, y concretando efectivamente, el uso de la fuerza militar, cuando así les convenga el botín de guerra a obtener, o la venta de armas, que hace el complejo militar industrial mundial, en cada conflicto armado promovido organizado y ejecutado por los países del primer mundo, se han puesto de moda, las fuerzas multinacionales y las coaliciones militares, porque participar de ellas, significa tener aunque sea alguna pequeña parte del pastel a repartirse.
Por supuesto que las vidas de las personas de los países que serán invadidos, son secundarias, al igual que las, de los soldados que forman los ejércitos invasores, pues en su mayoría están conformadas por jóvenes pertenecientes, a los sectores pobres de esas sociedades, son de minorías étnicas, migrantes o mercenarios.
La aparición en la economía mundial, de nuevos agentes económicos, ya sean estos personas, países y bloques regionales, que emergen con fuerza desde posiciones relativamente marginales; buscando un lugar significativo en la nueva división internacional del trabajo, en un contexto de transnacionalización de la actividad económica, en los ámbitos financieros, productivos y comerciales, cada país o nación ve afectadas sus pautas de especialización, para ocupar un lugar en esta nueva redefinición de la división del trabajo, sin soslayar, que del lugar que ocupe, dependerá en gran medida, el nivel de renta y bienestar; lo cual, define la calidad de vida de cada país, proyectada en un horizonte temporal muy cercano.
Las nuevas reglas de la economía mundial, son absolutamente asimétricas y buscan, no tener reglas, que obstaculicen la conquista, control y monopolio de los mercados por las grandes corporaciones, que se reparten el comercio en el planeta.
Ciertamente, la globalización elimina con las fronteras nacionales, debilita los Estados busca romper con la identidad nacional, que cohesiona a cada país, irrumpiendo con procesos acelerados de desnacionalización.
Los organismos financieros multilaterales, plantean las legislaciones de los países del Sur como obsoletas, pasadas de moda y un obstáculo para el desarrollo, presionando para que se liberen las economías nacionales, entendiendo esto, como el proceso a través del cual, las empresas internacionales puedan hacer los que les dé, la gana y si, los países quieren ejercer legítimas acciones en defensa de sus riquezas naturales nacionales, del medio ambiente o simplemente, de su gente, someten a los Estados Nacionales a procesos judiciales, en tribunales internacionales de sus propios países, hablan de independencia judicial, pero son sus tribunales, sus jueces y su justicia, la que le imponen al mundo pobre y subdesarrollado.
Una característica muy importante del capitalismo actual, es la introducción y desarrollo de la movilidad de los factores, bajo una movilidad asimétrica. Donde la movilidad es muy alta, para el capital financiero, el flujo de servicios y libre para la circulación de mercancías y el capital físico, a través de la inversión directa extranjera sin restricciones.
Esto es así, porque son los factores, que controlan los países ricos, pero su posición es totalmente contraria, cuando se trata, de la movilidad del factor trabajo, que emigra del Sur hacia el Norte, donde están endureciendo la emigración legal, las visas de trabajo que otorgan cada año son decrecientes en número, han criminalizado la emigración ilegal y en algunas zonas de Estados Unidos, hay grupos de ciudadanos “patriotas” que están persiguiendo y literalmente cazando, a los emigrantes latinoamericanos, sin embargo, este trato al factor trabajo, no es exclusivo de los Estados Unidos. Todos los países ricos, que han alcanzado algún grado de prosperidad importante en sus sociedades, están haciendo cosas parecidas, criminalizando la migración y fomentando una corriente creciente anti-emigrante[3], pues, está resultando atractivo para algunos gobiernos, responsabilizar del deterioro de las condiciones de vida de sus sociedades, a los emigrantes, especialmente a los ilegales, que viven en esas sociedades y son tratados como ciudadanos de la última categoría, sin derechos, obligados a vivir en la sombras, sobre explotados con salarios inferiores a los sueldos mínimos vigentes en sus sociedades y tratados, como criminales, muchos de ellos, cazados en alta mar y devueltos a sus países de origen, que en numerosos casos de los países europeos, son ex-colonias africanas, de donde ellos, extrajeron enormes cantidades de riqueza en el pasado.
Una nueva condición, que facilita el actual capitalismo, es la posibilidad efectiva de segmentar los procesos de producción, localizando cada fase del mismo, según sus específicos requerimientos, de acuerdo a la abundancia de recursos naturales; o mano de obra especializada y/o barata en un país o región determinada. Es la participación en la llamada CADENA DEL VALOR, propiciada por el desarrollo científico - tecnológico en general, y por las tecnologías de la información en particular, dando como resultante un nuevo marco, que complejiza notablemente, la distribución territorial de la actividad económica.
Donde los únicos que pueden competir realmente, son las corporaciones transnacionales, que han acumulado inmensas cantidades de recursos económicos, capital intelectual, ciencia, tecnología, enorme experiencia administrativa y cuentan con un apoyo directo de sus Estados Nacionales, para quitarles, cualquier obstáculo que se les presente, al momento de hacer negocios.
Sin duda, que el tercer mundo está excluido de esta lógica del desarrollo actual del capitalismo, excepto como los grandes proveedores de materias primas, mano de obra barata, como espacios territoriales para acoger a las industrias contaminantes, que ya no quieren tener en sus los países y por supuesto, como un gran mercado de consumidores.
Las compañías, que hacen negocios exitosos, que son del tercer mundo, especialmente en economías pequeñas y poco desarrolladas, como la salvadoreña, son la excepción y aquellas, que sean más rentables, con expectativas de expansión regional, seguramente terminaran, siendo compradas por las grandes corporaciones mundiales, lamentablemente conservando todos los privilegios, con que han contado hasta la actualidad, y gozando de la protección y apoyo incondicional, que el Estado les ha prestado siempre[4].
Mientras no haya un cambio de gobierno, con otra clase de mentalidad y actitud, de proteger y salvaguardar los intereses nacionales, con un sentido patriótico elemental; el cual ni siquiera tiene que ser de izquierda, nada va cambiar, tal vez algunas formas, pero no la esencia, no hay que engañarse en esto.
GANADORES Y PERDEDORES, EN EL ACTUAL CAPITALISMO GLOBAL
El actual capitalismo, abre nuevos conflictos y nuevas tendencias en las relaciones internacionales, donde el enfrentamiento capitalismo - socialismo pasa a la historia, dando paso al conflicto Norte - Sur, que presenta un nuevo, asimétrico e injusto orden internacional, donde las reglas son elaboradas, aprobadas e impuestas, desde los países ricos y obedientemente aceptadas por los países pobres, a riesgo de las represalias y castigos unilaterales, o pérdida de concesiones otorgadas por los poderes de la globalización, ya sea esto, directamente o a través del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, y organismos financieros regionales, como el Banco Interamericano de Desarrollo y otros que ellos controlan, por ser países accionistas mayoritarios.
De lo que se trata, es de imponer reglas, para que los países pobres ENTREGUEN SIN RESISTENCIA, sus mercados a las transnacionales de los países ricos, que cuentan con todas las ventajas comparativas y competitivas, tanto en capital, conocimiento, tecnología y experiencia, ante lo cual, es indiscutible, que poco pueden hacer, para competir los pequeños y medianos comerciantes, los pequeños, medianos y grandes industriales (que para sobrevivir se convierten y pasan de ser empresas manufactureras a firmas comerciales), los pequeños medianos y grandes agricultores; para quienes, no hay políticas sectoriales nacionales, y ninguna clase de protección, sin embargo, a los agricultores nacionales les corresponde competir, frente a los agricultores de los países ricos, que no solo tienen ventajas, por el uso intensivo de tecnologías , acceso a capital con tasas de financiación preferenciales, mejores insumos a más bajos precios, sino que, se trata de un sector, subsidiado directamente por los gobiernos del primer mundo, por lo que, ellos pueden vender a precios, con los que nadie puede competir en el tercer mundo, lo cual, sin duda, tendrá unas enormes repercusiones, para las sociedades nacionales, dado que, aumentará las brechas ya existentes de dependencia alimentaria, en manos de los productores y empresas transnacionales, quienes controlaran los precios a su antojo, en la medida que se conviertan en monopolio de los alimentos.
Habrá que ver que le sucede a México, cuando en el año 2008, le corresponda abrir las fronteras, a productos agrícolas estadunidenses y canadienses, de acuerdo a los plazos establecidos en el tratado de libre comercio firmado entre México, Estados Unidos y Canadá, los cuales, llevarán a la bancarrota la agricultura mexicana, con las consecuentes repercusiones en el incremento del desempleo y el aumento de la pobreza, el crecimiento acelerado de la emigración del campo a la ciudad y la emigración hacia los países ricos.
Con el colapso del socialismo real, de la ex Unión Soviética y de los países de Europa del Este y consecuentemente, el fin de esa modalidad de guerra fría, desde el capitalismo industrializado; valga decir principalmente el G-7, se ha promovido un neoliberalismo, sin rostro humano, adaptado a la realidad actual, de un capitalismo arrogante que se considera triunfador, que exhibe y vende, su modelo de economía y democracia, como el mejor y el que se debe de emular, para alcanzar los patrones de vida, que ellos tienen; y en la actualidad andan por el mundo, en una cruzada para promover e imponer, sistemas políticos de democracia formal y representativas.
Reducida a procesos electorales, más o menos transparentes y que instauran modelos económicos de libre mercado, desde la óptica neoliberal, donde se plantea como premisa fundamental “más mercados y menos Estado” entendido esto, como la no participación del Estado, en la regulación de la economía nacional, como la libertad de las empresas para controlar las sociedades, regulando la producción de bienes y servicios, su circulación, precios y condiciones de consumo e imponer una especie de dependencia o dictadura del mercado; por tanto, no es que se amplíen las libertades, es el Estado el que renuncia a ejercer las funciones reguladoras en la sociedad y las deja en manos de privados, quienes las utilizan en su exclusivo beneficio para la obtención de lucro, acumulación y concentración de la riqueza de manera obscena, sin precedentes en la historia.
Se dio paso, a la fiebre de privatizaciones, de las que, solo se ven beneficiadas pequeñas élites económicas y políticas nacionales y las empresas transnacionales, que compran los activos propiedad de la sociedad, que administran los Estados, donde por lo general, las empresas o servicios privatizados pasan de ser, monopolios estatales, para convertirse en monopolios privados, en manos de transnacionales. Y son vendidos a precios irrisorios, generalmente a valor en libros, y no a valores de mercado.
Los gobiernos embaucados, en la fiebre del libre mercado, como discurso ideológico demagógico, generalmente no tienen, ni idea, de cuánto valen LOS ACTIVOS DE LAS EMPRESAS ESTATALES. Ciertamente las empresas nacionales vendidas, al considerar los flujos futuros que generaran, las expectativas de ingresos y utilidades que producirán en el corto, mediano y largo plazo, en manos privadas; dadas las enormes libertades, en que se les deja para operar y poner los precios que quieran, de los bienes o servicios que producen, seguramente, el precio de mercado, en que se debieron haber vendido, dichas empresas, hubiera sido, inmensamente mayor. Es más podrían haberse hecho tan rentables en manos del Estado que resulta un estupidez haberlas vendido[5].
La sociedad no solo pierde su riqueza social, acumulada a lo largo de buena parte de su historia, como Estados Naciones, sino que, tienen que pagar precios mucho más altos, por servicios que no mejorarán demasiado. En síntesis, se privatizan los beneficios y se socializan los costes que son pagados por toda la sociedad.
Ya sea entre bloques económicos, países o desde el norte en general, hacia el sur, se presiona o se influye por la reducción de las barreras comerciales, tanto, arancelarias como no arancelarias, las que no son correspondidas, por las barreras que aplica el Norte, especialmente las no arancelarias, particularmente, por la aplicación de normas y reglamentaciones fitosanitarias que emplean a su conveniencia, para cerrar las fronteras, a productos protegidos y subsidiados en sus economías.
No obstante lo anterior, la apertura de los mercados en los países del Sur en los 90’s contribuyó a una creciente globalización y a los crecimientos, sin procedentes del comercio mundial, cuyos beneficios, han favorecido mayoritariamente a las empresas y países del primer mundo, con enormes transferencias netas de riqueza, convertida en flujos de capital que van del tercer mundo al primer mundo; a través, de las ganancias que obtienen, muy por encima, de la tasa de rentabilidad internacional, de las industrias del sector de la economía donde operan.
Es de considerar, como efecto o causa en el proceso de la industrialización, tanto la estandarización de los bienes y servicios y cierta homogenización de los gustos que a nivel mundial impone la globalización, a través de procesos masivos de transculturización, donde se enseña al sur, a los países pobres el estilo de vida y los patrones de consumo de los países ricos, son nuevos procesos de conquista, una nueva colonización, solo que en primera instancia sin invasiones militares, sin el uso de las armas de la guerra, aunque sin renunciar a la guerra como arma, si fuera necesario; o un botín, demasiado valioso que debe ser asegurado, para el funcionamiento estratégico de algunas de las economías o bloques del primer mundo.
De lo que se trata, es ganar la mente y el corazón de los consumidores, es la guerra desatada entre las transnacionales, por conquistar mercados o segmentos de estos. No es casual que las campañas publicitarias, la propaganda en general y el mercadeo en particular, sean formuladas desde las perspectivas de escenarios de guerra, de las sociedades en la que operan, que únicamente, se convierten en los campos de batalla a ser conquistados. Estos procesos son generalmente del Norte hacia el Sur, donde los mercados de los países del Sur y especialmente las élites privilegiadas, así como, las clases medias asumen patrones relativos de consumo a los del Norte. También se crean, necesidades artificiales en los amplios sectores pobres de la sociedad con alguna capacidad de económica, para el consumo en masa de bienes de bajo costo, no necesariamente indispensables, para una existencia con dignidad humana y por tanto, no por ello, mejora su calidad de vida.
Sin duda que, el planeta ahora parece más pequeño y la percepción global en parte se debe, a la reducción real del espacio geográfico, debido a la revolución en las comunicaciones, con el surgimiento y desarrollo explosivo, de la aplicación y uso de las tecnologías de la información, para fines comerciales en general y de negocios en particular.
Con el abaratamiento del transporte, donde se han generado, disminuciones sustanciales, en los precios y tarifas de larga distancia, los costos y los tiempos de los viajes internacionales, se han reducido; así como, los costes en los fletes aéreos y marítimos.
En verdad, el mundo parece más pequeño, aunque sea una visión ilusoria, temporal, dado los límites energéticos en general y las crisis que el cénit del petróleo provocarán, traducidas en una demanda insatisfecha, con altos precios siempre en escalada, que en el futuro pondrán contra la pared, al modelo actual de globalización.
Un elemento más, que también debe ser ponderado, en el capitalismo actual, es el de la llamada tercera revolución industrial, que ha implicado profundos cambios en la tecnología, la organización y las relaciones sociales y políticas.
Configurando el actual, injusto y asimétrico orden económico internacional, dentro del cual, se ha desarrollado la economía global, convertida en el paraíso de las empresas multinacionales, ofreciéndoles grandes ventajas, ya sea, en el ámbito financiero, comercial y productivo; debido a que cuentan con mercados variados en diversas regiones del mundo, amplificando a un mayor tamaño, sus operaciones, lo cual, les permite aprovechar las economías de escala, la consiguiente baja en los costos y aumento en las utilidades, se ven favorecidos con la reducción en las fases de los ciclos de negocios, en los diferentes países que les proporcionan los beneficios de la diversificación, a escala planetaria o regional, lo cual reduce el riesgo.
Las empresas multinacionales, también cuentan con las ventajas, de tener acceso a fuentes de financiamiento, mucho más baratas y mejor adaptadas a sus necesidades. Es de considerar el hecho de que una multinacional tenga presencia en varios mercados, que le permite acumular un mayor conocimiento, tanto de las nuevas tendencias, tecnológicas y formas de administración, como conocer mejor la competencia y tener una mayor capacidad de respuestas, ante nuevos escenarios.
En consecuencia, al contrario de lo que afirman las teorías administrativas – financieras, las firmas globales por sus mayores márgenes de maniobra a nivel global, son mucho más flexibles y tienen un mayor potencial de crecimiento, de generación de valor, producción de ganancias y en consecuencia, jugosas transferencias netas de plusvalía, de los consumidores del mundo pobre, a los accionistas de las corporaciones[6].
ORDEN, DESORDEN Y CONTRADICCIONES, EN LA ACTUAL ECONOMÍA GLOBAL
Uno de los rasgos, más esenciales del capitalismo actual, consiste en la marcada tendencias de establecer relaciones comerciales, financieras, y tecnológicas empresariales, cada vez más, dentro de un proceso de aceleración de la mundialización de la economía, sin que haya surgido, la institucionalidad a nivel internacional, que regula efectivamente el funcionamiento de este nuevo modelo global, constituyendo por el momento una de las contradicciones, que en el largo plazo, pueden provocar múltiples conflictos, que lleven a una crisis global, irreversible o de elevados costos económicos y humanos.
Sin duda que el escenario actual, ya no permite pensar en un orden internacional bien articulado, como en la época, llamada por algunos “dorada”, del sistema internacional de Bretón Woods, que en buena medida es el antecedente, que ha venido a desenlazar en el actual orden internacional, que resulta inaceptable que haya llevado al absurdo, el discurso que absolutiza el mercado, donde el panorama que se plantea en el horizonte, es una situación en la que se carecerá incluso, de unas reglas del juego aceptadas, de un mínimo entendimiento común, del entorno y por tanto, ya no se podrá hablar de un orden económico internacional, sino más bien, la situación podría caracterizarse, como de desorden internacional.
La economía se encuentra en una coyuntura histórica, que marca la perspectiva para el futuro, la situación del capitalismo actual, es ya delicada, su crisis es global y tanto, la crisis energético que se avecina, como el agravamiento en el futuro de los impactos extremos, producidos por el cambio climático, causado por el calentamiento global del planeta y el deterioro ambiental en general, exigen la reestructuración en su funcionamiento y de no ser así, en las dos primeras décadas del siglo XXI, entrará en graves problemas.
Si bien la globalización, se enmarca en una situación en la que existen, unas reglas básicas del juego a nivel general; y por tanto, aun se puede hablar de un cierto orden internacional, pero el cual, no se concreta en compromisos detallados, que realmente ofrezca oportunidades y ventajas para los países subdesarrollados, de parte de los principales agentes de la economía mundial.
Esta caracterización de las situaciones actual, permite definir la globalización como un proceso, que tiene un ORDEN, PERO SIN SISTEMA; contradicción fundamental, que genera grandes turbulencias en las economías, parecidas a las manifestaciones de los impactos extremos que produce el cambio climático.
En la economía internacional se expresa por las tenciones, fluctuaciones y guerras cambiarias, de las principales monedas que se utilizan como divisas internacionales para el comercio, las inestabilidades financieras, como resultante de las crisis y recesiones, por las que frecuentemente están atravesando, diversas potencias económicas o bloques comerciales y los conflictos comerciales que ya se producen, con mucha frecuencia y que, irán creciendo de manera irreconciliable; son clara evidencia empírica, de un sistema económico internacional, que funciona al revés, dentro de un desorden ordenado, donde solo ganan los poderosos.
¿Y EL SUR QUÉ?
Sin duda, que por más optimista que se quiera ser, el actual capitalismo, se la pone difícil al mundo subdesarrollado y pobre. Estamos frente a un nuevo mundo, el cual, ni siquiera se sospechaba, hace veinte años, para el que no estaba preparado el Sur, sumido en conflictos internos, dictaduras militares y escandalosos casos de corrupción, con poblaciones analfabetas o semi-analfabetas, sin desarrollo de infraestructuras, institucionalidades incipientes, frágiles y manipulables, dependencia absoluta científico – tecnológica, sociedades autoritarias, injusticia social estructural vigente, ausencias de democracia real, con un tejido empresarial poco desarrollado y nada competitivo en el marco de la globalización, una fuerza laboral no calificada y un Estado que desmantela y renuncia al bienestar social de su población, tales son las nuevas reglas, que impone el capitalismo global, que no controla el Sur.
El Sur se encuentra, en el umbral de enormes desafíos, quizás inalcanzables; pero hay algo, que está absolutamente claro, que el proceso de ajuste a esta nueva economía, más excluyente, no está siendo nada fácil; y el tercer mundo, tiene que pagar un precio histórico, demasiado elevado, para dar un salto importante en productividad, eficacia y creatividad, con enormes sacrificios humanos y para los cuales, no cuenta con los recursos y el tiempo necesario.
La tarea para los países subdesarrollados, que se quieren insertar en la actual economía, es doblemente difícil, por un lado, tienen que salvar la brecha que los separa del mundo desarrollado, para lo cual, necesita enormes cantidades de capital y verdaderas, profundas y radicales revoluciones sociales, para la construcción de democracias reales, fuerte institucionalidad al servicio de sus sociedades, radicales reformas de sus sistemas educativos, para la formación de capital humano altamente capacitado, producción de ciencia, desarrollo de tecnología etc. Por otra parte, deben de reestructurar sus economías, de tal manera, que sean competitivos en la actual economía global, lo cual, parece una misión imposible, sin embargo, la humanidad se ha construido a través de utopías. Se vale soñar.
El discurso político e ideológico dominante, está planteando de manera sistemática y propagandística, que abrazar la globalización a través, de instaurar en las sociedades de los países pobres del sur, modelos económicos neoliberales es el único camino directo y seguro al desarrollo.
La globalización no solo de la economía, sino que de la cultura, de los problemas ambientales, las relaciones de poder internacional y de la geopolítica en general, obedecen a una lógica, de un nuevo orden internacional, unipolar, más excluyente y en consecuencia; mucho más injusto para los países del tercer mundo.
En el texto se elabora[1], una radiografía del capitalismo actual, en su proceso de globalización, se trata de desmitificar el discurso dominante que las derechas asumen, de manera irreflexiva en América Latina.
El documento aborda, los aspectos fundamentales de la globalización y los impactos en las economías nacionales, de los países pobres, las características neo-colonizadoras que desde el Norte plantea dicho proceso, especialmente por las empresas transnacionales.
Se analiza y discute sobre los ganadores y perdedores de la sociedad global, y se reflexiona en profundidad en torno a las perspectivas reales de integración exitosa que pueden tener las economías del sur, en un modelo donde las reglas se hacen y se imponen, desde el norte industrializado.
Se exponen los dilemas, desafíos y viabilidad, que tienen que enfrentar, las economías subdesarrolladas, si quieren tener éxito en el actual modelo internacional.
El texto, no busca ser la verdad absoluta sobre el tema, de suyo es polémico, seguramente despertará el rechazo o el enojo de los fundamentalistas, adoradores del neoliberalismo, pero tiene la pretensión de generar debate, de provocar alguna reacción académica, frente al discurso dominante, que se impone como religión y ante el cual, nuestros expertos y la gran mayoría de universidades del país, no parecen tener ninguna reacción, ya sea por complacencia, indiferencia, temor o aceptación.
RADIOGRAFÍA DEL CAPITAlISMO ACTUAl, EN SU ESTADIO DE GLOBALIZACIÓN
El capitalismo de burbuja, especulativo financiero actual, que se desarrolla en el marco de la globalización de la economía, concebida desde los países del norte rico, como una nueva cruzada de neocolonización, ha tenido en el ámbito financiero internacional, uno de sus componentes más notables, en efecto, la globalización e integración de mercados financieros internacionales y la liberación de los movimientos internacionales de capital, ha adquirido niveles espectaculares, donde el sistema financiero privado internacional a penetrado a las economías locales, de todos los países del planeta.
Su expansionismo más reciente, lo están realizando hacia los países del tercer mundo, ya no solo en economías emergentes de tamaño mediano o grande, sino que, están comprando los bancos y todos los operadores financieros privados o estatales, en las economías pequeñas y pobres, seguramente la penetración agresiva hacia centroamérica, es cosa de tiempo, y especialmente en El Salvador, una economía recién dolarizada, al servicio exclusivo, de quienes en la actualidad controlan el sistema financiero y los negocios especulativos[2], les parecerá muy atractivo de comprar a la banca mundial, lo cual queda evidenciado con los acontecimientos de la década de los 90’s. Y que se han acelerado durante estos primeros años del siglo XXI, marcada con los sucesos que se han presentado, recurrentemente en los mercados financieros internacionales, desde la transición hacia la moneda única europea que culmino con la circulación aun virtual del euro en 1999. Así también la profunda crisis financiera en 1994 y 1995 de México, el desastre financiero producido por la instauración del modelo neoliberal en Argentina que lo sumió en la crisis más profunda de su economía en la historia reciente, y otros países impactados por efecto “TEQUILA”.
Es notable también la turbulenta crisis sufrida por los países asiáticos, a mediados de 1997, de la cual aun no se recuperan, cuyos efectos han actuado como ondas expansivas de contagio, vulnerando estructuralmente la economía Rusa en 1998 y actuando singularmente sobre la economía brasileña en 1999.
Sin embargo, los efectos del actual capitalismo no se quedan ahí, los escenarios actuales y de futuro, cada vez más crecientes presentan interdependencias en otros ámbitos, complementando la configuración de esta etapa de mundialización, donde se están produciendo cambios rápidos y profundos en la división internacional del trabajo, en la distribución territorial de la actividad económica, modificando pautas, a veces establecidas desde hace bastante tiempo; y que provocan alarma e incertidumbre, donde las nuevas reglas, de este orden internacional, son dictadas e impuestas unilateralmente por un solo país, o bloques económicos, de acuerdo a sus particulares conveniencias, haciendo uso del chantaje diplomático, la amenaza, y concretando efectivamente, el uso de la fuerza militar, cuando así les convenga el botín de guerra a obtener, o la venta de armas, que hace el complejo militar industrial mundial, en cada conflicto armado promovido organizado y ejecutado por los países del primer mundo, se han puesto de moda, las fuerzas multinacionales y las coaliciones militares, porque participar de ellas, significa tener aunque sea alguna pequeña parte del pastel a repartirse.
Por supuesto que las vidas de las personas de los países que serán invadidos, son secundarias, al igual que las, de los soldados que forman los ejércitos invasores, pues en su mayoría están conformadas por jóvenes pertenecientes, a los sectores pobres de esas sociedades, son de minorías étnicas, migrantes o mercenarios.
La aparición en la economía mundial, de nuevos agentes económicos, ya sean estos personas, países y bloques regionales, que emergen con fuerza desde posiciones relativamente marginales; buscando un lugar significativo en la nueva división internacional del trabajo, en un contexto de transnacionalización de la actividad económica, en los ámbitos financieros, productivos y comerciales, cada país o nación ve afectadas sus pautas de especialización, para ocupar un lugar en esta nueva redefinición de la división del trabajo, sin soslayar, que del lugar que ocupe, dependerá en gran medida, el nivel de renta y bienestar; lo cual, define la calidad de vida de cada país, proyectada en un horizonte temporal muy cercano.
Las nuevas reglas de la economía mundial, son absolutamente asimétricas y buscan, no tener reglas, que obstaculicen la conquista, control y monopolio de los mercados por las grandes corporaciones, que se reparten el comercio en el planeta.
Ciertamente, la globalización elimina con las fronteras nacionales, debilita los Estados busca romper con la identidad nacional, que cohesiona a cada país, irrumpiendo con procesos acelerados de desnacionalización.
Los organismos financieros multilaterales, plantean las legislaciones de los países del Sur como obsoletas, pasadas de moda y un obstáculo para el desarrollo, presionando para que se liberen las economías nacionales, entendiendo esto, como el proceso a través del cual, las empresas internacionales puedan hacer los que les dé, la gana y si, los países quieren ejercer legítimas acciones en defensa de sus riquezas naturales nacionales, del medio ambiente o simplemente, de su gente, someten a los Estados Nacionales a procesos judiciales, en tribunales internacionales de sus propios países, hablan de independencia judicial, pero son sus tribunales, sus jueces y su justicia, la que le imponen al mundo pobre y subdesarrollado.
Una característica muy importante del capitalismo actual, es la introducción y desarrollo de la movilidad de los factores, bajo una movilidad asimétrica. Donde la movilidad es muy alta, para el capital financiero, el flujo de servicios y libre para la circulación de mercancías y el capital físico, a través de la inversión directa extranjera sin restricciones.
Esto es así, porque son los factores, que controlan los países ricos, pero su posición es totalmente contraria, cuando se trata, de la movilidad del factor trabajo, que emigra del Sur hacia el Norte, donde están endureciendo la emigración legal, las visas de trabajo que otorgan cada año son decrecientes en número, han criminalizado la emigración ilegal y en algunas zonas de Estados Unidos, hay grupos de ciudadanos “patriotas” que están persiguiendo y literalmente cazando, a los emigrantes latinoamericanos, sin embargo, este trato al factor trabajo, no es exclusivo de los Estados Unidos. Todos los países ricos, que han alcanzado algún grado de prosperidad importante en sus sociedades, están haciendo cosas parecidas, criminalizando la migración y fomentando una corriente creciente anti-emigrante[3], pues, está resultando atractivo para algunos gobiernos, responsabilizar del deterioro de las condiciones de vida de sus sociedades, a los emigrantes, especialmente a los ilegales, que viven en esas sociedades y son tratados como ciudadanos de la última categoría, sin derechos, obligados a vivir en la sombras, sobre explotados con salarios inferiores a los sueldos mínimos vigentes en sus sociedades y tratados, como criminales, muchos de ellos, cazados en alta mar y devueltos a sus países de origen, que en numerosos casos de los países europeos, son ex-colonias africanas, de donde ellos, extrajeron enormes cantidades de riqueza en el pasado.
Una nueva condición, que facilita el actual capitalismo, es la posibilidad efectiva de segmentar los procesos de producción, localizando cada fase del mismo, según sus específicos requerimientos, de acuerdo a la abundancia de recursos naturales; o mano de obra especializada y/o barata en un país o región determinada. Es la participación en la llamada CADENA DEL VALOR, propiciada por el desarrollo científico - tecnológico en general, y por las tecnologías de la información en particular, dando como resultante un nuevo marco, que complejiza notablemente, la distribución territorial de la actividad económica.
Donde los únicos que pueden competir realmente, son las corporaciones transnacionales, que han acumulado inmensas cantidades de recursos económicos, capital intelectual, ciencia, tecnología, enorme experiencia administrativa y cuentan con un apoyo directo de sus Estados Nacionales, para quitarles, cualquier obstáculo que se les presente, al momento de hacer negocios.
Sin duda, que el tercer mundo está excluido de esta lógica del desarrollo actual del capitalismo, excepto como los grandes proveedores de materias primas, mano de obra barata, como espacios territoriales para acoger a las industrias contaminantes, que ya no quieren tener en sus los países y por supuesto, como un gran mercado de consumidores.
Las compañías, que hacen negocios exitosos, que son del tercer mundo, especialmente en economías pequeñas y poco desarrolladas, como la salvadoreña, son la excepción y aquellas, que sean más rentables, con expectativas de expansión regional, seguramente terminaran, siendo compradas por las grandes corporaciones mundiales, lamentablemente conservando todos los privilegios, con que han contado hasta la actualidad, y gozando de la protección y apoyo incondicional, que el Estado les ha prestado siempre[4].
Mientras no haya un cambio de gobierno, con otra clase de mentalidad y actitud, de proteger y salvaguardar los intereses nacionales, con un sentido patriótico elemental; el cual ni siquiera tiene que ser de izquierda, nada va cambiar, tal vez algunas formas, pero no la esencia, no hay que engañarse en esto.
GANADORES Y PERDEDORES, EN EL ACTUAL CAPITALISMO GLOBAL
El actual capitalismo, abre nuevos conflictos y nuevas tendencias en las relaciones internacionales, donde el enfrentamiento capitalismo - socialismo pasa a la historia, dando paso al conflicto Norte - Sur, que presenta un nuevo, asimétrico e injusto orden internacional, donde las reglas son elaboradas, aprobadas e impuestas, desde los países ricos y obedientemente aceptadas por los países pobres, a riesgo de las represalias y castigos unilaterales, o pérdida de concesiones otorgadas por los poderes de la globalización, ya sea esto, directamente o a través del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, y organismos financieros regionales, como el Banco Interamericano de Desarrollo y otros que ellos controlan, por ser países accionistas mayoritarios.
De lo que se trata, es de imponer reglas, para que los países pobres ENTREGUEN SIN RESISTENCIA, sus mercados a las transnacionales de los países ricos, que cuentan con todas las ventajas comparativas y competitivas, tanto en capital, conocimiento, tecnología y experiencia, ante lo cual, es indiscutible, que poco pueden hacer, para competir los pequeños y medianos comerciantes, los pequeños, medianos y grandes industriales (que para sobrevivir se convierten y pasan de ser empresas manufactureras a firmas comerciales), los pequeños medianos y grandes agricultores; para quienes, no hay políticas sectoriales nacionales, y ninguna clase de protección, sin embargo, a los agricultores nacionales les corresponde competir, frente a los agricultores de los países ricos, que no solo tienen ventajas, por el uso intensivo de tecnologías , acceso a capital con tasas de financiación preferenciales, mejores insumos a más bajos precios, sino que, se trata de un sector, subsidiado directamente por los gobiernos del primer mundo, por lo que, ellos pueden vender a precios, con los que nadie puede competir en el tercer mundo, lo cual, sin duda, tendrá unas enormes repercusiones, para las sociedades nacionales, dado que, aumentará las brechas ya existentes de dependencia alimentaria, en manos de los productores y empresas transnacionales, quienes controlaran los precios a su antojo, en la medida que se conviertan en monopolio de los alimentos.
Habrá que ver que le sucede a México, cuando en el año 2008, le corresponda abrir las fronteras, a productos agrícolas estadunidenses y canadienses, de acuerdo a los plazos establecidos en el tratado de libre comercio firmado entre México, Estados Unidos y Canadá, los cuales, llevarán a la bancarrota la agricultura mexicana, con las consecuentes repercusiones en el incremento del desempleo y el aumento de la pobreza, el crecimiento acelerado de la emigración del campo a la ciudad y la emigración hacia los países ricos.
Con el colapso del socialismo real, de la ex Unión Soviética y de los países de Europa del Este y consecuentemente, el fin de esa modalidad de guerra fría, desde el capitalismo industrializado; valga decir principalmente el G-7, se ha promovido un neoliberalismo, sin rostro humano, adaptado a la realidad actual, de un capitalismo arrogante que se considera triunfador, que exhibe y vende, su modelo de economía y democracia, como el mejor y el que se debe de emular, para alcanzar los patrones de vida, que ellos tienen; y en la actualidad andan por el mundo, en una cruzada para promover e imponer, sistemas políticos de democracia formal y representativas.
Reducida a procesos electorales, más o menos transparentes y que instauran modelos económicos de libre mercado, desde la óptica neoliberal, donde se plantea como premisa fundamental “más mercados y menos Estado” entendido esto, como la no participación del Estado, en la regulación de la economía nacional, como la libertad de las empresas para controlar las sociedades, regulando la producción de bienes y servicios, su circulación, precios y condiciones de consumo e imponer una especie de dependencia o dictadura del mercado; por tanto, no es que se amplíen las libertades, es el Estado el que renuncia a ejercer las funciones reguladoras en la sociedad y las deja en manos de privados, quienes las utilizan en su exclusivo beneficio para la obtención de lucro, acumulación y concentración de la riqueza de manera obscena, sin precedentes en la historia.
Se dio paso, a la fiebre de privatizaciones, de las que, solo se ven beneficiadas pequeñas élites económicas y políticas nacionales y las empresas transnacionales, que compran los activos propiedad de la sociedad, que administran los Estados, donde por lo general, las empresas o servicios privatizados pasan de ser, monopolios estatales, para convertirse en monopolios privados, en manos de transnacionales. Y son vendidos a precios irrisorios, generalmente a valor en libros, y no a valores de mercado.
Los gobiernos embaucados, en la fiebre del libre mercado, como discurso ideológico demagógico, generalmente no tienen, ni idea, de cuánto valen LOS ACTIVOS DE LAS EMPRESAS ESTATALES. Ciertamente las empresas nacionales vendidas, al considerar los flujos futuros que generaran, las expectativas de ingresos y utilidades que producirán en el corto, mediano y largo plazo, en manos privadas; dadas las enormes libertades, en que se les deja para operar y poner los precios que quieran, de los bienes o servicios que producen, seguramente, el precio de mercado, en que se debieron haber vendido, dichas empresas, hubiera sido, inmensamente mayor. Es más podrían haberse hecho tan rentables en manos del Estado que resulta un estupidez haberlas vendido[5].
La sociedad no solo pierde su riqueza social, acumulada a lo largo de buena parte de su historia, como Estados Naciones, sino que, tienen que pagar precios mucho más altos, por servicios que no mejorarán demasiado. En síntesis, se privatizan los beneficios y se socializan los costes que son pagados por toda la sociedad.
Ya sea entre bloques económicos, países o desde el norte en general, hacia el sur, se presiona o se influye por la reducción de las barreras comerciales, tanto, arancelarias como no arancelarias, las que no son correspondidas, por las barreras que aplica el Norte, especialmente las no arancelarias, particularmente, por la aplicación de normas y reglamentaciones fitosanitarias que emplean a su conveniencia, para cerrar las fronteras, a productos protegidos y subsidiados en sus economías.
No obstante lo anterior, la apertura de los mercados en los países del Sur en los 90’s contribuyó a una creciente globalización y a los crecimientos, sin procedentes del comercio mundial, cuyos beneficios, han favorecido mayoritariamente a las empresas y países del primer mundo, con enormes transferencias netas de riqueza, convertida en flujos de capital que van del tercer mundo al primer mundo; a través, de las ganancias que obtienen, muy por encima, de la tasa de rentabilidad internacional, de las industrias del sector de la economía donde operan.
Es de considerar, como efecto o causa en el proceso de la industrialización, tanto la estandarización de los bienes y servicios y cierta homogenización de los gustos que a nivel mundial impone la globalización, a través de procesos masivos de transculturización, donde se enseña al sur, a los países pobres el estilo de vida y los patrones de consumo de los países ricos, son nuevos procesos de conquista, una nueva colonización, solo que en primera instancia sin invasiones militares, sin el uso de las armas de la guerra, aunque sin renunciar a la guerra como arma, si fuera necesario; o un botín, demasiado valioso que debe ser asegurado, para el funcionamiento estratégico de algunas de las economías o bloques del primer mundo.
De lo que se trata, es ganar la mente y el corazón de los consumidores, es la guerra desatada entre las transnacionales, por conquistar mercados o segmentos de estos. No es casual que las campañas publicitarias, la propaganda en general y el mercadeo en particular, sean formuladas desde las perspectivas de escenarios de guerra, de las sociedades en la que operan, que únicamente, se convierten en los campos de batalla a ser conquistados. Estos procesos son generalmente del Norte hacia el Sur, donde los mercados de los países del Sur y especialmente las élites privilegiadas, así como, las clases medias asumen patrones relativos de consumo a los del Norte. También se crean, necesidades artificiales en los amplios sectores pobres de la sociedad con alguna capacidad de económica, para el consumo en masa de bienes de bajo costo, no necesariamente indispensables, para una existencia con dignidad humana y por tanto, no por ello, mejora su calidad de vida.
Sin duda que, el planeta ahora parece más pequeño y la percepción global en parte se debe, a la reducción real del espacio geográfico, debido a la revolución en las comunicaciones, con el surgimiento y desarrollo explosivo, de la aplicación y uso de las tecnologías de la información, para fines comerciales en general y de negocios en particular.
Con el abaratamiento del transporte, donde se han generado, disminuciones sustanciales, en los precios y tarifas de larga distancia, los costos y los tiempos de los viajes internacionales, se han reducido; así como, los costes en los fletes aéreos y marítimos.
En verdad, el mundo parece más pequeño, aunque sea una visión ilusoria, temporal, dado los límites energéticos en general y las crisis que el cénit del petróleo provocarán, traducidas en una demanda insatisfecha, con altos precios siempre en escalada, que en el futuro pondrán contra la pared, al modelo actual de globalización.
Un elemento más, que también debe ser ponderado, en el capitalismo actual, es el de la llamada tercera revolución industrial, que ha implicado profundos cambios en la tecnología, la organización y las relaciones sociales y políticas.
Configurando el actual, injusto y asimétrico orden económico internacional, dentro del cual, se ha desarrollado la economía global, convertida en el paraíso de las empresas multinacionales, ofreciéndoles grandes ventajas, ya sea, en el ámbito financiero, comercial y productivo; debido a que cuentan con mercados variados en diversas regiones del mundo, amplificando a un mayor tamaño, sus operaciones, lo cual, les permite aprovechar las economías de escala, la consiguiente baja en los costos y aumento en las utilidades, se ven favorecidos con la reducción en las fases de los ciclos de negocios, en los diferentes países que les proporcionan los beneficios de la diversificación, a escala planetaria o regional, lo cual reduce el riesgo.
Las empresas multinacionales, también cuentan con las ventajas, de tener acceso a fuentes de financiamiento, mucho más baratas y mejor adaptadas a sus necesidades. Es de considerar el hecho de que una multinacional tenga presencia en varios mercados, que le permite acumular un mayor conocimiento, tanto de las nuevas tendencias, tecnológicas y formas de administración, como conocer mejor la competencia y tener una mayor capacidad de respuestas, ante nuevos escenarios.
En consecuencia, al contrario de lo que afirman las teorías administrativas – financieras, las firmas globales por sus mayores márgenes de maniobra a nivel global, son mucho más flexibles y tienen un mayor potencial de crecimiento, de generación de valor, producción de ganancias y en consecuencia, jugosas transferencias netas de plusvalía, de los consumidores del mundo pobre, a los accionistas de las corporaciones[6].
ORDEN, DESORDEN Y CONTRADICCIONES, EN LA ACTUAL ECONOMÍA GLOBAL
Uno de los rasgos, más esenciales del capitalismo actual, consiste en la marcada tendencias de establecer relaciones comerciales, financieras, y tecnológicas empresariales, cada vez más, dentro de un proceso de aceleración de la mundialización de la economía, sin que haya surgido, la institucionalidad a nivel internacional, que regula efectivamente el funcionamiento de este nuevo modelo global, constituyendo por el momento una de las contradicciones, que en el largo plazo, pueden provocar múltiples conflictos, que lleven a una crisis global, irreversible o de elevados costos económicos y humanos.
Sin duda que el escenario actual, ya no permite pensar en un orden internacional bien articulado, como en la época, llamada por algunos “dorada”, del sistema internacional de Bretón Woods, que en buena medida es el antecedente, que ha venido a desenlazar en el actual orden internacional, que resulta inaceptable que haya llevado al absurdo, el discurso que absolutiza el mercado, donde el panorama que se plantea en el horizonte, es una situación en la que se carecerá incluso, de unas reglas del juego aceptadas, de un mínimo entendimiento común, del entorno y por tanto, ya no se podrá hablar de un orden económico internacional, sino más bien, la situación podría caracterizarse, como de desorden internacional.
La economía se encuentra en una coyuntura histórica, que marca la perspectiva para el futuro, la situación del capitalismo actual, es ya delicada, su crisis es global y tanto, la crisis energético que se avecina, como el agravamiento en el futuro de los impactos extremos, producidos por el cambio climático, causado por el calentamiento global del planeta y el deterioro ambiental en general, exigen la reestructuración en su funcionamiento y de no ser así, en las dos primeras décadas del siglo XXI, entrará en graves problemas.
Si bien la globalización, se enmarca en una situación en la que existen, unas reglas básicas del juego a nivel general; y por tanto, aun se puede hablar de un cierto orden internacional, pero el cual, no se concreta en compromisos detallados, que realmente ofrezca oportunidades y ventajas para los países subdesarrollados, de parte de los principales agentes de la economía mundial.
Esta caracterización de las situaciones actual, permite definir la globalización como un proceso, que tiene un ORDEN, PERO SIN SISTEMA; contradicción fundamental, que genera grandes turbulencias en las economías, parecidas a las manifestaciones de los impactos extremos que produce el cambio climático.
En la economía internacional se expresa por las tenciones, fluctuaciones y guerras cambiarias, de las principales monedas que se utilizan como divisas internacionales para el comercio, las inestabilidades financieras, como resultante de las crisis y recesiones, por las que frecuentemente están atravesando, diversas potencias económicas o bloques comerciales y los conflictos comerciales que ya se producen, con mucha frecuencia y que, irán creciendo de manera irreconciliable; son clara evidencia empírica, de un sistema económico internacional, que funciona al revés, dentro de un desorden ordenado, donde solo ganan los poderosos.
¿Y EL SUR QUÉ?
Sin duda, que por más optimista que se quiera ser, el actual capitalismo, se la pone difícil al mundo subdesarrollado y pobre. Estamos frente a un nuevo mundo, el cual, ni siquiera se sospechaba, hace veinte años, para el que no estaba preparado el Sur, sumido en conflictos internos, dictaduras militares y escandalosos casos de corrupción, con poblaciones analfabetas o semi-analfabetas, sin desarrollo de infraestructuras, institucionalidades incipientes, frágiles y manipulables, dependencia absoluta científico – tecnológica, sociedades autoritarias, injusticia social estructural vigente, ausencias de democracia real, con un tejido empresarial poco desarrollado y nada competitivo en el marco de la globalización, una fuerza laboral no calificada y un Estado que desmantela y renuncia al bienestar social de su población, tales son las nuevas reglas, que impone el capitalismo global, que no controla el Sur.
El Sur se encuentra, en el umbral de enormes desafíos, quizás inalcanzables; pero hay algo, que está absolutamente claro, que el proceso de ajuste a esta nueva economía, más excluyente, no está siendo nada fácil; y el tercer mundo, tiene que pagar un precio histórico, demasiado elevado, para dar un salto importante en productividad, eficacia y creatividad, con enormes sacrificios humanos y para los cuales, no cuenta con los recursos y el tiempo necesario.
La tarea para los países subdesarrollados, que se quieren insertar en la actual economía, es doblemente difícil, por un lado, tienen que salvar la brecha que los separa del mundo desarrollado, para lo cual, necesita enormes cantidades de capital y verdaderas, profundas y radicales revoluciones sociales, para la construcción de democracias reales, fuerte institucionalidad al servicio de sus sociedades, radicales reformas de sus sistemas educativos, para la formación de capital humano altamente capacitado, producción de ciencia, desarrollo de tecnología etc. Por otra parte, deben de reestructurar sus economías, de tal manera, que sean competitivos en la actual economía global, lo cual, parece una misión imposible, sin embargo, la humanidad se ha construido a través de utopías. Se vale soñar.
[1] En el mes de marzo del año 2002, se publicó una versión resumida, en el periódico salvadoreño de circulación vespertina COLATINO, el texto que se presenta, se le han hecho algunas correcciones de estilo y ciertas puntualizaciones en su desarrollo, respetando el enfoque y contenido original.
[2] La dolarización en El Salvador, esta impactando negativamente a toda la economía, debido a que, el Estado, con dicha medida, renuncio a tener política monetaria, lo cual, no garantiza, como se ha expresado, que se tendrán bajísimos niveles de inflación. También resultó demagógico, afirmar que se había eliminado el riesgo de devaluaciones, el dólar como toda moneda, al igual que se puede apreciar respecto a otras monedas como el Yen Japonés o el Euro se puede devaluar, eso depende de la fortaleza o fragilidad de la economía norteamericana, cuyos ciclos de expansión y contracción de su economía son bien conocidos y por tanto dependiendo de esos periodos de recesión o bonanza depende en gran medida el valor del dólar. Tampoco resulto ser cierta la tal bajada de las tasas de interés, si se comparan con las tasas de intereses en dólares de otras economías latinoamericanas no dolarizadas la tasa de interés salvadoreña no es la más baja.
[3] Después de los actos de terrorismo, del once de septiembre en los Estados Unidos, habrá un endurecimiento acelerado, contra la emigración ilegal y fuertes restricciones y controles a la migración legal no solo en Norteamérica sino que en todos los países del norte industrializado.
[4] En el caso del Estado salvadoreño, a protegido a determinadas empresas y grupos económicos quienes, con los privilegios y la salvaguarda del Estado han tenido enormes ventajas para hacer negocios; y que sus empresas sean altamente rentables, lo que les está permitiendo, la expansión regional. Dichas empresas y grupos económicos privilegiados, ahora están lanzados en la conquista de mercados en el continente, lo cual, no tendría nada de malo, si el incremento en sus utilidades, por el mayor volumen en los negocios, se tradujeran en más impuestos para el país, para incrementar la inversión social y no tener que estar, endeudando tanto la nación.
[5] En el caso de El Salvador, la privatización de la banca, la distribución eléctrica y la empresa de telefonía, con leyes hechas a las medida, de las elites económicas nacionales y las transnacionales que las compraron, mantiene estrangulada la economía, a través del sistema financiero y han subido de manera impensable, los costos de la energía eléctrica que a su vez, incrementan los costes de operación de las empresas y para hacer negocios en general, igualmente, los servicios y precios de las empresas de telefonía, aun son muchísimo más altos, que el precio que dichos servicios tienen, a nivel internacional dando como resultados, enormes ganancias para las empresas y sus dueños, a costa de los consumidores salvadoreños.
[6] Sería interesante, hacer un estudio, que haga un balance objetivo, de las ventajas y desventajas para la sociedad salvadoreña, la participación que tienen en la economía nacional, las empresas transnacionales, desde una perspectiva simple que compare costo versus beneficio, en una matriz que integre los costes ambientales y humanos, considerando las actuales reglas y legislación en que operan en el país.
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